venerdì 29 maggio 2020

COMO REZAR CON HUMILDAD - KIKO ARGUELLO

VIGILIA DE PENTECOSTES 2020: CARTA DE KIKO.








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PALABRAS DE KIKO PARA PENTECOSTÉS 2020

«La fiesta de Pentecostés era una fiesta para Israel que, después de haber salido de la esclavitud de Egipto, había recibido en el monte Sinaí la Torá, es decir, el libro de la Ley, que recoge los 5 primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. La Torá es una palabra hebrea que significa ‘camino’, ‘ley’; esta Torá se resume en las dos tablas de la Ley, en los 10 mandamientos. Cuando Dios aparece sobre el monte Sinaí marca el camino de la vida, que es: “Escucha, Israel: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas”; y junto a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”: son las dos tablas que aparecen como lenguas de fuego que iban a posarse sobre la piedra».

 «Pero ya los profetas habían dicho que en el tiempo del Mesías, Dios no escribiría más sobre piedras su Ley, el camino de la felicidad y de la vida, sino que Dios mismo habría mandado su Espíritu sobre los hombres y este Espíritu habría escrito la Torá, el camino de la vida, en el corazón del hombre. Por eso, los hebreos se reúnen el día de Pentecostés para conmemorar la fiesta de la Torá, la fiesta de la Ley. Todos los hebreos se reúnen esta noche en Israel para celebrar la fiesta de la Torá, del rollo de la Ley, haciendo una procesión con el rollo. Los hebreos ponen en un armario en la sinagoga los rollos de la Torá, como nosotros ponemos la Biblia».

«Cuando los apóstoles estaban celebrando en el Cenáculo, con la Virgen, la bajada del Señor sobre el Sinaí y la entrega de la Torá, sabéis que un viento impetuoso ha movido las ventanas y de repente han aparecido como lenguas de fuego sobre sus cabezas y ha descendido sobre ellos el Espíritu Santo, el Espíritu mismo de Dios, que es el autor en nosotros de todo bien.
El Espíritu Santo nos hace hijos de Dios, nos hace amigos de Dios, nos hace santos, nos permite poder amar en la dimensión de Dios, como Dios ama. Nosotros hombres amamos de una forma limitada, porque por el miedo que tenemos a la muerte, cuando el otro con sus defectos nos hace mal, nos mata, no podemos amarlo, tenemos que hacer una violencia contra él: no le hablamos, le golpeamos, nos enfadamos, no podemos soportar que nos esté destruyendo. No podemos. Entonces la gente que se enfada, si están casados, se divorcian, porque no pueden tolerar esta prepotencia en su vida».
«La gran novedad del cristianismo, que ha hecho Jesucristo, es que no se resiste al mal, sino que toma sobre sí los pecados y esto aparece como un tipo de amor nuevo, algo sorprendente. Nadie sabía que aquel hombre crucificado fuera el mismo Dios, que Él estaba tomando sobre sí el ser rechazado, lo acepta y va a morir en la cruz, y el mal que le están infligiendo, lo ofrece al Padre como rescate. El Padre ama mucho al Hijo y no puede ver que el Hijo sufra, pero el Hijo ofrece este sufrimiento por los mismos que le están matando, de forma que del rechazo, del pecado, Dios saca la salvación: el rechazo de Dios lo transforma en nuestra salvación».


«Cristo dice al Padre: “¡Padre, no les tengas en cuenta este pecado! ¡Perdónales! te ofrezco mi sufrimiento, mi muerte en rescate por ellos, pero tú perdónales!”. Este amor sublime que aparece sobre la tierra y que antes no existía en nuestro planeta, Dios ha querido dárnoslo. Este amor en el fondo es el cumplimiento de la Torá, porque la Torá había profetizado ya este amor, había anunciado ya que esto es la felicidad, la vida eterna. Dios es esto».
 «Nosotros, en esta noche, esperamos que Dios nos dé este amor, porque si no tienes este amor -cuando el otro, por ejemplo, en tu casa tu hermano te hace algo, toma algo que es tuyo y tú no tienes paciencia, no eres capaz de no resistirse al mal, nosotros no somos corderos- pero si tienes este amor es distinto. Dice San Pablo que los cristianos son todos los días como ovejas llevadas al matadero, es decir, que todos los días nos encontramos con acontecimientos, con hechos pequeños o grandes en los cuales tenemos que ofrecer nuestro cuello como una oveja en el matadero. Si hoy hemos tenido un litigio, algún problema, para amar al otro hemos tenido que morir a nosotros mismos.  
Nosotros no podemos amar sin el Espíritu, para amar tenemos necesidad del Espíritu Santo. ¿Por qué podemos tener este amor? Porque el Espíritu Santo nos da la victoria sobre la muerte, el misterio Pascual se realiza en nosotros. Dice San Pablo que “cuando nosotros morimos el otro recibe la vida, llevando siempre en nuestro cuerpo el morir de Jesús”, la forma de morir de Cristo, la cruz, para que se vea en nosotros que Cristo está vivo. Si Cristo no viviera en nosotros no podríamos aceptar ser matados todos los días.  
La cruz de Cristo es la forma de amor por la que Cristo está vivo y resucitado, ha subido al cielo, porque Él ha amado así. No es con un esfuerzo nuestro, con nuestros puños como podemos tener este Espíritu, sino que todos esperamos que Dios nos dé este amor que nos hace santos. Ésta es la santidad, amar así es la santidad: el Espíritu nos hace santos, hace de nuestra vida una liturgia. Esta noche no podemos ser cristianos sin alimentar, sin recibir el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo lo podemos perder. El Espíritu Santo es un caballero, digamos así, es muy educado, muy bueno, basta que tú, en tu libertad, quieras portarte mal y Él te deja libre, tu casa se queda vacía, te vuelves colérico, enfadado, porque el Espíritu Santo no puede participar de nuestras maldades.  
Esto es un problema grande en nuestra vida, por eso nuestra vida es una cosa muy seria, porque somos libres y podemos condenarnos. El Espíritu Santo no nos quita la libertad, absolutamente, es más te hace todavía más libre para pecar, para hacer el mal. En cualquier momento podemos hacer cosas horribles, en nuestra libertad. Pero para eso El Espíritu Santo viene con sus dones, el don de la sabiduría para tener discernimiento y poder descubrir las trampas del demonio. A todos nosotros el demonio nos puede engañar, dándonos sobre todo la descomunión, que en el fondo nos hace dudar de que Dios nos ame, tomando ocasión de los sufrimientos de la cruz. Toma la cruz y le da una luz oscura, mientras que el Espíritu Santo ilumina nuestra cruz, la hace gloriosa. El don de inteligencia y de ciencia para entender quiénes somos y dónde vamos, el don de consejo para poder hacer la voluntad de Dios, el don de piedad para poder tener gusto por las cosas de Dios, tener amor a Dios. Sin el don de la piedad, la liturgia te parece un aburrimiento. Piedad significa amor a las cosas santas, a las cosas divinas, un amor que nos viene dado desde el cielo. El pecado te quita el gusto por las cosas divinas, porque te lleva a amar al mundo. El don de fortaleza y de temor de Dios, el santo temor, es decir, entender que somos libres y que podemos pecar gravemente. El don de temor te da horror al pecado. Nosotros tenemos estos dones del cielo, el Espíritu Santo viene con los dones necesarios para nuestra salvación» 


«Y con los dones nos da también sus frutos, de los que habla San Pablo en la carta a los Gálatas 5,22: “El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí”.  
Ofrecer tu cuello como Isaac: “Aparecerá en el cielo un cordero degollado”, frente a los hombres».

«Es la obediencia. Obediencia siempre significa darse: esto es el cristianismo. No hay nada más sublime sobre la tierra, es la verdadera felicidad. Aparentemente parece que no, pero si Dios te da el Espíritu Santo, la capacidad de amar a tu marido, donándote, perdiendo un poco la vida, allí encontrarás la verdadera felicidad, que es la vida eterna».

«Nosotros sabemos que cada pecado que cometemos, de egoísmo de violencia, etc. quita su raíz a nuestra fuente de felicidad, entonces tenemos necesidad de más televisión, etc. y cada vez tenemos menos felicidad.

«Por eso, ánimo, tenemos todos necesidad del Espíritu Santo, ésta es una fiesta grande, fiesta de la Iglesia, es la fiesta del nacimiento de la Iglesia. Gracias a la Iglesia vosotros habéis encontrado al Señor, sin la Iglesia no estaríamos aquí».

«Ésta es la fiesta más grande, la vigilia de Pentecostés es un fruto de la Pascua: Cristo ha subido al cielo, ha ofrecido al Padre sus llagas gloriosas y el Padre ha mandado su Espíritu Santo».

«Es un misterio maravilloso también lo que se cumple en nosotros, porque ¿qué es el Camino Neocatecumenal? El Espíritu Santo nos está donando la comunión, haciendo que estemos juntos durante tantos años, todos con el mismo lenguaje, la misma comunión. Éste es el gran milagro, porque ha llegado el Mesías sobre la tierra. El Señor ha hecho verdaderamente milagros con nosotros, verdaderamente: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”, que nos ha sacado de nuestra Babilonia. Sabéis que Babel, Babilonia, significa “confusión de las lenguas”, es decir, significa que no hay comunión; como en nuestra sociedad en donde no hay comunión, los jóvenes no encuentran un lenguaje interno que les sacie.
Nosotros hemos visto, sin embargo, qué bueno ha sido el Señor con nosotros, que nos ha dado de su Espíritu, que nos ha dado la comunión: viejos y jóvenes. Tenemos todos una comunión nueva que no es un fruto psicológico, sino una obra del Espíritu Santo en medio de nosotros».

«¡Los designios del amor de Dios para nosotros! Como comunidad nos ha salvado; es algo bellísimo, impresiona muchísimo ver una comunidad unida; es decir sois un testimonio».

«Individualmente, quizás, sois un desastre, pero unidos, como comunidad, sois un espectáculo. Un espectáculo porque un grupo que se mantiene unido es dificilísimo, porque somos todos distintos y es facilísimo destruir la comunión, hay divisiones, envidias o se hace una comunión ficticia de aquellos que se reúnen para cenar, etc. pero con el tiempo siempre acaba deteriorándose».

«Los Papas han dicho que el Camino Neocatecumenal viene del cielo para la salvación de la Iglesia: tienen este carisma de discernimiento».

«Nosotros somos todos privilegiados porque Dios ha mostrado en nosotros esta obra, que no es nuestra, porque la comunión la construye Jesucristo, constantemente, gracias al Espíritu Santo, por lo que nos da esta lengua única que es la comunión de los santos, que es maravillosa y que nos permite perdonarnos».

«“Amaos como yo os he amado”, es decir, aceptando que el otro tenga sus defectos, como Cristo ha aceptado nuestros pecados y los ha perdonado».

«El mundo no puede perdonar, le parece una locura perdonar, porque si se perdona se continúa a hacer el mal y no soporta que exista el mal, está escandalizado».

«Ved la situación del mundo hoy, en tiempo de la pandemia del coronavirus: como una mujer en parto, grita, jadea, lleno de sufrimiento. Pero el Señor destruye estas tinieblas con su aparición, con su resurrección, el Señor ha mostrado los signos de su amor. ¡Ánimo! Que Dios tiene para vosotros signos todavía más grandes, todavía os mostrará cosas mayores. Habéis visto que de Pentecostés en Pentecostés, Dios está bendiciendo vuestra comunidad. No miréis a vuestra debilidad, sino al proyecto, al diseño que Dios tiene para la salvación de esta generación».

«Esperemos que todos recibamos la potencia del Espíritu Santo: esta lengua de fuego sobre la cabeza que no nos hace estar tranquilos, pensando que tanta gente no conoce a Jesucristo, gente sola, tantísima gente que está en el infierno. Nosotros tenemos este don inmenso de haber encontrado al Señor. El que ha encontrado al Señor Jesucristo y tiene el Espíritu Santo dentro, no está nunca solo; aunque una mujer se quede viuda está unida al Señor: dos en una sola carne.  
Si estáis angustiados, si tenéis una pena, el Espíritu Santo os consuela. ¡Llamad al Espíritu Santo! ”Al que me llama, le abro, y vendré a él”».

«Te llama Dios y te invita a amar. Sabemos que Él es Amor. Es impresionante que Dios siendo amor, te invite a ti a que ames tú, o sea, a que participes en lo más grande que existe en la vida, que es el amor».

IL PAPA "AMLETO" E LA DOCILITA' ALLO SPIRITO SANTO.

lunedì 18 maggio 2020

18 MAGGIO: MEMORIA GRATA


IL 18 MAGGIO DI 100 ANNI FA NASCEVA SAN GIOVANNI PAOLO II. 
IL VIDEO CONTIENE:
- INVOCAZIONE DELLO SPIRITO SANTO
- I TRATTI FONDAMENTALI DELLA PROFEZIA CRISTIANA INCARNATI DA SAN GIOVANNI PAOLO II.
- LA TEOLOGIA DEL CORPO NELLE CATECHESI DEL MERCOLEDI (CENNI)
- LA IMPORTANZA DELLA FAMIGLIA NEL SUO MAGISTERO
- LA IMPORTANZA DELLE RADICI CRISTIANE DELL'EUROPA
- L'ANNUNZIO DELLA MISERICORDIA DI DIO ("DIVES IN MISERICORDIA")
- LA PROFEZIA COME ANNUNZIO DEL GIUDIZIO ESCATOLOGICO NEGLI ANNI DEL SUO PONTIFICATO
- PREGHIERA CONCLUSIVA: "CI ALZEREMO IN PIEDI..."

martedì 5 maggio 2020

Il Sal. 23 e il Buon Pastore figure dell'iniziazione cristiana

Kairos: Gesù è il Buon Pastore


J. Danielou. Il Sal. 23 e il Buon Pastore figure dell'iniziazione cristiana
Si è colpiti, scorrendo le catechesi antiche, dalle numerose allusioni che vi si incontrano a proposito del "Salmo 22 ". Nella "Quarta Catechesi mistagogica ", san Cirillo di Gerusalemme scrive: "Il santissimo David ti fa conoscere la virtù del Sacramento dell'Eucarestia, dicendo: hai preparato per me una tavola imbandita di fronte ai miei nemici. A che cosa allude se non alla tavola sacramentale e spirituale che Dio ci ha preparato? Hai unto la mia testa di olio. Egli ti ha segnato sulla fronte con la "sphragis" di Dio in modo che con questa tu venga consacrato a Dio. E come puoi notare si fa anche questione del calice, del quale Gesù, dopo aver reso grazie, ha detto: questo è il calice del mio sangue" (XXXIII, 1101 D- 1104 A). Da quanto sopra esposto, per Cirillo, dunque, il Salmo costituisce una profezia dell'iniziazione cristiana: nell'unzione di olio, vede la "sphragis" postbattesimale, impressa con l'olio consacrato; nella mensa e nel calice ("e il mio calice inebriante, come è meraviglioso!"), egli ci mostra la figura delle due specie del Sacramento. Ritorneremo su questi simbolismi. Ma quel che ora vogliamo sottolineare, è come Cirillo si rifaccia al testo di David che, evidentemente, doveva essere ben conosciuto dal neofita. Ciò lascia supporre che quest'ultimo abbia conosciuto il Salmo prima del conferimento dei Sacramenti nella notte di Pasqua; prova ne sia che Cirillo si limita a spiegarne il solo significato profetico. Quanto sopra è esplicitamente affermato da sant'Ambrogio nel commento al Salmo contenuto nelle sue due catechesi: "Ascolta dal-la bocca di David quale Sacramento hai ricevuto. Anche lui, nella previsione in spirito di questi misteri, esultava e dichiarava: "non manco di nulla" (Vers. 1). Perché? Perché colui che ha ricevuto il corpo di Cristo non avrà più fame. Quante volte hai ascoltato il "Sal-mo 22 " senza comprenderlo? Vedi ora in che misura si riferisca ai Sacramenti celesti!" (De Sacr., V, 12 - 13; Botte, 91). L'informazione si fa qui più precisa: il nuovo battezzato "ha spesso ascoltato il Salmo senza comprenderlo"; ciò significa che esso aveva un ruolo preciso nella liturgia battesimale.
Tale ruolo ci è precisato da altri testi. Didimo di Alessandria scrive nel "De Trinitate ": "A coloro ai quali, causa l'età, non vengono da-ti i beni terreni, la ricchezza divina è comunicata interamente, in mo-do che essi possano cantare gioiosamente: il Signore mi conduce e nulla mi mancherà!" (XXXIX, 708 C). Il Salmo era dunque cantato dai nuovi battezzati. Sant'Ambrogio ci mostra in un suo passo in quale momento esso fosse cantato: " Deposte le spoglie dell'antico errore, rinnovata la giovinezza come quella dell'aquila, si affretta verso il banchetto celeste e, non appena scorge l'altare preparato, egli esclama: "Hai preparato davanto a me una mensa!" (De Myst., 43; Botte, 121). Da qui si deduce che il Salmo 22 doveva essere can-tato nella notte pasquale nel corso della processione che conduceva il nuovo battezzato in chiesa dove avrebbe ricevuto la sua prima comunione. Si comprende anche come il Salmo fosse adattissimo ad essere cantato in quel contesto: costituiva, infatti, un riassunto di tutta l'iniziazione battesimale. Tutto ciò lo leggiamo in un breve commentario sacramentale di Gregorio di Nissa: "Con questo Salmo, Cristo insegna alla Chiesa quanto sia necessario che tu divenga una pecora del Buon Pastore: è, in pratica, la catechesi che ti conduce verso i pa-scoli e le sorgenti della Sapienza. Occorre poi che tu sia sepolto con Lui nella morte attraverso il Battesimo. Ma questa non è morte: ma immagine di morte. Dopo di ciò, Egli imbandisce la mensa sacramentale; unge con olio dello Spirito e, finalmente, reca il vino che rallegra il cuore dell'uomo e produce la sobria ebbrezza" (XLVI, 692 A-B)'. Grazie a Gregorio di Nissa che completa il contenuto della "Catechesi mistagogica" di Cirillo di Gerusalemme, possediamo l'interpretazione autentica del Salmo 22 nella catechesi battesimale. Sappiamo dunque che il Salmo, a parte altri momenti, era cantato nella notte di Pasqua e come fosse già stato spiegato esaurientemente nel corso della settimana pasquale. Il commento del Salmo è, infatti, associato a due altri che avevano luogo in questo periodo: quello del "Cantico dei Cantici" e quello del "Pater". Questi tre testi, infatti, contengono tre dottrine arcane, il cui senso non poteva essere comunicato che ai battezzati. Si pone un ultimo problema: era necessario, per poter cantare il Salmo durante la notte di Pasqua, che i battezzati lo avessero imparato a memoria. Su questo punto si sofferma Eusebio: "Quando abbiamo imparato a celebrare sulla mensa il sacrificio con i segni sacramentali del corpo e del sangue, secondo le prescrizioni neotestamentarie, abbiamo anche imparato a proclamare, con la voce del profeta David: hai preparato per me una mensa in faccia ai miei nemici e hai unto il mio capo di olio. Chiaramente, in questi versetti, il Verbo indica l'unzione sacramentale e i santi sacrifici della mensa di Cristo" (Dém. Ev. I, 10). Il testo, quindi, conferma anzitutto che le parole del Salmo erano cantate nel momento in cui il nuovo battezzato assisteva per la prima volta all'Eucarestia e precisa, altresì, come queste parole dovessero essere imparate a memoria. Abbiamo la possibilità di conoscere, almeno per un contesto liturgico, in quali circostanze il Salmo veniva imparato. In un discorso, erroneamente attribuito a sant' Agostino, abbiamo infatti una spiegazione del Salmo destinata ad accompagnare la "Traditio": "Vi consegnamo questo Salmo, o beneamati che vi affrettate verso il Battesimo di Cristo, affiché lo impariate a memoria; è, tuttavia, necessario, a causa del suo arcano significato ("mysterium "), una spiega-zione da parte nostra, alla luce della grazia divina" (P.L., XXXIX, 1646). Si sa che, durante la preparazione quaresimale, aveva luogo una "Traditio" del Credo ed a volte del "Pater", che dovevano essere imparati per poi essere proclamati, nel corso della "redditio". Il testo ora citato ci consente di desumere che doveva avvenire la stessa cosa anche per il Salmo 22. Del resto in una serie di discorsi sui salmi, studiati da dom Germain Morin, si trova una spiegazione del Salmo 22 che offre analoghe in-dicazioni e che dunque fa comprendere come essa fosse stata pro-nunciata davanti ai battezzandi, in occasione della "traditio ". "Imparate a memoria i versetti di questo Salmo", dice l'autore, "e recitateli". E più avanti: "Imparate il Salmo che vi è stato consegnato ("traditum ") in modo che, sapendolo proclamare, lo realizziate nella vostra vita, nelle vostre parole e nei vostri comportamenti". Ed il testo continua con una spiegazione sacramentaria del Salmo: la "mensa imbandita" è l'altare eucaristico sul quale sono esposti ogni giorno il pane ed il vino "in similitudinem corporis et sanguinis Ch-risti "; il profumo versato sul capo è l'olio del crisma, da dove i cri-stiani derivano il loro appellativo. Questi due brevi passi ci attestano quindi l'esistenza di una "traditio" del Salmo 22. Sappiamo che almeno nella liturgia di Napoli, in occasione della quarta domenica di Quaresima, esisteva una "traditio psalmorum".
Abbiamo detto come il Salmo 22 fosse stato considerato dai Padri come una sintesi arcana della successione dei Sacramenti. Possiamo a questo punto vedere come la stessa tradizione patristica abbia concepito l'interpretazione tipologica dei diversi versetti, riservandosi successivamente di analizzare su che cosa si basi tale interpretazione. Il versetto 2 menziona i pascoli in cui il Pastore ha condotto le sue pecore. San Gregorio di Nissa vede nei pascoli la catechesi preparatoria al Battesimo, in cui l'anima è nutrita della Parola di Dio; questa interpretazione si trova parimenti già in Origene che vede nel fatto "di essere condotto attraverso la verde prateria", l'istruzione impartita dal Pastore'; san Cirillo di Alessandria è, a sua volta, più preciso ancora: "Il pascolo verdeggiante è figura delle parole sempre verdi della Sacra Scrittura, che nutre i cuori dei credenti, donando loro la forza spirituale`. Quest'ultima interpretazione allude chiaramente alla Parola di Dio, senza tuttavia riferirsi alla catechesi. Teodoreto. infine, scrive che, per "pascoli", la Scrittura intende "la santa dottrina della Parola di Dio, di cui l'anima deve essere nutrita, prima di comunicare al cibo sacramentale". Il versetto 3 indica in generale il Battesimo: "Egli mi conduce alle acque tranquille del mio riposo". Ed in Atanasio leggiamo: "L' acqua del riposo rappresenta senza dubbio il santo Battesimo attraverso il quale è tolto il peso del peccato" (XXVII, 140 B); Cirillo di Ales-sandria si rifà al verde pascolo per ricondurlo all'acqua del riposo: "Il verde pascolo simboleggia il Paradiso da dove noi siamo precipitati e dove il Cristo ci riconduce definitivamente attraverso l'acqua del riposo, cioè con il Battesimo" (op. cit., 841 A); Teodoreto dà la stessa interpretazione: "L'acqua del riposo è simbolo di quella nella quale, colui che cerca la grazia, è battezzato: si spoglia della vecchiaia del peccato e si riveste di giovinezza" (op. cit., 1025 D). È interessante notare come quelli surriportati, siano commenti non mistagogici; ciò dimostra, dunque, che il Salmo era interpretato generalmente in senso sacramentario. C'è anche un'altra tradizione che, oltre che nel versetto 3, vede chiari riferimenti al Battesimo nel versetto 4: "Anche se dovessi camminare in una valle oscura, non temerei alcun male". Questa è l'interpretazione di Gregorio di Nissa: "Occorre che tu sia seppellito nella morte con Lui per mezzo del Battesimo. Ma questa non è tuttavia vera e propria morte, quanto piuttosto ombra e figura di essa" (XLVI, 692 B); da notare come Cirillo di Alessandria parli della stessa cosa: "Poiché siamo battezzati nella morte di Cristo, il Battesimo è chiamato ombra e figura della morte, che non bisogna temere" (op. cit., 841 B). Noi riconosciamo la tipologia sacramentaria del Battesimo: imitazione rituale della morte di Cristo, realizzata con l'immersione nell'acqua, che ne produce l'effetto reale. Il versetto seguente è interpretato in relazione all'effusione dello Spirito: "Il tuo vìncastro ed il tuo bastone sono la mia guida". Con la parola "guida" si è tradotta quella greca e ciò spiega il perché in questo versetto si sia vista un'allusione al Paraclito. Così in Gregorio di Nissa: "Egli lo guida con il bastone dello Spirito; infatti il Paraclito (colui che guida) è lo Spirito" (op. cit., 692 B)9. Ma più generalmente l'effusione dello Spirito si riallaccia al versetto successivo che recita: "Cospargi di olio il mio capo". Così per Crillo di Gerusalemme: "Egli ha unto la tua testa di olio, sulla fronte, con il sigillo ricevuto da Dio, perché tu abbia l'impronta del sigillo" (XXXIII, 1102 B); allo stesso modo Atanasio: "Questo versetto designa il crisma sacramentale" (op. cit., 140 C); Teodoreto è ancora più esplicito: "Queste cose sono chiare per coloro che sono stati iniziati e non hanno bisogno di alcuna spiegazione. Essi riconoscono l'olio spirituale di cui le loro teste sono state cosparse" (op. cit., 1028 C). Ai Padri, dunque, è piaciuto vedere i Sacramenti del Battesimo e della Cresima nei primi versetti del Salmo in discorso; ma prima ancora scorgevano, negli ultimi, un'immagine del banchetto eucaristico. Anzitutto nel versetto: "Davanti a me hai apparecchiato una mensa". Il riferimento all'Eucarestia si trova dappertutto, tanto da costituirne una tra le allusioni più frequenti. Lo si trova nelle catechesi sacramentane: così in Cirillo di Gerusalemme: "Se vuoi conoscere l'effetto del Sacramento, interroga il beato Davide, che dice: Tu hai imbandito una mensa di fronte ai miei nemici. Ecco che cosa intende: prima della tua venuta i demoni preparavano per gli uomini delle tavole sordide, piene di potenze diaboliche. Ma da quando sei venuto tu, Signore, hai approntato una mensa sontuosa, che altro non è che quella sacramentale e spirituale che Dio ha preparato" (XXXIII, 1102 B)10 Si ricorderà che sant' Ambrogio pone questo versetto sulle labbra dei neofiti quando giungono davanti all'altare per assistere alla loro prima messa: "Essi arrivano e, vedendo il santo altare addobbato, gridano: tu hai preparato davanti a me una mensa!" (De Myst., 43; Botte, 121); similmente, Gregorio di Nissa: "Egli apparecchia la tavola sacramentale" (op. cit., 692 B); la stessa immagine è rinvenibile in Atanasio (op. cit., 140 D); san Cirillo ne precisa l'effetto: "La mensa sacramentale è la carne del Signore che ci fortifica contro le passioni ed i demoni. Infatti Satana teme coloro che partecipano con devozione ai misteri" (op. cit., 841 C); per Teodoro di Mopsuestia, infine, si tratta "del cibo spirituale che ci propone Colui che è stato stabilitò come pastore" (op. cit., 1028 C). Se la tavola apparecchiata dal Pastore è considerata dai Padri figura del banchetto eucaristico, altrettanto dicasi, a maggior ragione, della "coppa traboccante" o, secondo la traduzione dei LXX, del "calice inebriante", che Egli offre ai suoi. Il riferimento dell'ultima parte del versetto 5: "il mio calice trabocca" all'Eucarestia è molto antico tanto da trovarlo in san Cipriano" tra le immagini più significative dell'Eucarestia: "L'Eucarestia appare nei Salmi per opera dello Spirito Santo con la menzione del calice del Signore: il vostro calice inebriante, è meraviglioso. Ma l'ebbrezza che dà il calice del Si-gnore non è paragonabile a quella della vita profana: è per questo, infatti, che aggiunge: è veramente meraviglioso! Il calice del Signore infatti inebria in modo tale da far abbandonare la ragione" (Epi-st., LXIII, 11). Ritorneremo tra poco sul tema dell'ebbrezza prodotta dal vino eucaristico; per il momento osserviamo solo che l'espressione "Calix praeclarus" è, a tal punto, entrata nella liturgia eucaristica, da essere introdotta nel canone romano: "Accipiens et hunc praeclarum calicem". Cirillo di Gerusalemme, nella sua catechesi, opera esplicitamente l'accostamento tra questo ed il calice dell'ultima cena: "Il tuo calice inebriante è meraviglioso: come vedi si tratta del calice che Gesù prese nelle sue mani e sul quale rese grazie prima di dire: questo è il mio sangue sparso per molti in remissione dei peccati" (XXXIII, 1104 A). Allo stesso modo sant'Atanasio interpreta il ver-setto della "gioia sacramentale" (loc. cit., 140 D). A questo punto, ci conviene ritornare, come promesso, su un punto importante, la locuzione "inebriante", riferita al calice. Questo costituisce, infatti, la fonte di numerose prese di posizione che sottolineano un aspetto dell'Eucarestia: quello del vino. Il Sacramento, dal punto di vista spirituale, produce effetti analoghi a quelli del vino: cioè la gioia spirituale, l'oblio delle cose terrene, l'estasi. Ma esso, tuttavia, non produce questi effetti spirituali come li determina il vino profano: l'ebbrezza che produce il vino eucaristico, infatti, è una "sobria ebbrezza". Orbene sappiamo che questa locuzione era usata tradizionalmente per designare gli stati mistici e che appariva per la prima volta in Filone"; è interessante ricordarla a questo punto per il fatto che è inserita in un contesto sacramentale: evidenzia un aspetto della teologia patristica sacramentaria, la sua relazione con la vita mistica. Abbiamo appena lasciato da parte la fine del testo di san Cipriano. Dopo aver affermato che il versetto, "il mio calice trabocca", raffigura l'Eucarestia, egli continua: "Ma l'ebbrezza che deriva dal calice del Signore non è paragonabile a quella che è prodotta dal vino profano. E per questo che il testo aggiunge: è veramente meraviglioso! Il calice del Signore infatti inebria in modo tale da far abbandonare alle anime la ragione umana per condurle alla saggezza spirituale; con lui ciascun uomo passa dal gusto delle cose profane all'intelligenza delle cose di Dio; e, infine, come il vino ordinario libera lo spirito, mette l'anima a suo agio e cancella ogni tristezza, allo stesso modo il Sangue salutare e il calice del Signore allontana il ricordo dell'uomo vecchio, fa dimenticare la vita profana e introduce il cuore, triste, perché fino ad allora sopraffatto dal peso del peccato, nella gioia della divina bontà." (Epist., LXIII, 2). Nelle catechesi sacramentarie di sant' Ambrogio viene sviluppato il tema della "sobria ebbrezza", senza, tuttavia, alcun riferimento al Salmo che pure altrove viene interpretato in senso sacramentario. Ma nell'"Esposizione del Salmo 8", l'autore, a proposito del nostro versetto, riprende lo stesso tema usando le stesse espressioni, tanto che il senso sacramentario del passo appare in tutta evidenza: "Il calice del Signore che ha raccolto il sangue attaverso il quale sono stati riscattati i peccati di tutto il mondo, dona la remissione dei peccati. Questo calice ha inebriato le nazioni, affinché esse non ricordino più il loro dolore e dimentichino l'antico errore. In questo sta la bontà dell'ebbrezza spirituale: non produce nel corpo un passo barcollante, ma solleva lo slancio dello spirito; cancella la tristezza della coscienza peccatrice e dona la gioia della vita eterna. È per questo che la Scrittura afferma: "il tuo calice inebriante è meraviglioso!" (Exp. Ps., 118, 21, 4; CSEL, 62, 47514). Quasten sottolinea a ragione che sono rinvenibili qui gli stessi elementi di un'altra opera di sant' Ambrogio, il "De Sacramentis ": il riferimento alla coppa dell'Ultima Cena, la remissione dei peccati. Si noterà che l'accento è posto non tanto sull'aspetto mistico, quantosulla conversione propriamente detta operata dall'iniziazione cristiana. L'Eucarestia fa dimenticare gli errori passati e trasporta nel mondo nuovo della gioia spirituale. Tema caro ad Ambrogio, è rinvenibile, relazionato al Salmo 22, in un altro punto della sua opera. Nel commento al "Salmo 1", l'autore afferma: "Coloro che bevvero in figura furono dissetati, coloro che bevono in realtà sono inebriati. Buona è l'ebbrezza che dona la vita eterna: bevi perciò da questa coppa di cui il profeta dice: come è meraviglioso il suo calice inebriante!" (CSEL, 64, 8. Vedi anche De Helia et Jejunio, 10, 33; CSEL, 32, 429). Il tema della sobria ebbrezza è posto, da parte di san Gregorio di Nissa, in una posizione di preminenza!'. Nella catechesi sacramentaria del Salmo 22, già citata, egli commenta in questo senso il "ca-lix inebriane": "Versandovi il vino che rallegra il cuore dell'uomo, Cristo provoca nell'anima questa sobria ebbrezza, che distoglie il cuore dell'uomo dalle cose caduche per elevarlo a quelle eterne: e il mio calice inebriante, come è meraviglioso! Colui infatti che ha gu-stato questa ebbrezza cambia l'effimero per l'eterno e abita nella ca-sa del Signore per l'eternità dei suoi giorni" (XLVI, 692 B). In questo passo di san Gregorio di Nissa, la relazione tra l'Eucarestia e la mistica ebbrezza appare in piena luce: come, a questo proposito, ha ben notato H. Lewy, la "sobria ebrietas" designa per lui l'esperien-za mistica, ma questa esperienza mistica è calata, a sua volta, nella vita eucaristica.
Finora nella nostra trattazione il salmo 22 ha occupato un posto particolarmente importante per ciò che riguarda la liturgia dell'iniziazione: non abbiamo però ancora precisato le caratteristiche peculiari della sua tipologia. È questo ciò che ci accingiamo a fare. Abbiamo spesso incontrato un aspetto sul quale, tuttavia, non ci siamo soffermati più di tanto: quello pastorale; i verdi pascoli, figura dei nutrimenti celesti, in cui il Messia, sotto forma di un Pastore, conduce le pecore che costituiscono il suo gregge. E un tema particolarmente caro al Cristianesimo primitivo. Ricordiamoci, infatti, per averla già riportata, come la concezione dei battezzati, quali pecore marcate con il marchio di Cristo, fosse diffusa''.
Origene puntualizza tutto ciò. I pagani sono preda dei cattivi pastori, che sono gli dei dei popoli: questi ultimi sono "greggi costituite sotto la guida di pastori che sono degli angeli" (Co. Cant., 2; P.G., XIII, 120 A). È un'antica concezione, già presente nel "libro di Enoch ", in cui i settanta pastori sono le divinità delle nazioni pagane per cui Cristo, Buon Pastore (Gv. 10, 11) viene "a separare le sue pecore dalle altre e a farle pascolare a parte affinché possano gioire dei suoi Sacramenti ineffabili" (119 D). Il Salmo ci mostra il Pastore che istruisce le pecore con la sua dottrina, conducendole nei suoi pascoli e, successivamente, le guida "dai prati dei pascoli all'acqua del riposo ed, in seguito, ai nutrimenti spirituali ed ai Sacramenti misteriosi" (121 A). Come si vede Origene insiste sull'aspetto spirituale più che sul rito; è tuttavia chiara l'allusione all'iniziazione cristiana dei pagani. Questo legame tra i Sacramenti e il tema pastorale si ritrova in seguito. Scrive, ad esempio, Gregorio di Nissa: "Nel Salmo, Davide ti invita ad essere una pecora con Cristo per Pastore e che non manca di nulla, perché il Buon Pastore diventa per te, contemporaneamente, pascolo, acqua di riposo, nutrimento, dimora, cammino e guida, distribuendo la Sua grazia secondo i tuoi bisogni. Da ciò deriva l'insegnamento alla Chiesa: devi diventare anzitutto pecora del Buon Pastore, che ti conduce, attraverso la catechesi salutare, alle praterie ed alle fonti delle sacre dottrine" (XLVI, 692 A). Parimenti Cirillo di Alessandria vede nel Salmo "il canto dei pagani convertiti, divenuti discepoli di Cristo, nutriti e rafforzati spiritualmente, che proclamano la loro riconoscenza nei Suoi confronti per il cibo salutare ricevuto, chiamandolo Pastore e Nutritore; e questo perché alla loro guida non c'era, come per Israele, un solo santo, Mosè, ma il Prin-cipe dei pastori ed il Maestro delle dottrine, in cui sono raccolti tutti i tesori della sapienza e della scienza" (LXIX, 840 C). Ma, attenzione ad un punto su cui non ci siamo ancora soffermati. Quanto il Salmo 22 abbia influenzato il culto cristiano primitivo appare non soltanto nei testi liturgici, ma anche nelle raffigurazioni artistiche: molti battisteri antichi recano, infatti, una rappresentazione del Buon Pastore. Il perché di ciò molti autori lo spiegano con l'influenza del Salmo 22: è proprio grazie all'intermediazione di questo Salmo, già apprezzato nella liturgia battesimale, che il tema sacramentario si congiunge a quello pastorale; è per questo che il Cristo è presentato di preferenza ai nuovi battezzati come Pastore; in tal modo essi vedevano sotto i loro occhi, raffigurato nel battistero, il mistero stesso che celebravano nel Salmo.
Nel Battistero di Dura, "il fondo dell'abside, dove si trova la vasca battesimale, è occupato dall'immagine del Buon Pastore che conduce il suo gregge. Ai suoi piedi, a sinistra, è riprodotta, in dimensione ridotta, la caduta dei nostri progenitori, Adamo ed Eva. Il tema del Pastore sembra derivare dal nostro Salmo. Tuttavia, osserva bene Monsignor De Bruyne, l'accostamento ad Adamo suggerisce soprattutto il tema del Cristo che dà la sua vita per le pecore, secondo quanto ci mostra san Giovanni; altrove l'allusione al nostro Salmo è di maggiore evidenza: così nel battistero di Napoli, "non si trova il Pastore che, come quello di Dura, porta le sue pecore sopra le spalle, ma il Pastore che riposa in un contesto paradisiaco, con le pecore, i fiori, le fonti. Pace e frescura: tale è l'atmosfera che regna intorno al Buon Pastore". Ora - e credo che l'osservazione non sia mai stata fatta - proprio a Napoli la "traditio" del Salmo 22 era inserita nell'iniziazione battesimale. D'altra parte, quanto rappresentato nell'affresco del battistero corrisponde più al Salmo 22 che a Giovanni 10; di qui la buona probabilità che il pittore si sia ispirato per la sua opera allo stesso Salmo. Le descrizioni che possediamo dei battistero del Laterano e del Vaticano, ci mostrano come queste rappresentazioni, in Occidente, fossero comuni. Ma abbiamo una testimonianza ancora più precisa e, di fatto, decisiva: infatti ancora oggi, sotto il battistero di Neone, a Ravenna, si può leggere l'iscrizione:
"in locum pascuae, ibi me collocavit per aquam refectonis educavit me ".
Sono i versetti 1 e 2 del Salmo 22. La relazione tra la decorazione pastorale del battistero e il Salmo è dunque evidente.
È possibile, perciò, ricostruire la genesi nonché stabilire il fondamento dell'interpretazione del Salmo 22. L'Antico Testamento tratteggia la figura di un Pastore che verrà alla fine dei tempi per radunare le pecore disperse di Israele e condurle in pascoli meravigliosi dove zampillano le fonti e cresce l'erba; una descrizione che ricorda gli alberi del Paradiso e le sorgenti dell' Esodo23. Orbene, il Nuovo Testamento ci mostra che questa figura escatologica di Pastore si compie in Cristo: è Lui il buon Pastore che dà la vita per le sue pecore e le conduce nei pascoli (Gv. 10, 10 - 11); è Lui il Buon Pastore di cui parlano i Profeti, affermano esplicitamente i Padri della Chiesa (Cipriano, Test., 1, 14; CSEL, 14). È questo il principio fondamentale della tipologia del Nuovo Testamento: affermare che le realtà escatologiche sono compiute in Cristo. Il Salmo 22 è in pratica una liturgia il cui svolgimento è in relazione con il tema dei Profeti: ha per oggetto, infatti, l'annuncio del Pastore escatologico. Ma questo tema si unirà a quello del banchetto messianico, di cui al capitolo precedente, che assumerà dunque una colorazione pastorale. Il tema del banchetto, i Padri della Chiesa ce lo mostrano realizzato in due modi ben differenti, anche se paralleli. Da una parte, il Buon Pastore che combatte contro le potenze del male, trionfa su di esse ed introduce le pecore nei pascoli paradisiaci, appare, dall'altra, nel quadro della teologia della morte e del martirio. M. Quasten ha notato, infatti, che il Buon Pastore, al di fuori dei battisteri, appariva soprattutto sui sarcofagi. Questa duplicità di raffigurazione appariva anche nelle preghiere della liturgia dei morti. Cristo è il Pastore che strappa la pecora ai lupi che cercano di divorarla, lupi che sono i demoni che tentano di impedirne l'ingresso al cielo. Notevole, a questo proposito, particolarmente per il suo carattere antico, è il testo della "Passione di Perpetua e Felicita". Nella sua prima visione, Perpetua vede una scala che sale fino al cielo e sulla quale è sdraiato un drago. Ella riesce tuttavia ad arrivare alla sommità della scala: "Vidi un immenso giardino con in mezzo un uomo imponente, seduto, con i capelli bianchi, vestito da pastore, che munge le pecore, circondato da altri uomini biancovestiti. Egli mi chiamò e mi diede un pezzo di formaggio, fatto con le sue mani. Io lo ricevetti a mani giunte e lo mangiai" (IV, 8 - 10). Il Paradiso celeste è presentato sulla falsariga del Salmo 22, sotto forma di un ridente giardino dove un Pastore è circondato dalle sue pecore e da uomini rivestiti con le bianche vesti battesimali, che ricevono l'Eucarestia celeste. A riprova dell'antichità di questa rappresentazione del Pastore celeste che raduna i santi nei pascoli eterni, basterebbe rifarsi all`Apocalisse" di san Giovanni e, precisamente, al primo passo dedicato al martirio: si incontra, infatti, una scena che rassomiglia stranamente a quella di Perpetua e che costituisce una traccia dell'influenza del Salmo 22 sulle rappresentazioni escatologiche. Leggiamo infatti al capitolo 7: "Coloro che indossano vesti bianche, sono quelli che vengono dalla grande tribolazione. Essi hanno lavato le loro vesti e le hanno rese candide nel sangue dell'Agnello. E colui che è assiso sul trono li accoglierà sotto la sua tenda; essi non avranno più fame, non avranno più sete. Perché l'Agnello che è in mezzo ad essi sarà il loro Pastore e li condurrà alle fonti delle ac-que della vita" (7, 13 - 17). Ma il messaggio cristiano non è solo un annuncio di salute eterna nei cieli, ma anche proclamazione di salvezza acquistata con il Battesimo e l'Eucarestia. Vediamo così come la tipologia escatologica del Salmo 22 presenti anche una forma sacramentaria: proprio quella che ha costituito oggetto del nostro studio e di cui era importante rintracciare l'origine. Il festino celeste a cui il Pastore convoca le pecore nei pascoli eterni si compie anticipatamente nei Sacramenti: è dunque pienamente legittimo che i Padri della Chiesa ci mostrino nelle acque del riposo, di cui al Salmo 22, la figura del Battesimo, nella tavola imbandita, quella della cena eucaristica, nel calice inebriante, quella del sangue prezioso.
Una delle conclusioni che possiamo trarre da questo studio è l'influenza esercitata dall'Antico Testamento sulle rappresentazioni del Cristianesimo primitivo. M. Cerfaux ha dimostrato come il "theologumenon " della redenzione, nel senso dell'annientamento e dell'esaltazione del servo, derivi da Isaia 53 e come la teologia dell'Ascensione e della "sessio" alla destra provenga dal Salmo 109. E ancora: è di tutta evidenza come il Salmo 22 abbia influito sulle rappresentazioni escatologiche e sacramentarie del Cristianesimo antico; abbia determinato le rappresentazioni degli affreschi delle catacombe e le visioni dei martiri; abbia fornito la tematica secondo la quale i primi cristiani hanno rappresentato la loro iniziazione e di cui le pitture delle catacombe recano testimonianze; abbia, infine, ancora oggi, un'eco nella messa romana al momento dell'esaltazione del calice meraviglioso che contiene il sangue di Cristo e produce la sobria ebbrezza.