lunedì 19 febbraio 2018

KIKO ARGUELLO: ANUNCIO DE CUARESMA 2018


Immagine correlata



En la parroquia Santa Catalina Labouré, Madrid
Domingo, 11 de febrero de 2018

§  Oración del párroco que preside la asamblea
§  Invocación cantada al Espíritu Santo
§  Presentación del video: “Hijas de Jerusalén no lloréis por mí”»


KIKO:
Bien hermanos, de momento os pongo un video, muy breve, que dura solo ocho minutos.

Pero primero quiero presentaros, pues ya sabéis la noticia que han dado en todo el mundo de que nuestro equipo ha sido completado con una hermana, porque la Santa Sede, digamos así, nos ha indicado hacerlo según el Estatuto. Nos han escrito varias cartas diciendo que, según el Estatuto, cuando falta uno de los Iniciadores ––y Carmen falta ya desde hace más de un año–– el equipo internacional tiene que ser completado. Entonces, finalmente, nos han escrito una carta el 9 de enero pasado, que nos ha llegado a nosotros el 24 de enero, donde dice que la fecha para hacerlo era a finales de enero.

Total, que hemos tenido seis días para buscar una hermana. Y, pensad: ¿dónde buscamos una hermana? Pensamos en algunas hermanas itinerantes, pero no era posible porque son responsables de naciones. Pues nos encontramos en gran dificultad, pero gracias a Dios, había dos chicas itinerantes que estaban en Rusia y llevaban allí veinticinco años. Una es de Tudela ––figúrate, de Tudela, qué cosa curiosa–– y la otra de Sevilla. Y el responsable de Ucrania nos ha pedido que,absolutamente, necesitaba una chica para el equipo que supiera ruso.

Entonces, no tuvimos más remedio que coger a esta chica de Sevilla y mandarla a Ucrania.

De forma que quedó la otra chica libre. Ésta es de Tudela; ¡bueno, chica!, tiene cerca de 60 años, 57 años me parece que tiene, que ha estudiado en el mismo colegio que Carmen, fíjate. He dicho: «¡Esto es un regalo de Carmen!». Y gracias a Dios, como el P. Mario necesitaba alguien que le ayudase con el ordenador y esta hermana estaba libre, le hemos preguntado si podía ayudarnos. Y ha dicho que sí. Así estuvo con nosotros haciendo una experiencia que fue muy positiva. Y entonces nos pareció providencial. No tuvimos más remedio que dar su nombre.


Se llama María Ascensión Romero.Ven aquí.

(Aplausos).



ASCEN:

Gracias. ¿Qué decir? Que esto me viene grande. Y me he acordado de Juan Pablo I, que cuando fue elegido Papa decía: «Pero yo no estaba preparado para esto. Si lo hubiera sabido me hubiera preparado mejor». Pues, así digo yo: «pero ¿qué puedo hacer? Prepararme ¿en qué?». No sé, me supera todo. Entonces digo: «¡Qué bien que empieza la Cuaresma!». Y ¿qué puedo hacer? Pues pedir amor a Cristo. Me acuerdo de Carmen, leyendo sus libros, del amor que tenía escondido a Cristo. Y es lo que pido al Señor: que me dé amor a Cristo y me ayude a poder hacer este servicio. No sé, el Señor me inspirará cómo ayudar a estos dos, porque yo no sé cómo. Y por eso, pues: ¿qué puedo decir? Pues lo que dice el Papa: «¡Por favor, rezad por mí!». Pues nada más.



KIKO:

Que conste que nos ha instado la Santa Sede. No es que nosotros hayamos buscado una chica, sino que la Santa Sede nos ha dicho que el Estatuto establece que si uno de los iniciadores falta… Pues ya está. Gracias a Dios es bastante maja, por decir una palabra que nos pueda simplificar un poco.

Bien, si queréis empezamos con un video breve de ocho minutos.


Yo estoy preparando un encuentro con el Santo Padre…


…que será fundamental y muy importante y que tendremos el 5 de mayo próximo, donde celebraremos, como sabéis, los 50 años del Camino Neocatecumenal en Roma, si Dios quiere. Y ya están los hermanos de Sudamérica preparándose, etc. Veremos este esquema que tenemos que preparar y donde esperamos que el Papa envíe 30 misiones ad gentes nuevas y 20 comunidades en misión; y cantaremos el Te Deum con el Papa. Ya tenemos la respuesta de la Santa Sede, que el Papa viene a las 11 de la mañana.

Yo estoy intentando hacer una nueva sinfonía.


He hecho el Sufrimiento de los inocentes, pero pensaba hacer una nueva sinfonía que, como dice el P. Mario, sería una trilogía. El primer movimiento sobre el Aquedah, el segundo sobre las Hijas de Jerusalén y el tercero sobre el texto de El Mesías León para vencer se hizo cordero para sufrir. Y estamos trabajando en ello. Tengo dentro de poco el encuentro con todos los músicos, trescientos músicos, para continuar esta obra. Pero quisiera mostraros la segunda parte: Hijas de Jerusalén no lloréis por mí, porque he añadido una parte que es la que más me interesa, que es cuando dice: «Si esto se hace con el leño verde qué no se hará con el leño seco». Dice Jesucristo, que es una frase fortísima del evangelio: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí. Llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque llegará un día en que diréis a las montañas: cubridnos, ¡Ay de la que esté en cinta! Cosas terribles que van a suceder, que no se han realizado todavía». Dice: «Porque si esto se hace con el leño verde, qué no se hará con el leño seco». Yo interpreto esto, que no lo dice el evangelio, y que quiere decir en palabras de Jesucristo: «No tengo más remedio, digamos así, que ir a salvar a la humanidad, porque si esto hacen conmigo, no os digo lo que está preparado para la humanidad en el infierno, de horror, de fuego, de sufrimientos, de terror. Porque si esto se hace con el leño verde, qué no se hará con el leño seco». Es una palabra verdaderamente terrificante (sic). ¿Jesucristo lo ha dicho pensando en que no tiene más remedio, digamos así, que salvarnos a todos del infierno? No sé, el evangelio no lo dice, el evangelio solamente dice: «No lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos».



De todas maneras, esta es una palabra muy fuerte: «Si esto se hace con el leño verde». A Cristo lo han sometido a una tortura que, según Cicerón, nunca ha existido en el mundo un suplicio mayor, ni existirá: el suplicio de la cruz. Ya sabéis que la cruz era un suplicio inmenso, porque no tocaba ningún órgano vital, solamente el nervio mediano de la mano, que es un nervio sensibilísimo para defender la mano… ¡Algo horrible! Pero como los colgaban así, dice Cicerón, los pulmones se colapsaban y el crucificado no tenía más remedio que, apoyándose en el clavo, lo cual produce unos dolores inauditos y gritaban, levantarse para intentar coger aire. Pero no es que quisiera coger aire, sino que se ve forzado por la propia naturaleza que se resiste, porque él quisiera morir, porque los sufrimientos son indecibles. Y apoyado en los clavos de los pies, tiene que subir hacia arriba. Y el crucificado, constantemente, se estaba moviendo hacia arriba y hacia abajo; constantemente, gritando. Los crucificados gritaban porque el dolor era insufrible. Así que la pobre María ha visto a su Hijo retorcido en este suplicio… ¡Os podéis imaginar! Era un suplicio tan bárbaro que estaba prohibido crucificar a un romano, a un ciudadano romano. Era el suplicio más horrible que había en la tierra, como dice Cicerón, ni jamás habrá, porque estos crucificados podían estar hasta tres días en este sufrimiento indecible: una hora, otra hora, una noche, porque no se morían. ¡Cómo han podido pensar los hombres una cosa semejante! Pero Dios ha permitido que Cristo haya participado de este sufrimiento. Y también la Virgen, que desde las 9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, ha visto a su Hijo en este sufrir, en este coger aire.



Pues, si esto se hace con el leño verde, qué no se hará con el leño seco. Por eso es muy interesante ver en el mundo los sufrimientos tan terribles.



Bien, pues antes de hacer la presentación, escuchamos esta música. Si os gusta, me dais un aplauso y, si no os gusta, me silbáis. Yo soy un pobrecillo que tengo que aceptar ser artista para vosotros, que no es fácil ser artista. Y lo tengo que aceptar porque Dios me ha hecho artista para vosotros. Para hacer estas pinturas, para crear una Iniciación cristiana, para todo lo que Dios ha querido que ayude al Camino y la Iglesia en ese sentido.


§  Proyección del video

Qué maravilloso que el Señor que nos haya salvado de tantos sufrimientos. Qué sería el infierno que estaba preparado para nosotros, porque esta es la realidad: «Si esto se hace con el leño verde qué no ser haría (sic), qué no se hará con el seco». Si con el inocente se hace esto, qué no se hará con los verdaderos culpables que hemos sido nosotros.

Ánimo, pues esperemos que este encuentro sea, para todos, una gracia grande. Es un encuentro donde esperamos prepararnos para esta Cuaresma, la Cuaresma del 2018.

Como sabéis, Dios ha preparado la historia nuestra a través de unos hitos que nos tienen que ir ayudando para prepararnos al encuentro con Él. Y el Año Litúrgico tiene un centro que es la Vigilia pascual, que es la Noche Santa, la noche de la Resurrección de Cristo sobre la muerte por todos nosotros. Y la Iglesia, sabiendo que esto es tan importante, quiere que nos preparemos para que este encuentro, este paso de Jesucristo de la muerte a la vida, donde quisiera arrastrarnos a todos nosotros, no sea una liturgia estúpida, una tontería, porque nuestra vida es algo muy serio.

Ahí están todos los cementerios llenos de muertos y muertos.


Y todos nos moriremos. Él es vencedor de la muerte. Y para ello, la Iglesia –aunque la gente no se ha enterado mucho, pero nosotros, que estamos en una educación cristiana, sí nos enteramos– y nosotros, como catequistas vuestros, tendríamos que enseñaros a vivir la Cuaresma. Por eso hacemos este encuentro: para que sea un tiempo de conversión, de preparación a la Noche Santa, de preparación a la Vigilia pascual.



Entonces, la Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y luego, cuarenta días de conversión. Nosotros intentamos, para dar un sentido de la Cuaresma en las familias, que por lo menos, los viernes de Cuaresma, hiciéramos ayuno de pan y agua, y hacerlo con lo niños, que les gusta mucho a los niños.



Nos gustaría pues que ese día hicierais alguna lectura de algún santo o les habléis de los santos y de la Iglesia, de forma que vuestros hijos tengan dentro ya sembrado la Cuaresma y la preparación a la Vigilia pascual. Lo hemos dicho hace mucho tiempo, ahora hay comunidades más nuevas y no se han enterado mucho, por eso lo quiero repetir.




Si queréis, es importante que los viernes de Cuaresma, en la comida, se ponga un pan y agua; y comemos eso hablando de Jesucristo, de la vida de un santo, o se lee una lectura espiritual. Lo importante es que nos preparamos a la Noche Santa, al momento más importante de este año 2018. Como sabéis, el Miércoles de Ceniza se hace ayuno y abstinencia, no se puede comer carne, ni tampoco los viernes de Cuaresma. La Iglesia ha querido de esta forma preparar el ayuno, que se ha ido reduciendo y ahora consiste en comer menos, nada más, porque la gente no entiende nada, no están educados, no hay una educación verdadera, profunda.



Ahora, como siempre haremos la presentación.



No tenemos jamás una reunión con un grupo de hermanos que no sabemos quiénes son; por eso hace falta que nos presentemos. Aquí están presentes nuestras comunidades. Y son una gracia porque nos vemos pocas veces y es una forma de veros y ver que estáis vivos o más gorditos o más viejos. A todo esto, nosotros pensamos visitar a las comunidades, como sabéis. No sé si os he dicho ya los encuentros que tendremos, el proyecto, si no lo cambiamos, porque tenemos un calendario que ya no es líquido sino que es gaseoso, lleno, lleno de cosas.


Ahora tenemos un encuentro para preparar con los curas de Roma que quieren comunidades en misión, y también un encuentro con todas las comunidades que han terminado el Neocatecumenado. Pero vamos a visitar todas las comunidades, si Dios nos lo permite. Para nosotros es una gracia y un consuelo. Decimos lo mismo que decía S. Pablo, que él estaba deseando visitar las comunidades porque es un consuelo.



§  Presentación de las comunidades



§  Introducción al canto: “Shemá Israel”



KIKO:

Como todos los anuncios de la Cuaresma comenzamos cantando. Y así como en el anuncio de Pascua cantamos una parte delExultet, aquí cantamosShemá Israel. Porque, como sabéis, la Cuaresma se centra en «Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas», lo que dice Dios cuando aparece en el Monte Sinaí. Y la Iglesia nos enseña a amar a Dios con todo el corazón, que significa aceptar sufrir con el cuerpo y, para ello, la Iglesia te invita a ayunar. Amarlo con toda la inteligencia significa reconocer que Dios es Dios y que hace falta hacer oración. Y amarlo con todas tus fuerzas, con el trabajo y con el dinero, pues haciendo limosna. La Iglesia recomienda tres cosas: ayuno, limosna y oración. Vamos a hablar de esto porque es bastante importante, no dicho de cualquier manera, sino seriamente. Y esto tiene como su eje más profundo en el Monte Sinaí cuando Dios aparece a su pueblo y le dice: «Shemá Israel», que en hebreo significa: «Escucha Israel». La primera palabra que dice Dios a su pueblo es escucha, por eso Israel es el pueblo del oído:

«Escucha Israel». Y después dice inmediatamente: «Amarás a Dios con todo tu corazón –no con una parte–, con toda tu alma, tu inteligencia y con todas tus fuerzas; y al prójimo como a ti mismo».

Bien, pues vamos a cantar esto

§  Canto: “Shemá Israel

KIKO:
Como siempre os doy una palabra. Voy a hacer la Palabra de las Tentaciones de S. Lucas. Aunque ya lo conocéis, pienso que es importante.

§  Proclamación del evangelio Lucas 4,1-13


KIKO:
Me han dado este artículo que os voy a leer ahora, de Religión en Libertad, donde habla de que En Reino Unido crean un Ministerio de Soledad, la epidemia del siglo XXI.

Nosotros os hemos dicho que la Santa Virgen María ha inspirado este Carisma. Y de la misma forma que dice a su Hijo: «¡No tiene vino!» (sic), nos ha dicho a nosotros que la gente necesita vivir su fe en una comunidad porque están solos.




Esto que os hemos dicho tantas veces de que en toda Europa hay un fenómeno social verdaderamente terrificante (sic) por la destrucción de la familia, y la gente se divorcia, se junta con otra, pero que, al final, poco a poco, les sucede que después de tres o cuatro matrimonios rotos o arrejuntados, no soportan más y deciden cada uno vivir por su cuenta. Y así aparece un fenómeno: cada vez hay más gente sola, sola, sola. En Italia hay alrededor de nueve millones de personas que están solos.

Esto es un business (negocio) tremendo como ha venido en los periódicos y que le llaman el business de los singles (el negocio de los que viven solos). Esta gente que vive sola son un reclamo para cantidad de empresas que les ofrecen una excursión en barco, fiestas, todo muy bien pagado, para que se junten; le llaman el business del single.

Ahora mismo ha aparecido este artículo que habla de lo que ha sucedido en el Reino Unido (1). Dice:

Europa envejece y la soledad va camino de convertirse en la principal
‘enfermedad’ de Occidente.

O sea, que no os podéis imaginar lo que significa esto, porque aparece un nuevo tipo de pobres, porque se puede estar solo cuando tiene uno cincuenta años, pero si tienes ochenta y siete o noventa años no puedes vivir solo, porque no puedes, ni siquiera, levantarte del wáter. No te digo si te caes, morirás allí, no te puedes levantar; entonces, es imposible vivir solo cuando uno tiene noventa o noventa y dos años.»


Así, la gente en Europa, no llegan esa edad porque se suicidan antes. O sea, que estamos frente a un fenómeno que tiene relación con nuestro Carisma, verdaderamente.


¿Es que nuestros ancianos están solos? Si una familia mete a un anciano en un asilo porque, a lo mejor, no podemos decir que no lo hagan a sus hermanos y familiares, pues los hermanos de la comunidad le van a ver al asilo, preparan con él, celebran con él, lo traen y le llevan en coche; o sea, no está solo. Es una nueva forma de pobreza porque figúrate lo que significa un anciano que ya no puede con su alma, que no puede ni caminar, y está totalmente solo, abandonado por todos.

El mismo día que ha aparecido este artículo que habla de la situación en el Reino Unido, en Gran Bretaña, el mismo día en Italia, el Ayuntamiento de Roma no ha tenido más remedio que crear un sistema de recogida de padres divorciados, porque la mitad, o más de la mitad de los divorciados, al final, están solos y se van a vivir a la calle; se convierten en indigentes y están viviendo en la calle. Y como durmiendo o viviendo en la calle se aguanta pocos años, pues el Ayuntamiento ha decido ir a recogerlos y les ofrecen un sitio donde poder estar y donde les dan de comer. Un hombre al que el juez le ha condenado a pagar a su mujer tanto dinero al mes, pues se queda sin nada, a medida que los hijos se van haciendo mayores, pues deciden irse a vivir a la calle. Pero hay muchísimos, no os podéis ni imaginar.

Gracias a Dios vosotros estáis casados por la Iglesia. Pero es interesante que saquéis la cabeza fuera de este entorno y, así, como un avestruz, que saca la cabeza, y veáis lo que está pasando fuera; porque no nos damos ni cuenta de lo que está sucediendo. Por eso, las familias que mandamos en misión ad gentes nos dicen que todo el ambiente en Holanda, en Alemania o en Suecia ––donde hay muchas comunidades ad gentes en las ciudades de Estocolmo, Göteborg y en otras tantas ciudades–– cuando invitan a los amigos a cenar por la noche, pues no se van; es muy tarde y no sabe ya la mujer qué hacer, les trae una Coca Cola, una pizza, etc. Y ¿por qué no se van? Pues no se van porque en su casa están solos, solos, todo el mundo está solo, y en este ambiente, con las familias con los hijos y con los hermanos del Camino, encuentran un ambiente comunitario, encuentran un ambiente que les impresiona, algo que les llama la atención y que quisieran tener pues lo han perdido; están solos. Por eso sabemos que las familias del
Camino van a evangelizar Europa. Necesitamos miles de familias. Y ya tenemos muchas que parten y donde van crean una presencia de Jesucristo impresionando, que es el amor.

La soledad es el infierno, porque Dios es amor, es una comunidad: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. El demonio está solo y no puede amar. Y la gente que está sola, sola, sola, está en su casita, con ochenta años, y está sola. Y el Estado intenta, en Suecia, paliar esto y mandan a esta gente que está sola un asistente dos veces por semana, una persona que le recoge la casa, que le limpia un poquito y que si ha caído pues lo levantan; pero lo más que hace el Estado, el gobierno sueco, es enviar a estos asistentes dos veces por semana a esta gente que está sola. Tanto es así que hoy, en Suecia, todo el mundo quisiera tener hijos, porque han descubierto que los que tenían algún hijo, pues los hijos se encargan de ayudar a los ancianos. Pero como nadie tiene hijos, pues hay muchos ancianos que están completamente solos. Entonces ahora, quisieran tener hijos para que les ayuden cuando sean ancianos, porque la ancianidad, el ser anciano y estar solo, es un horror, es una tortura. ¿Quién te va a cuidar? ¡Pero si no puedes casi ni respirar, si no te puedes mover y estás solo! ¿Y quién te hace la comida? ¿Cómo te mueves?


La Virgen nos ha dicho: «Hay que hacer comunidades cristianas como la Santa Familia de Nazaret, que vivan en humildad, sencillez y alabanza; el otro es Cristo». No dónde el otro es Cristo, no dice nada de dónde, sino que dice: el otro es Cristo; tiene mucha más fuerza sin decir dónde, porque así es como lo ha dicho la Virgen: haced comunidades cristianas como la Santa Familia de Nazaret, no pequeñas comunidades, sino comunidades como la Santa Familia de Nazaret que vivan en humildad, sencillez y alabanza; el otro es Cristo. Esto es lo que el Espíritu Santo ha dicho desde el cielo en el momento en que mi habitación estaba iluminada, llena de luz mística, y la Virgen estaba detrás y ha proclamado estas palabras y selladas en mi alma con toda su fuerza. Y son palabras para vosotros. No me ha dicho «tienes tú que hacer» sino que ha dicho: «hay que hacer».

Esto, cada vez tiene más fuerza. Y ahora que vemos lo que está pasando en toda Europa y en el mundo entero, pues nos damos cuenta de que es una gracia grande a lo que Dios nos llama: hace presente en vuestra comunidad el amor mutuo, el amor. «Amaos como yo os he amado, en este amor conocerán todos que vosotros sois mis discípulos», esto es: que sois cristianos.

Y si os amáis y sois perfectamente uno» y vuestro amor llega a la unidad perfecta, entonces, todos los que os conozcan se convertirán.

Esto nos ha prometido el Señor: si nuestro amor es uno como el Padre y el Hijo son uno, perfectamente uno. Y sabéis que Dios quisiera que se realizase esto en nosotros, estar en nosotros, perfectamente uno, dentro de nosotros; profundamente uno. ¿Y cómo podemos hacer esto? Pues mediante la conversión. Este encuentro puede ser un momento de gracia para vosotros porque depende todo de la voluntad de Dios. Es Él el que nos hace escuchar, es Él el que nos abre el oído, es Él el que nos ilumina y nos permite hablar y a vosotros escuchar. Y es Él el que sella en lo profundo de vuestro espíritu las palabras que nos inspira.

Como os decía, en la Iglesia, este tiempo de Cuaresma tiene un inicio que es el Miércoles de Ceniza ––la Iglesia lo llama así––, un tiempo de ayuno y abstinencia para todos. Y, después, se abren cuarenta días que nos pone en relación con lo que habéis escuchado en el evangelio de S. Lucas, donde Jesucristo ha estado cuarenta días y cuarenta noches en combate contra el demonio.

Antes de partir para su misión Dios le ha puesto delante un examen: se tiene que enfrentar al Shemá, que es el centro, como sabéis, de la fe hebraica. Los hebreos se levantan y cantan elShemá; antes de acostarse, y también por la tarde, cantan elShemá, el Shemá Israel; eso hacen todos los hebreos. «Escucha Israel, amarás a Dios con todo el corazón». Por eso, convertirse significa ayudaros a que amemos a Dios con todo el corazón.

Como sabéis, en esta primera tentación el demonio puso a Jesucristo frente a esto. Y Jesucristo, Nuestro Señor Jesús, combate. La fe es un combate, como un combate de boxeo, donde está el demonio y está Jesucristo, y Jesucristo se prepara para este combate. Y se preparó para este combate ayunando. Ayunar en el desierto de Judá, con un calor horrible, si no bebes agua te deshidratas. Y dice el evangelio que después de cuarenta días y cuarenta noches Jesús sintió hambre. ¡Hombre, claro, se estaba muriendo, deshidratado totalmente! Entonces, el demonio ha esperado este momento: que estuviera Jesucristo en las últimas; cuando uno está totalmente deshidratado no puede ni moverse. Jesús está medio muerto.

Y entonces el demonio le dice: «¡Reconoce conmigo por qué en la vida tiene que haber sufrimientos tan atroces!». ¿Por qué Auschwitz? ¿Por qué la gente es torturada? ¿Por qué existen las guerras? ¿Por qué el cáncer y hay tanta gente en los hospitales que está sufriendo tantísimo? «¡Reconoce conmigo, si eres Hijo de Dios, por qué Dios tiene que someterte a este sufrimiento tan horrible que, fíjate, te estás muriendo! ¡Reconoce conmigo que esto es una monstruosidad y no se puede obedecer! ¡Di que estas piedras se conviertan en panes! ¡O sea, reconoce que esto no puede ser así, di que esta cruz te sea quitada, te sea quitado este sufrimiento y puedas comer y vivir! ¿Por qué te tienes que morir?

Entonces, no se puede ser cristiano verdadero si no estás dispuesto a ofrecer al Señor el sufrimiento de tu cuerpo. Por eso la Iglesia te dice que si te quieres convertir, si quieres ser cristiano, en esta Cuaresma tienes que ayunar, pasar hambre y sufrir en el cuerpo; sufrir, aceptar sufrir en el cuerpo por amor a Cristo, que ha sufrido en una cruz enormemente. En la antigüedad, en todos los pueblos de España, durante la Cuaresma no se tomaba vino, se dormía en el suelo… Hacían todos pequeños sacrificios, pequeños o grandes sacrificios; era la tradición de los cristianos, de los católicos durante la Cuaresma para prepararse a la Vigilia pascual. Yo comprendo que en el Camino hemos sido muy buenos con vosotros y no os hemos exigido nada. Y hemos hecho lo que hemos podido con vosotros. Yo os diría como dice S. Pablo: os hemos dado leche porque no erais capaces de tomar alimento sólido, es decir, que os hemos tratado como a niños. Pero quizá llega el momento en que no  tengamos más remedio que deciros –y lo digo para mí también– que esta Cuaresma no tenemos más remedio que intentar ofrecer al Señor algún pequeño o gran sacrificio donde, al demonio, le quitemos la fuerza para tentarnos por el sufrimiento de nuestra vida. ¿Cuáles son los sufrimientos de la vida? ¿La vejez? ¿La enfermedad? ¿La falta de dinero? ¿La desobediencia de los hijos? ¿Los nietos? ¡No sé! ¡No sé! El demonio siempre utilizará estos pequeños o grandes sufrimientos para decirte lo mismo que le dice a Cristo: «Pero ¿por qué? Si eres Hijo de Dios por qué tienes tú que sufrir esto. ¡Di conmigo que esto a ti no te debe suceder!». ¿Qué tu mujer tiene un cáncer? ¡Ni hablar! ¡Que se lo dé a otro! «Pero ¿por qué mi mujer tiene que tener un cáncer de huesos, pobrecilla, que está sufriendo y no soy capaz ni siquiera de ir al hospital a verla? ¡No señor!»

Os acordáis de que se publicó en el ABC de un almirante americano, un hombre muy importante en América, tanto es así que un portaviones lleva su nombre, que cuando su mujer tuvo una enfermedad muy grave decidieron hacer un  testamento, y pusieron en el testamento que no querían la resurrección, que no querían resucitar e ir al cielo y que confesaban él y su mujer Dios era un monstruo y que no querían absolutamente la otra vida; y si iban al infierno mucho mejor. Esto dicho así, porque «¡Cómo se permite Dios tocar a mi mujer!». Bueno, no os digo nada sobre el orgullo que puede cegar al hombre, que nos puede suceder a todos. Por eso la humildad, sin humildad no hay nada.

Entonces, la primera tentación es la tentación del pan, es la tentación del estar bien en el cuerpo, de pasarlo bien; es la tentación de ser un burgués, de estar de vacaciones, de pasarlo bien a costa de lo que sea; como sea hay que estar bien, no tener problemas, no sufrir. Y hay gente que si sufre un poquito murmura contra Dios, no ama a Dios con todo el corazón. Amar a Dios con todo el corazón significa, en el fondo, aceptar, por amor a Cristo, por amor a Cristo crucificado, sufrir en el cuerpo, sufrir por amor a Cristo algún sufrimiento.

La segunda tentación, como sabéis, es la tentación que hace referencia a amar a Dios con toda tu alma, con toda tu inteligencia. Y sabéis lo que el demonio hace con

Jesucristo. Lo lleva al pináculo del Templo y le dice: «¿No dice Dios que a sus ángeles encomendará para que tu pie no tropiece contra la piedra? ¿Cómo te van a aceptar a ti, si eres hijo de un carpintero? ¡Toda la clase sacerdotal no te acogerá, no te escuchará nadie y, al final, te despreciarán y te matarán! Claro, todo hombre que tiene una misión, quiere triunfar. Y si quieres triunfar te digo yo cómo tienes que hacerlo. Mira, yo te llevo al pináculo del Templo, y cuando el viernes por la tarde estén todos preparándose para el shabbat, que está todo aquello lleno lleno de hebreos, tú te tiras. Y como dice el salmo que a sus ángeles encomendará para que tu pie no tropiece contra la piedra, no tiene más remedio Dios que enviar a sus ángeles, porque la palabra de Dios es perfecta, no puede causar el efecto contrario, se tiene que cumplir. O sea: tienes que obligar a Dios a que realice lo que dice el salmo». ¡Tentarás a Dios! El demonio invita a Jesús a tentar a Dios con su propia palabra. «Y si te ven bajar del Templo con los ángeles todos te seguirán.

También Israel en el desierto no podía soportar no tener  agua, algo terrible. Y como sabéis, querían matar a Moisés. Y le dice a Dios: «¡Me quieren apedrear!». Y Dios le pregunta a Moisés: «Pero ¿qué quieren?». «¡Quieren que te manifiestes, no soportan más estar en el desierto sin saber si Tú estás o no, si es una pura coincidencia!». «Y ¿qué es lo que quieren que haga?», como tentando a Dios. «¡Pues que les des agua!». Y Dios le dice: «Pues vete a la roca, háblale y te dará agua». Como sabéis, una de las causas por las cuales dicen los rabinos que Moisés fue castigado a no entrar en la Tierra prometida es porque, como Moisés estaba tan escandalizado de que el pueblo se hubiera olvidado de los milagros y de los prodigios que Dios había hecho, abriendo el mar y sacándolos de Egipto y, ahora, comportándose como estúpidos, quieren tentar a Dios, Moisés se escandalizó de ellos y golpeó la roca. Y Dios le dice: «Yo te dije que hablaras. ¿Por qué no hablaste a la roca? ¿Por qué la golpeaste? Pues porque estabas lleno de rencor contra tus hermanos. ¿Y quién te crees tú? ¿Te crees superior a tus hermanos? ¿De dónde te saqué yo?». Por escandalizarse de sus hermanos Dios le castigó a no entrar en la Tierra prometida; esto dice una corriente rabínica, porque no se sabe exactamente por qué Dios, después de los milagros que ha hecho Moisés, con el que Dios hablaba cara a cara, no le ha permitido entrar en la Tierra prometida. Y una de las tradiciones es esta.

Y es muy interesante porque no podemos escandalizarnos de nadie; ni siquiera de los fascistas o de los nazis o de quien sea. Tú no te puedes escandalizar de nadie porque tú eres el último y el peor de todos. Y si no tienes este espíritu no sabes lo que es el cristianismo.

Considérate el ultimo y el peor de todos! Lo dice S. Pablo: «¡Considerando a tus hermanos de comunidad superiores a ti!»


¡Hombre! ¿Vosotros consideráis a los hermanos de la comunidad superiores a vosotros? ¿Los demás son superiores a ti? ¿Te consideras una porquería, una «eme»? ¿Eres el último y el peor de todos? ¿Te lo crees? ¡No! ¡Qué te vas a creer eso! ¡Pues nos falta mucho para ser cristianos!

Cristianos, enamorados de Cristo, uno con Cristo. ¡Uno con Cristo y solos en el universo! Quien no ha dicho: Cristo y yo somos uno y estamos solos en el universo no sabe lo que significa ser cristiano. Tú y Cristo solos en el universo. ¡Fíjate qué maravilla estar con Cristo uno, profundamente uno!

***

Sabéis que Tolkien se convierte al cristianismo por lo que fue odiado y rechazado por toda su familia.

¿Cómo podremos amar a Jesucristo? Bueno, pues el amor a Jesucristo es algo verdaderamente grande. Y lo primero que tienes que hacer es pedirle al Señor que te dé amor a Jesucristo. Pídeselo a su madre, a la Virgen. Sin oración no hay vida cristiana. Bueno, mañana pídeselo a la Virgen: te pones de rodillas y le dices a la Virgen: «¡Ayúdame a amar a tu Hijo como lo has amado Tú! ¡Ayúdame a amarlo, a quererlo! ¿Es lo que quiere Dios, quiere Dios que yo ame a tu Hijo, que ame a Jesucristo?». Amar a Dios y a Su enviado, a Cristo. Pues esto lo primero. ¿Y qué es el amor? ¿Es un sentimiento? ¿O no sientes ningún amor? Pues no es un sentimiento. Fíjate, la madre Teresa de Calcuta estuvo años y años sin sentir nada de nada de nada, y es una gran santa. No es un sentimiento, el amor a Cristo se muestra haciendo la voluntad de Dios y buscando el último lugar. Os hemos invitado en el Camino: ¡Buscad la humildad! ¡Haceos pequeños! ¡Consideraos los últimos y los peores de todos!

Cuando veas a un hermano del Camino di: «¡Ese es mejor que yo! ¡Esa es mejor que yo! ¿Yo? ¡Yo no merezco estar aquí, yo tendría que estar en la cárcel! Y si fuera una mujer tendría que estar en un prostíbulo o, como una prostituta, tendría que estar por las calles. ¡No merezco estar aquí! ¿Por qué Dios me ha dado un marido a mí? ¿Es que soy mejor que las que están por ahí, esclavas de la trata de blancas? ¿Qué pecados tan horribles han hecho esas mujeres? ¿Yo? ¿Quién soy yo? ¿Por qué?». Eso es una forma de considerar, profundamente, el misterio de la elección divina. No te consideres mejor que nadie: considera que Dios tiene hacia ti una gracia. Por eso vive tu vida de una manera agradecida, sé agradecido a Dios por su amor.

Y yo también tengo que estar agradecido a Dios que me tiene todavía aquí cuando me merezco estar en el infierno o en la cárcel o en otro sitio.

Pero a todos nos espera la muerte, que es algo fantástico. O sea, que nosotros los cristianos podemos ir al cementerio a darnos un paseíto y pasarlo bien e irnos a merendar. ¿Por qué? Porque no tenemos miedo a la muerte. Cristo ha venido para vencer la muerte y sabemos que esos despojos ––como piensan muchos–– que hay allí de tanta gente, nosotros sabemos que tal y como aparece en esa imagen del icono de la Dormición de la Virgen María, que es imagen de todo cristiano, en el momento de la muerte aparece Cristo que lleva en sus manos el alma de la Virgen. Pues así va a suceder con nosotros. Todos vosotros, en el momento en que vayamos a morir, aparecerá Cristo y cogerá nuestra alma consigo y nos llevará con él; como se ha llevado a Carmen. O sea, la victoria sobre la muerte.

Vivir esto es la Pascua, es la Vigilia pascual, vivirlo realmente, ciertamente, uniéndonos a Cristo muerto en la cruz. Y resucitados con Él, en esa noche, Dios quiere que la resurrección de Cristo sea nuestra resurrección, unidos a Él, y no sea una liturgia tonta.

Para ello tenemos que vivir una Cuaresma unidos a Él con los Laudes por la mañana, con los salmos, haciendo algún sacrificio por amor a Jesucristo; con la comunidad, viviendo la liturgia de todos estos domingos de Cuaresma que son siempre unos evangelios muy importantes. Nos prepara la Iglesia a vivir este momento que es un momento impresionante, y que es que Dios haya querido, en esta noche, pasar y resucitarnos con su Hijo. Y en eso muestra el amor que nos tiene: salvándonos de la muerte. (…) Por eso los cristianos tenemos que vivir en la alegría de la resurrección de Cristo. Un santo triste es un triste santo. Un cristiano triste es un triste cristiano, no es ni cristiano.

La tercera tentación, como sabéis, es la tentación del dinero, del éxito en el mundo. El pueblo de Israel no soportaba que no tuvieran una religión porque todas las religiones, las religiones populares, tienen un centro: usar la religión para estar mejor, para tener más dinero, para estar más salud (sic); todo.

Y para eso tienen el templo, para pedirle al dios que te dé dinero, salud y pasarlo bien; y para eso vas al templo. Entones, todas las religiones tienen este medio, esta forma de relacionarse con la divinidad. Todos los pueblos necesitan un lugar donde se puedan religar con la divinidad y pueden hacer un culto y le pueden decir: «Yo, si me ayudas en mis cosas te ofrezco mi mejor cordero y lo sacrifico por ti». Así, hacen un contrato con la divinidad, hacen sacrificios, esperando que su dios les ayude a tener más dinero, más dinero; siempre lo mismo: estar mejor, tener dinero, tener éxito.

Pero la religión verdadera es sorprendente, totalmente contraria a esto. O sea, que el pueblo de Israel, no soportaba no tener un templo, no tener un lugar sagrado, no tener una imagen donde poder pedir a esa imagen salud, dinero y amor. Sin embargo, Dios se esconde. Y tienen que seguir detrás de Él. Y no pueden instrumentalizarlo, no pueden hacer una religión.

Y Dios se calla y les tiene sin aparecer y sin decir nada. Y el pueblo está sorprendido: «¡Dónde está Dios! ¿Qué pasa aquí?». Dios quiere educarlos a que caminen detrás de Él, como Abraham, que tiene que ir detrás de Dios sin saber adónde va. ¿Sin saber adónde va? ¡Qué horror! ¡Qué horror! O sea, que esta es la base de nuestra religión, debes ir sin saber adónde vas, no puedes instrumentalizar la Misa, la Iglesia y el Camino para tu voluntad, no puedes hacer eso.

Tienes que seguir detrás de un Dios que es misterioso, que no te habla si no quiere, que tienes que seguir detrás de Él. ¿Y qué quiere hacer de mi vida Dios? ¿Qué quiere hacer conmigo? No lo sabemos, tiene (sic) que vivir la religión día a día, sin saber nada, detrás de Dios. Este es el culto cristiano: vivir en el hoy de Dios sin poder manejar a
Dios con la religión.

Por eso en cuanto desaparece Moisés inmediatamente hacen un templo.

Hacen un ídolo, hacen una religión y hacen salmos y cantan y bailan, haciendo un rito donde de alguna manera, aunque no sea eficaz, puedan pensar que tienen una relación con la divinidad que les va a ayudar. Porque lo que no aceptan es la precariedad de no saber, de no saber nada. Y eso es muy profundo: la precariedad de nuestra vida, porque la verdadera pobreza del cristiano es esto: es el no saber nada, el no instrumentalizar a Dios: la precariedad. Ellos no aceptaban la precariedad de no saber dónde estamos: «¡Llevamos cuarenta años aquí, en el desierto! Y ¿adónde vamos? Pero ¿esto qué es? ¡Esto es un follón!». Y entonces quieren matar a Moisés. «Y ¿qué quieren» ––les dice Dios. «¡Que aparezcas! ¡Que le demuestres al pueblo, para que así puedan descansar, que Tú estás aquí en medio de ellos!». Eso también lo queremos nosotros. ¿Es que Dios está en el Camino?

¿Es que Dios está en mi vida? ¿Y si se retira y te deja silencioso? ¿Aceptas la precariedad de no instrumentalizar a Dios? Esa es la diferencia que hay entre la religión revelada y la religión de los pueblos que, en el fondo, quieren instrumentalizar la divinidad a su favor para vencer en las guerras, para tener dinero, para tener amor, etc. No, nosotros tenemos una religión que es la religión revelada. Dios se ha revelado con Abraham. ¡Y fíjate qué cosa! ¡Pero qué religión tan rara! Abraham tiene que seguir detrás de Dios sin saber adónde va.

Eso ha hecho con mi vida. ¿Cómo fue posible que me llevara a vivir con los gitanos? ¿Y después que me llevara a San Frontis, a Zamora? ¿Y que después me llevara a Roma a vivir en el Borghetto Latino con los pobres? ¿Y que después me llevase al foso Sant'Agnese, otro lugar de pobres terrible? ¿Y que después me llevara a Portugal, a vivir en La Curraleira con los pobres? Y después… Pues lo que queráis, ha montado todo un follón que sois vosotros, una imagen, una prueba. Y siempre he ido detrás de Él porque yo no he proyectado ni el Camino. Jamás proyecté nada, ni la Iniciación cristiana.

¡Tantos milagros! Por ejemplo, cuando estuvieron a punto de suspender la Eucaristía en pequeña comunidad, me llama el Secretario de Estado y me dice, el 8 de mayo, el día de la Virgen de Pompeya: «¡El Santo Padre ha decidido que no se suspende nada, podéis continuar como hasta ahora!». Un milagro grandísimo, verdaderamente.

El Papa, que nos quiere tantísimo. Ayer me dijeron que había preguntado por mí: «¿Cómo está Kiko de salud?». ¡Pues estoy muy bien! Pobrecillo, le habían dicho que me había puesto enfermo y había interrumpido la convivencia de itinerantes, cosa que nunca he hecho. Y dijo el Papa: «¡Decidle a Kiko que la Iglesia y yo le queremos mucho y le necesitamos! ¡Decidle que tiene que curarse!». Así que me tengo que curarme...

Que no sé curarme y no obedezco ni a los médicos. «¡Pero hombre, no seas borrico!» ––me dice el médico. Pero no, no tengo que ser soberbio. Dice el P. Mario que a veces obedezco y a veces no. Cuando me convierto obedezco, pero me convierto pocas veces.


Bien hermanos, estábamos hablando de la religión y de instrumentalizar a Dios y de no aceptar que nuestra vida sea así, vivida en una precariedad enorme. ¿Qué es tu vida? ¿Qué es nuestra vida? ¿Adónde va? ¡Pues a ninguna parte, qué quieres que te diga yo! ¿Dónde va mi vida? ¡Pues a la vejez y a la muerte! A la vejez, a la enfermedad y a la muerte. Pero el Señor ha vencido la muerte para nuestra alegría y la vejez también es un medio para hacernos pequeños, como niños. Y la enfermedad es una forma, una ocasión que nos da Dios de participar, juntamente con su Hijo, a la salvación del género humano, otra gracia grandísima. Si tenemos sufrimientos en el cuerpo, pues Jesucristo ha sufrido más; pero el Señor nos da su gracia, no nos quita su gracia, nos ayuda, pedimos ayuda al Señor y nos ayuda siempre.


Entonces, hermanos, esta Cuaresma, amar a Dios con todo el corazón significa aceptar dormir poco, levantarnos para hacer los Laudes con la comunidad.


Quizá algún día puedes quitar la televisión o no beber vino… Lo que Dios te inspire, cada uno lo que pueda, no podemos juzgar a nadie; lo que os inspire para quitarle fuerza a la tentación del demonio contra ti.

La segunda tentación, amarás a Dios con toda tu inteligencia, esta tentación, como sabéis, es la tentación del orgullo y la soberbia. Todos somos muy orgullosos, por eso la Iglesia te invita a rezar. ¿Por qué? Porque ponerte de rodillas es reconocer que tú no eres Dios y aceptar la historia como Dios la quiera llevar. Acepta tu historia, abrázate a la historia. Nosotros os hemos dicho que nuestro ser cristiano se realiza en la historia, en nuestra historia. Pues presta mucha atención a la historia. ¿Y cuál es tu historia? ¿Es tu relación con tu marido? ¿Es tu relación con los nietos, con los hijos? ¿Es tu relación con el trabajo? ¿Cuál es tu historia, concretamente? Dios quisiera que te enamoraras de tu historia y supieras que en ella está el Señor hablando contigo, hablando con todos nosotros. ¿Cuál es mi historia? Pues ahora tengo una convivencia, después tengo otra… ¡Todo esto! (muestra su agenda) ¡Y yo quisiera escapar de esto, lo digo humanamente! ¿Por qué, humanamente, quisiera escapar?
Pues porque no puedo más porque estoy hecho polvo.

¡Pues te aguantas! No, nunca, jamás en mi vida he oído al Señor decir esto: «¡Te aguantas!», jamás. Siempre Jesucristo ha sido buenísimo conmigo, misericordioso, santo; no me ha juzgado jamás, nunca me ha juzgado en nada. Y si alguna vez he caído en algo me dice: «Ánimo, ánimo Kiko, ánimo: yo te quiero. Ánimo». O sea, el Señor es buenísimo, buenísimo, buenísimo. «¡Te aguantas!». Eso, díselo tú a tu hijo o a quien sea si tiene (sic) un guardia civil dentro de ti con un espíritu fascista horrible. ¿Te aguantas? ¡Pero cómo vas a decir eso! Como decir cosas como: «¡Que te fastidies!». ¿Tú eres así? Tú no sabes ni lo que es el cristianismo: considérate el último y el peor de todos y dile al demonio: «Yo aquí no tendría que estar, tendría que estar en la prisión o por ahí». Hay chicos que están por ahí, en bandas, robando; eso está sucediendo ahora mismo en Madrid, que está lleno de jóvenes que se drogan y se drogan.

¿Y por qué no tú? ¿Por qué no nosotros?

¿Qué misterio es este? ¿Es por nuestra virtud? ¿Es que tenemos una virtud superior a toda esa gente que está por ahí sumergidabajo la esclavitud del demonio? No, eso es mentira.

¿Entonces? ¿Cuál es el secreto? Pues lo dice al Escritura: «Amé a Jacob y odié a Esaú». ¿Ah, sí? Y eso ¿qué es? Escúchalo: «Amé a Jacob y odié a Esaú». La elección divina es sorprendente, Dios no necesita razones para actuar; eso es todo el libro de Job; todo el libro de Job tiene un secreto: Job. ¿Te ha elegido a ti? No busques razones, no hay ninguna razón: Dios te eligió y te llamó y se enamoró de ti. ¿Y por qué no se ha enamorado de mi primo que está en la cárcel? Bueno, tú sabrás: «Amé a Jacob y odié a Esaú». ¿Es que Dios es injusto, tiene acepción de personas? No, no quieras poner tu inteligencia por encima de Dios porque te equivocas: eres un soberbio.

Tú acepta con humildad que Dios te ha elegido y te ha dado tantas gracias que no te mereces ni nos merecemos nosotros, ninguno de nosotros. Por eso el Señor quisiera que fuésemos agradecidos a Él, agradecidos, y que le quisiéramos un poquito, solo un poco.


Amar a Cristo significa eso: por amor a Cristo sacrificarte un poquito; no sé, no sé qué voy a hacer. ¿Dormiré en el suelo? ¡No, ya no soy capaz! ¿Qué haré esta Cuaresma por amor a Cristo? ¡Contemplar con amor y respeto mi calendario (mi agenda) sabiendo que esta es su voluntad y no lo que yo quisiera! Esta es su voluntad. Así que no tengo más remedio que ir a visitaros porque la voluntad de Dios es visitar las comunidades me guste o no me guste. Él quisiera que os visite y que estemos juntos y que nos consolemos mutuamente y le demos gracias al Señor por todos estos años de amor con Él.

Por eso: ánimo hermanos, esta Cuaresma que sea para vosotros un tiempo de conversión. ¡Conviértete!

Termino anunciándoos un breve kerigma, breve, muy breve, porque no quiero cansaros. Ahora me dicen: «¡Kiko, cada día hablas menos! Todos los jóvenes quieren venir a escucharte y en vez de escucharte a ti haces hablar a un obispo, a otro obispo. ¡Habla tú! ¡Habla tú!». Bueno, pues hablaré yo.


El kerigma es una noticia que nos salva, y cada vez que se proclama se realiza nuestra salvación.

Por eso, anunciaros el evangelio, significa daros la salvación. Esa noticia que se realiza ¿por qué se realiza? Lo sabéis ya todos. Y si no lo sabéis os lo repito: que ha sido revelada en la cruz de Cristo la substancia divina. Cristo crucificado es la impronta de la substancia, de la esencia divina. ¿Y cuál es la substancia? ¿De qué cosa está hecho Dios? ¿Cómo es Dios por dentro, cómo es su substancia? ¿Qué es? ¿De qué está hecha la substancia divina? Pues dice la Epístola a los hebreos que Cristo crucificado es impronta, una imagen de la substancia divina. Y esta imagen (señala el crucifijo) ¿qué es? Aquí se ve al Hijo único de Dios. ¿Qué es tener un hijo único? Un padre que solo tiene un hijo, que es único, pues tiene un amor al hijo inconmensurable.

Y ha sido capaz Dios de, a este hijo único, entregarlo a la muerte. O sea, que no es solamente que Dios se entrega a la muerte, sino que entrega a su Hijo único por ti y por mí a la muerte dolorosa, sufriente y terrificante (sic). Entonces, en esta imagen de Cristo crucificado, como habéis visto un poco en la música de las Hijas de Jerusalén, ¿qué muestra Dios? Pues que la substancia divina es amarnos: Dios es amor a ti y a mí totalmente. Dice: «Padre, yo en ellos y tú en mí para que sean perfectamente uno y el mundo crea». O sea, Dios nos ama con un amor ineluctable, inimaginable, algo profundamente maravilloso. Y ese amor tiene una connotación, tiene una forma. Y es que Dios quisiera estar dentro de nosotros, totalmente dentro; unirse a nuestro espíritu y hacerse uno con nuestro espíritu: «Padre, yo en ellos, dentro de ellos, Padre,
y tú en mí para que sean perfectamente uno y el mundo crea».

Pero eso no lo puede hacer si tú no te conviertes: no se mueve Dios si tú no te mueves dentro, absolutamente. Porque el amor de Dios se realiza en tu propia libertad. Si tú estás aquí, en este momento, indiferente, todo esto te tiene sin cuidado, pues no se mueve nada ni Dios hace nada por ti. ¿Por qué? Porque no lo puede hacer sin ti, lo más que puede hacer Dios es que yo me ponga a pegar gritos aquí como un borrico.

Yo lo más que puedo hacer es eso: rebuznar, gritaros. «Pero ¿qué quieres que haga, Kiko? Estoy aquí, cansado, ¿qué quieres que haga?». Yo no quiero que hagas nada, pero el Señor me ha dicho: ve y anúnciales el evangelio, vete y anúnciales mi amor hacia ellos. «Y anunciando este amor que le tienes a ellos ¿es que les va a mover el corazón? ¿Tú crees?». «Bueno, pues esto lo hace el Espíritu Santo». «¡Ah! ¿Es que les vas a mandar el Espíritu Santo?». «Bueno, a lo mejor». Anunciar el evangelio.

Dios ha querido salvar el mundo a través de la necedad del anuncio del evangelio, del kerigma. O sea, que el mundo se salva a través de esta predicación que parece una necedad, parece una cosa tonta. Y no, no lo es. ¿Y por qué no es una cosa tonta? Porque quisiera Dios estar en vosotros, ese es el deseo íntimo y profundo de Dios. Y no está en vosotros, porque no está sin ti, no puede estar. Dice el Apocalipsis, que es palabra de Dios: «Mira que estoy a la puesta (sic) de tu corazón y estoy llamando: el que me abra ––y por eso yo estoy gritando por si quieres abrir la puerta al Señor–– mi Padre y Yo descenderemos y haremos morada en él». ¡El que me abra! ¿Sabes tú abrir el corazón a Cristo? ¡No! ¿Qué sabes tú? ¡No sabes nada!

¿Tú sabes abrir tu corazón a Cristo hoy, ahora? ¡No! ¿Qué tengo que hacer para abrir mi corazón a Cristo? Esta es una pregunta muy importante. Pues mira, tendrías que mirar esta cruz y decir a Cristo: «¡Yo no soy cristiano, Señor: hazme cristiano! Quisiera que tú vivieras en mí, dentro, y yo, mañana, intentaré vivir en ti haciéndome el último en mi casa; lavando los platos. No sé, no sé qué tengo que hacer, pero quisiera estar unido a ti.

Los padres del desierto se pasaban el día haciendo la oración del corazón: ¡Señor, Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy un pecador! O sea, la oración constante, la presencia constante de Dios, la presencia constante el Señor. Constantemente, no pueden dejar un instante sin hablar con Cristo, estar con Cristo, estar en Él, vivir en Él. Esto es un monje, pero los monjes no son un carisma distinto de los bautizados. Solo subrayan algo que es de todo cristiano: la oración constante. Entonces, las monjas de clausura y los monjes quieren decirte que tú sufres porque no tienes una presencia constante del Señor.

Entonces, yo quiero deciros esto: hermanos, convertíos y creed a la buena noticia. Jesucristo ha sido enviado por el Padre para dar la vida por vosotros, ha muerto en una cruz por tus pecados, para que le des tus pecados a Él, y que ha sidoresucitado de la muerte para tu justificación, para que veas que Dios te ha perdonado. Porque si ha muerto por ti, la consecuencia del pecado es la muerte. Si ya la  muerte ha sido quitada es que ya no tienes pecados.

Cristo resucitado es para nuestra justificación, nos justifica con su resurrección: ya no hay muerte para nosotros porque no tienes ningún pecado. Cristo con su muerte, con su Sangre preciosa, que es la Sangre de Dios mismo, nos ha lavado profundamente y nos ha hecho santos e inmaculados no obstante que éramos una prostituta; pues nos ha hecho santos e inmaculados en el amor para su gloria; porque ese es el poder de su Sangre. No perdamos, entonces, esta virtud, esta fuerza de Dios en nosotros que es una maravilla. ¡Vive, mañana mismo, en Jesucristo! ¡Solo tú y Cristo, solos en el universo! ¿Qué te importa si tu mujer te grita? ¿O tu marido? ¿O tu hijo se ha ido de casa? ¿Qué te importa? ¡No te importe nada!

Amar a Cristo es la única verdad, el resto es todo vanidad. Amarlo a Él, estar con Él, rezadle a Él. Levántate por la noche, muévete. No sé, reza el Rosario, busca su rostro, busca su rostro. Dile: «Señor, ayúdame tú, ayúdame tú a quererte, porque a través de Kiko me has dicho que quieres estar conmigo, que quieres vivir en mí. Bueno, ayúdame tú porque yo soy un desastre, ayúdame tú a quererte, ayúdame tú a quererte, a amarte, a vivir en ti, a ser cristiano, a ser en ti uno, a vivir en ti. Ayúdame a levantarme contigo, a desayunar contigo, a ir en el Metro contigo, a ir en el coche contigo. ¡Estar contigo, contigo!

Pues este es el mensaje que os manda el Señor en esta Cuaresma: estar con el Señor profundamente.

Ahora vamos, como siempre, brevemente, a hacer una oración después de este anuncio de Cuaresma. Yo abro la oración y, si alguno se ha movido interiormente, o a lo mejor no se ha movido nadie, si alguno se ha sentido movido interiormente puede hacer una oración. Por eso nosotros siempre que anunciamos a Jesucristo en las catequesis hacemos una oración espontánea, para ver si alguno de los nuevos que vienen, paganos, han sido tocados por la gracia.



***


[1] Publicado el 23 de enero de 2018 en Religión en Libertad, en su página de Internet: https://www.religionenlibertad.
com/movil/articulo_rel.asp?idarticulo=61904.