COMMENTO AI TESTI DELLA LITURGIA DI OGGI, 28 FEBBRAIO 2021, SECONDA DOMENICA DI QUARESIMA, ANNO "B".
domenica 28 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (9)
sabato 27 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (8)
COMMENTO AL VANGELO DI OGGI, SABATO DELLA PRIMA SETTIMANA DI QUARESIMA. LA SECONDA LETTURA DELL'UFFICO: Dalla costituzione pastorale «Gaudium et spes» del Concilio ecumenico Vaticano II sulla Chiesa nel mondo contemporaneo (Nn. 9-10)
venerdì 26 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (7)
COMMENTO AL VANGELO DEL GIORNO:LA GIUSTIZIA DEI FARISEI E QUELLA DEL CRISTIANO.
giovedì 25 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (6)
COMMENTO AI TESTI DELLA LITURGIA DI OGGI. LA PREGHIERA DI INTERCESSIONE, IL LIBRO DI ESTER E LA FESTA EBRAICA DI PURIM, SUA LETTURA CRISTIANA. LETTURA E COMMENTO DI: JEAN CLAUDE LARCHET, "TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI"- UNA INTRODUZIONE ALLA TRADIZIONE ASCETICA DELLA CHIESA ORTODOSSA, SAN PAOLO ED.
mercoledì 24 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (5)
COMMENTO AL VANGELO DEL GIORNO: LA GENERAZIONE MALVAGIA, IL SEGNO DI GIONA, LA CONVERSIONE DEI NINIVITI...
martedì 23 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (4)
COMMENTO AL VANGELO DEL GIORNO, IL "PATER" IN MATTEO.
lunedì 22 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (3)
COMMENTO AL VANGELO DI OGGI, 22 FEBBRAIO, FESTA DELLA CATTEDRA DI SAN PIETRO APOSTOLO.
venerdì 19 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (2)
LETTURA DEL VANGELO DEL GIORNO.
giovedì 18 febbraio 2021
"VEDI LA MIA MISERIA, SALVAMI... "- TERAPIA DELLE MALATTIE SPIRITUALI (1)
LETTURA DI Dt 30, 15-20: "Io pongo oggi davanti a te la benedizione e la maledizione E DEL SALMO 1 (LITURGIA DELLA PAROLA DEL GIORNO).
mercoledì 17 febbraio 2021
RICORDA COSA SEI, DUNQUE...
COMMENTO AI TESTI DELLA LITURGIA DEL MERCOLEDI DELLE CENERI. CENNI SULLA STORIA DEL RITO: L'ORIGINE E LA ANTICA PRASSI PENITENZIALE DELLA CHIESA. ANALISI DELLE FORMULE DEL RITO. RIF. ALLA OMELIA DEL PAPA FRANCESCO DI QUESTA MATTINA. ATTUALIZZAZIONI.
martedì 16 febbraio 2021
IL GRANDE RESET... DI DIO!
COMMENTO AI TESTI DELLA LITURGIA DI OGGI: Gn 6,5-8; 7,1-5.10 E Mc 8, 14-21. IL "PENTIMENTO" DI DIO E IL DILUVIO. LA OBBEDIENZA DI NOE'. ANNUNCIO DELLA QUARESIMA 2021: LO SHEMA' E LE TENTAZIONI: LA PROVA DELLA FEDE. IL LIEVITO DEI FARISEI...
lunedì 15 febbraio 2021
Convivencia de la "Traditio Symboli" - Domingo
Esta victoria sobre la muerte se siente, sus consecuencias, en el trabajo, en la familia: porque amar es morir.
Estas cosas son importantes y luego se olvida, ¿no? Pero porque se olvide y ya no recuerdes, ¿estas cosas se acabaron? ¡No! Están ahí para siempre. Lo que has vivido está ahí para siempre, son eternas. Por eso, cuando la Iglesia santifica, cuando hace un santo, estudia su vida: los hechos concretos de cada momento de su existencia. No significa que nuestra vida haya pasado, que ya no sirve más, no. ¡No!
Bueno hermanos, nosotros damos gracias al Señor este domingo, en este tiempo, después de tantos años porque estamos aquí contentos, contentos, es decir, dispuestos a emprender el combate. La vida no es... Hay gente que piensa que vivimos la vida para pasarla bien, ¡y no! No se dan cuenta de que nuestra vida tiene un diseño, tiene una misión; y en esa misión, en ese diseño, ¡hay algunos hechos muy importantes, muy importantes! No es lo mismo tener un hijo que no tenerlo, no es lo mismo hacer este trabajo o no, no es lo mismo tomar esta decisión que no tomarla, es decir, todo tiene una gran importancia en nuestra existencia, en relación con los demás también. También porque Dios ha querido condicionar las gracias de unos a otros: si tú escuchas una catequesis o no la escuchas, hay una diferencia.
Por eso tus hijos conocerán a Dios o no lo conocerán.
Pero está claro que después cada hombre será juzgado según las gracias que ha recibido: está claro, hay personas que han recibido poquísimo... Bueno. Pero Dios quiso salvar a los hombres mediante su Hijo Jesucristo, la Palabra de su Hijo, es decir, escuchando a este profeta: porque la fe viene por la escucha, por la predicación. No proviene de los libros de texto.
Entonces, si Jesucristo le dice a uno de vosotros: “Ven, sígueme. Toma esta palabra que le da fe a la gente, te doy esta medicina: la gente es esclava. Esta Palabra que te doy tiene el poder de salvar a la gente”. Y tú: “Yo no quiero ir, prefiero quedarme a ver televisión, no, no quiero. ¡Déjame en paz!”.
Bueno, si te pones así, si lo prefieres quédate en tu casa con la televisión ¿qué me dices a mí? Pero no ha terminado, porque esta Palabra verdaderamente trae la salvación, aunque nosotros seamos recipientes muy débiles; tanto más porque lo somos, quizás, servimos al Señor porque la gente dice: "Mira, si Dios no estuviera... Esa habla tan mal, es tan tímida, tan rara, tan rara que esto verdaderamente me interroga".
Y quizás ese matrimonio cuando habla hace que la gente diga: “¡Qué cosas pasan en el mundo! Y dicen que son católicos. Pero ¿será verdad que la Iglesia está haciendo estas cosas ahora? ¡Bah!". Pero algo queda ahí, algo queda: más tarde hemos visto a la gente venir a las catequesis cuatro o cinco años después de la visita a una casa, porque algo quedó allí, había quedado algo.
Bueno, hermanos, ahora vamos a escuchar a Jesús hacer un signo que demuestra que él es el profeta que están esperando. Y San Juan dirá que la gente dijo: “Este era el profeta que había de venir”. Vosotros habéis encontrado a este profeta, que os ha dado la vista: ahora veis el amor de Dios, veis el amor de Dios en vuestra historia y por eso podéis celebrar la Eucaristía y todos podemos cantar "Santo, Tú eres Santo, Señor, Santo eres Tú, Santo eres Tú, Santo".
Alguno dice: “¿Cómo puedes decir que Dios es Santo si tienes un hijo en la cárcel, si tu esposo te ha abandonado? ¿Cómo puedes decir 'Santo eres Tú'?". Algunos de vosotros sois así... todavía no entendéis nada porque sois unos neuróticos.
¿Qué quiere decir neurótico? Que no puedes soportar el sufrimiento del otro. Veamos una cosa: vosotros sois responsables de una comunidad, o no lo sois. Vuestra comunidad necesita tener problemas. Entonces, ¿por qué te escandalizas si tienes problemas en la comunidad? Los problemas son necesarios. ¿O es que se da la comunidad porque no hay problema? Tenemos que vivir una vida aburrida, estúpida, "cómo nos queremos todos, qué bien estamos aquí para escuchar la Palabra de Dios, la caridad es exquisita..." ¡Pero esto es una mierda! ¿Qué estás diciendo? ¿Esto es el cristianismo? "¡Aquí hay caridad, hay comunión!". Algunos, después de tantos años más, no han entendido nada.
¿No podía tu esposo pasar por una crisis también? ¡No, tu marido, no! Porque si tiene esa crisis, te hace daño a ti. Entonces di claramente: "Soy un puerco egoísta que no quiero que nadie me moleste". Digámoslo de esta manera.
O tu hijo, ¿no debería estudiar? ¿No es libre, tu hijo, no es libre?
Los cristianos tienen una visión diferente de la realidad: se dan cuenta de que los hombres también son libres. Y no pensamos que llegará un día en la historia en que no habrá más injusticias, no habrá más... ¡libertad! ¿Pero cómo? Llegará el día en que un chico de 18 años se hartará de todo, porque está aburrido y no podrá pecar: ¡no, no es así!
No sé qué pensamos, qué ideas tenemos, incluso políticas, ¡pero somos tan obtusos! Hay una cosa estupenda en el mundo, cada generación es libre, cada hombre que viene a este mundo puede cometer errores, ¿o no? ¿O queremos meterlo a la fuerza en un cuartel político donde si se equivoca lo matamos?
“Aquí nadie puede moverse, porque lo importante es que todos coman, que todos tengan de todo, no la libertad”. Como dijo Walesa en un comunicado, los que te prometen igualdad siempre te están hablando de dictadura: y como nadie es igual, absolutamente igual igual igual, es imposible, entonces la única forma de hacer la igualdad es bajo el ejército, es decir, bajo la dictadura.
"Oye tú, deja lo que le sobra a aquel otro, ¡dáselo! Sí, sí, ¡ahora! Hemos hecho justicia, todos somos iguales. Tú, le das un pedazo de tierra a este. Tú, ponte el uniforme". Y así todos, todos vestidos de uniforme. Trabajar a partir de las 6 de la mañana, todos iguales, vestidos igual: “¡Comer todos lo mismo!”. Pero señor, soy diabético, no puedo comer lo mismo”. “He dicho que comes lo mismo que los demás, todos iguales, porque si comes un poco mejor que el otro, que es un envidioso, nos protesta a nosotros, y nosotros estamos cansados de que la gente proteste. ¡Seas diabético o no, comes esto!".
¿Os prometimos igualdad a todos vosotros? ¡Sí, todos iguales, todos lo mismo!”. Alguno dirá: “Pero yo protesto, no somos iguales: ese mide dos metros y yo mido 1,50. ¡Protesto! El de 2 metros se lleva a todas las chicas de la fábrica, y nadie viene conmigo porque soy un tapón. ¿Qué igualdad es esta?". Entonces otro dice: “Bueno, yo tengo una nariz así, ¡soy muy feo!”. De acuerdo, espero que el Señor te dé un poco de inteligencia para entender algo.
Por eso en esta generación nuestra podemos anunciar el Evangelio y esta generación se puede convertir, la gente puede responder: ¡pero los hijos son libres! La siguiente generación puede hacerte una pedorreta o sacarte la lengua; e incluso los hijos muy cristianos podrían ser una completa decepción en la próxima generación. Ya se verá cada generación, porque Jesucristo dijo que cada generación será juzgada según esa generación.
En cada generación se cumple todo el misterio cristiano: en cada generación está el Apocalipsis, en cada generación aparece el dragón, la bestia, la gran prostituta. En cada generación se cumple todo.
¿Cómo responderá cada generación? No sé, la generación de Cristo respondió muy mal: mataron al Hijo del Hombre, la generación de la época de Cristo. ¿Nuestra generación? Pues está claro, cuando ya no existe la idea de Dios... ¡Pero en esta generación, los hombres que viven en este momento en la tierra, esos nos preocupan a nosotros! No conocemos el futuro, pero hoy el Señor nos invita a salvar a esta generación, porque el próximo día nos encontraremos con una serie de personas que conocemos, que vemos: ¡son las que están previstas para nosotros! Y su salvación o su ruina depende de nuestra respuesta, porque todos estamos unidos: Dios creó al hombre socialmente, estamos unidos y nadie puede decir: "No, yo hago lo que quiero".
No, estamos unidos. Quizás un día, cuando el Señor me ha conocido y me ha llamado, podría decirle: “No, no, déjame” y quizás el Camino Neocatecumenal no se abra. Y entonces un italiano de un pueblito de Abruzzo, no sé en qué zona, donde dos hombres se odiaban a muerte durante tres generaciones, no sé cuánto, y gracias al Camino Neocatecumenal fue a pedir perdón...
Mira cómo la respuesta que pude dar hace veinte años en España, un absurdo de hace no sé cuánto, tiene repercusiones para un pobre en una montaña de Abruzzo o para un indio de no sé de dónde.
Todo es así; en esta generación nuestra todo es así, nuestra vida es así. Como santa Teresa de Lisieux es la patrona de las misiones, sin moverse de su celda: rezaba por el mundo. El Señor nos hizo de esta manera.
Bueno, entonces escuchemos este Evangelio en pie. Este Evangelio, quiero decir, se hace presente entre nosotros cuando Jesús está haciendo un milagro con nosotros, donde está mostrando que Él es el profeta. Este Evangelio que yo proclamo ahora se realiza en nosotros porque Cristo lo está realizando con nosotros.
Evangelio: Jn 6, 1-59
Este es un discurso muy, muy importante, un discurso sobre la Eucaristía. Figúrate que la Eucaristía está unida a la voluntad de Dios, al pan: cuando recibáis la iniciación al Padre Nuestro entenderéis que todo está en unión, es lo mismo. Pero vosotros habéis escuchado dos cosas muy importantes aquí: el capítulo sexto de San Juan es toda una catequesis sobre la obra de Dios. Ayer vimos que debemos trabajar -en el Evangelio del ciego-; después de descansar un poco, antes de comer escucharemos cómo respondieron algunos hermanos a este cuestionario; debemos trabajar en las obras de Dios mientras es de día, porque cuando llega la noche ya no podemos trabajar. Se trata de la obra de Dios y aquí presenta algo muy interesante: primero dice que una gran multitud seguía a Jesucristo, 5000 personas, si las ves juntas es inmenso, una multitud enorme, grandísima. Son tres días: han dejado todo, como vosotros, tres días en una convivencia, han dejado el trabajo, los hijos o lo que sean y siguen a Jesús; una convivencia, como hacemos nosotros.
Han salido de la casa, etc., están en un lugar apartado y durante tres días no han comido o han comido poco. Entonces, en cierto momento, Jesús dice: “Mira, estos hermanos vienen con nosotros desde hace tres días; no hay nada para comer: ¿qué hacemos? ¿Los despedimos para que se vayan a otra parte? Ni siquiera podemos decirles que se vayan al campo porque están muy cansados. Tenemos que alimentarlos”.
¿Qué quiere decir esto? Porque esta señal de Jesús, Jesús que dice: "Haced que se sienten". Y otro evangelista dirá que los hace sentar en grupos de 50, de100 y Jesús dice: "Dales vosotros de comer". Y ellos dicen: "¿Cómo podemos nosotros alimentar a tanta gente?". Y Jesús pregunta: "¿Cuántos panes tenéis?". Aquí hay un niño que tiene cinco panes y dos pesces. Se los dan a Jesús, y Jesús tomará estos panes, hará que la gente se siente porque va a darles de comer, hará este milagro. Este milagro que es multiplicar la comida, multiplicar el pan, para la gente del pueblo es el milagro más hermoso de todos porque todos sueñan con un día sin trabajar, que alguien les dé pan o dinero. Si Dios hiciese el milagro de multiplicar el dinero o la comida a cualquiera de vosotros....
En ese tiempo la gente estaba muy familiarizada con profetas como Elías o Eliseo, que eran profetas muy populares. Y uno de los milagros más importantes de Eliseo es el de multiplicar el pan. Y la gente, incluso en la vida normal, en broma, decía: "¿Crees que soy Eliseo que pueda multiplicar el pan?".
Y de hecho, Jesucristo ahora va a dar un signo de que es un profeta, el profeta que esperan, y va a multiplicar el pan, va a hacer crecer la comida, ¿eh? Y de hecho, si vemos el paralelismo que hay aquí (2 Reyes 4: 42-44), ¿por qué va a hacer el signo del pan? Porque es un signo que la gente entiende, porque a Jesucristo le importa que le entiendan los pobres, el pueblo; no le preocupan tanto los sacerdotes, los inteligentes, que esos están todos pagados de sí mismos, son ricos en sí mismos. Jesús se preocupa por las personas que están oprimidas, oprimidas todos los días por el miedo a la muerte por el pecado: va a darles una señal, un signo que entienden muy bien. Entonces Jesús va a hacer el signo que hizo Eliseo.
Entonces, si vemos la vida de Eliseo (2 Reyes 4:42), vemos por un momento el milagro que hizo Eliseo, cómo Eliseo repartió los panes, entenderemos este Evangelio mucho mejor. Llegaron 100 personas a la casa de Eliseo: la hospitalidad es fundamental en aquella época, hay que darles de comer y hacer el ritual que hacen en el desierto, un ritual que incluye una serie de cosas. No puedes darle de comer un pedacito, si quieres hacer el ritual, de lo contrario haces el ridículo. El ritual de la hospitalidad es todavía hoy, en Israel y en muchas partes de Oriente, una cosa muy sagrada que termina con el café, un café oscuro, y comienza con quesos, sandías, etc., y panes.
Entonces le dicen a Jesucristo: “Pero Señor. ¿cómo podremos alimentar a 5.000 hombres si solo tenemos 5 panes y 2 peces?”. "Haced que se sienten, dales de comer, dadles vosotros de comer".
Porque todas estas lecturas, estos escritos, son para el pueblo, de ahí sacaba el pueblo la cultura popular. "¿Cómo podremos alimentar a 5.000 hombres con 5 panes de cebada?". Veinte panes de cebada en Eliseo, aquí son cinco panes de cebada, ¡lo mismo! Y entonces Jesucristo no dice: "Dales de comer -como dice Eliseo- porque comerán, se saciarán y sobrará".
¡No lo va a decir, lo va a hacer! Y de hecho se cuidará mucho de recoger lo que sobra. ¿Cuántas canastas de pan sobran -¡sobrantes!- después de que se sacien? ¡Doce cestas llenas! De modo que se cumplió la palabra que dice: "Comieron, se saciaron y sobraron doce cestas llenas de pan".
Entonces, la gente, viendo la señal que había hecho, comienza a decir: "¡Este es verdaderamente el profeta que había de venir al mundo!". Reconocen que Jesús es el Mesías. Como el pueblo reconoció gracias a este milagro -el milagro es muy importante: hizo muchos otros y no lo reconocieron- que él era el Mesías, inmediatamente quieren hacerlo rey. Aquí dice rey. Klauser, un erudito muy anticristiano, pero que conoce muy bien la época, dice que en ese momento los zelotes lo tenían todo preparado. Tenían un ejército clandestino -digámoslo así- preparado, porque sabían por una serie de indicios, de profecías, que el Mesías vendría en esa época; también porque de todas las profecías que se habían dicho ya corría el rumor de que el Mesías ya había nacido, todos sabían que había nacido. Pero estaba escondido.
Un día se manifestaría, y ese día, cuando se manifestara todos los ejércitos que los zelotes habían escondido se pondrían a su servicio, todos debían ponerse al servicio del Mesías -quien sería el rey- y cambiaría políticamente la situación... Aquí, aquí está uno de los momentos... por eso Jesús, que no quiere que lo reconozcan como rey y que se arme un tumulto, vengan los romanos y lo sofoquen todo, Jesús tiene algo que se llama el secreto mesiánico: no quería, cuando realizaba un milagro decía: “¡Chitón! No se lo cuentes a nadie, ¿eh? Yo soy el Mesías, pero no digas nada, prométemelo, júramelo, promete que no le dirás nada a nadie”.
Y la gente que seguía a Jesús vieron que Jesús no estaba montado en la barca con sus discípulos y que solo una barca ha pasado por el lago. La gente no se movió porque no le importan los discípulos, le importa Jesús y está allí. Pero durante la noche, después de la oración, Jesús se dirige hacia Cafarnaúm caminando sobre el mar, tun tun tun, y nadie lo ha visto.
Atención a esto. Dice: "Ya estaba oscuro" y "la barca tocó la orilla" (vv. 17-21). No leí esto antes porque me equivoqué. Dice: "Soy yo, no temáis": los hizo remar de noche, y llegaron a Cafarnaúm. Y la gente se queda con un palmo de narices: se quedaron allí esperando que Jesucristo regresara. Pero Jesucristo no viene. Entonces sucede esto: "Al día siguiente la multitud notó que solo había una barca... (vv.22-23). Entonces comienzan a llegar otras barcas: gente que ha escuchado el milagro o lo que sea, vienen más multitudes en busca de Jesús, donde habían comido, después de que Jesús diera gracias (que es una figura de la Eucaristía). “Cuando la multitud vio que Jesús ya no estaba allí (vv. 24-25) lo buscaron al otro lado del mar y le dijeron: “¡Prodigio! ¡Portento!".
Le dijeron: "Rabí, ¿cuándo has venido aquí, cómo has llegado aquí, cuándo?".
Esto es muy importante, Jesucristo lo explica para darnos una palabra. Se sorprenden porque lo vieron al otro lado del lago, todavía no habían inventado los helicópteros... Y Jesucristo no le dice nada a la gente de cómo llegó allí. Dice algo muy... no diré cínico, pero algo así. Jesús conoce a la gente: esto es interesante porque Jesús conoce el corazón de la gente, y sabe que la gente lo sigue porque se busca a sí misma, no porque le interese otra cosa. Y eso lo dice por nosotros. Entonces mirad lo que dice Jesucristo: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad -es decir, moveos- no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».
Él dijo, "obrad", haz las obras de Dios, y ¿qué debemos hacer para hacer las obras de Dios?
Entonces Jesucristo dice -os explico esto-: "Eres capaz de dejar a tu familia, dejar tu trabajo, dejar muchas cosas, de actuar, de hacer estas obras, pero no porque hayas visto señales, no porque te interese que el Mesías venga, no. Porque comiste los panes y te saciaste”.
¿Por qué dice esto? ¿Por qué le preguntan: "Cómo has llegado aquí"? ¿Cómo vino Cristo? ¡Caminando sobre el mar! El mar es el símbolo de la muerte, el signo de la muerte: Él, Cristo, camina sobre el mar, es decir, vence a la muerte. Caminando sobre el mar ha abierto un camino en el mar, un camino por el mar, ha abierto el camino de la muerte. Por eso le preguntan: “¿Cómo has llegado aquí?” Ha venido caminando sobre la muerte, caminando sobre el agua. Y Jesucristo dice: “¿Qué queréis que os diga? ¿Que vine caminando sobre el agua? ¿Qué os digo? ¿Os digo este signo? ¿Qué os digo si no os importa que yo sea el Mesías? ¡Lo que os interesa es pasarlo bien, comer!”.
Vosotros estáis en la convivencia, habéis venido a la convivencia no porque os interese encontrar cuál es la voluntad de Dios para vosotros, ¡no! sino porque lo pasáis bien -digámoslo así-, porque solo os interesa que Dios resuelva vuestros problemas, os interesa no tener problemas, no sufrir.
Y aquí hay algo muy muy profundo con respecto a la perversión de la religión. Jesús no dirá, no dirá que ha caminado sobre el mar, anticipando que resucitará de la muerte, porque dice: “Esto no os importa en absoluto. Vosotros buscáis el pan de pasarlo bien, de vuestra felicidad. Y yo os digo: esforzaos no por ese pan, el pan de vuestra voluntad, haciendo vuestra voluntad, buscando vuestra voluntad. Y ¿cuál es vuestra voluntad? No tener problemas, no tener hijos anormales, no tener hijos enfermos, no tener una esposa insoportable, no tener problemas: este es vuestro pan”.
Yo os digo: ¡no busquéis ese pan, no trabajéis por ese pan! Vosotros os estáis moviendo, venís a la comunidad, venís a la convivencia, porque buscáis ese pan; y yo os digo que ese pan perece, que ese pan no os da vida.
Incluso si estáis en la convivencia, incluso si estáis en la comunidad, os buscáis a vosotros mismos. Y de hecho, esta es una experiencia grandísima: quien busca su propia voluntad no tiene nada, perece. Lo que queda en sus manos es nada, aunque se haga itinerante, ¡no tiene nada! Aunque se... no tiene nada.
Trabajad no por el pan que perece, sino por el pan que os da el Hijo del Hombre: ese pan tiene sabor a vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre, porque el Hijo del Hombre es lo que Dios ha marcado con su sello, con el Espíritu Santo. El pan que os dará el Hijo del Hombre es un pan que da la vida eterna. ¿Por qué este pan da la vida eterna? Porque “Yo soy ese pan que bajó del cielo”. Yo.
¿Quién soy yo? El único que ha hecho la voluntad de Dios.
Yo soy la voluntad de Dios, no me eché para atrás, dije: Aquí estoy, Padre, vengo a hacer tu voluntad. Tengo una carne dentro de mí que es todo pan: todas mis moléculas, todo mi ser, mi sangre, es voluntad de Dios. Yo soy la voluntad del Padre. Yo soy el pan de la vida: el que me come, tendrá vida eterna" porque la voluntad del Padre es la vida para vosotros. Pero vosotros, idiotas, os estáis destruyendo buscando vuestra felicidad, os estáis condenando a vosotros mismos. Solo Yo, Yo soy la resurrección, Yo que he hecho la voluntad del Padre, vivo para siempre. Si entendemos esto, entendemos todo el Cristianismo, lo que predica la Eucaristía, lo que predican los sacramentos.
Y como no podéis hacer nada sin la voluntad de Dios: os estáis arruinando buscándoos a vosotros mismos. Y de hecho aquel pan perece rápidamente: en cuanto piensas "Bueno, mañana voy a esquiar, sé que no es la voluntad de Dios pero...".
Cualquier tontería, te proyectas en ti mismo, vas allí a hacer aquello y después ¿qué sucede, hermano? Que ese pan perece para ti. Incluso los milagros que Dios te hace, incluso la convivencia, todo perece en tus manos. A mí, en mi vida, ¿qué cosa no ha perecido? ¿Qué me sigue alimentando? Las veces que me he encontrado encerrado por delante, encerrado por detrás, y la mano del Señor sobre mi cabeza. He tenido que perder mi vida haciendo su voluntad, ¡perder mi vida!
He visto que esa muerte, que ya me rodeada, no podía hacer nada, muerto, destruido. “Pero Dios existe ¿o no? ¡Señor, ayúdame!”. Y acepté, entré en la voluntad de Dios, entré en la cruz, es lo que creía, cuando ya pensaba que me mataban se abrió la puerta y no me mataron. Esta experiencia es la experiencia de la fe, los cristianos tienen esta experiencia. ¡Y este pan no perece, hermanos míos, no perece!
Esto es lo que dicen los judíos sobre la Pascua.
¿Qué es la Pascua? Es esa paloma a la que acecha un buitre, un halcón, y cuando está a punto de agarrarla hay una piedra cerca para esconderse: en el momento justo en que encuentra un agujero para esconderse del halcón, aparece una serpiente en el agujero. Entonces: el halcón y la serpiente, y la paloma no tiene escapatoria. ¡No! Allí aparece el Señor. ¡En ese preciso instante! Allí, cuando Israel está frente al mar, detrás están los egipcios que vienen a atraparlos, y no hay escapatoria: "Señor, me atacas por delante, me aprietas por detrás, pero has puesto tu mano sobre mí". ¡Cuánta sabiduría! Cuando ya no hay posibilidad humana, cuando ya estás desnudo, no eres nadie, se abre el mar y aparece el camino en el mar, aparece el Señor, porque la cruz se vuelve gloriosa. Quien no trasciende... ¡La cruz es gloriosa, es gloriosa! De hecho, Cristo entró en la cruz y la hizo gloriosa... La cruz, instrumento de tortura, de suplicio monstruoso, tanto que durante siglos el cristianismo no pudo usar la cruz porque estaban aterrorizados, porque es una tortura tan bárbara que un ciudadano romano no podía ser crucificado; era el suplicio que usaban para las bestias. Un hombre, un hombre no podría sufrir eso, un hombre tiene una dignidad tan grande que no se podría hacer sufrir esa humillación a un hombre.
Cristo ni siquiera es un hombre: ¡un gusano! Sabéis que un ciudadano romano no podía ser crucificado, porque la crucifixión era una tortura bárbara, monstruosa, hubo agonías que duraron días y días y días, colgados allí como bestias, como animales: ¡una cosa espantosa! Era un suplicio que Roma había impuesto para dominar a los pueblos bárbaros, y el terror que inspiraba era inmenso. La Iglesia primitiva no pudo representarlo, porque había gente que habían visto a sus familiares crucificados y estaban tan aterrorizados –esto lo sabemos, está escrito- que ni siquiera podían verlo. Y que los cristianos siguieran a un líder suyo que había sido crucificado, esto era una bestialidad para los romanos. Y de hecho dibujaban a Cristo con cabeza de burro y decían que los cristianos eran todos unos burros que seguían a un burro crucificado en una cruz, cuando se reían de los cristianos, porque uno solo podía pensar tal cosa.
Entonces, hermanos, aquí, esta mañana, hemos escuchado un discurso que viene para nosotros: mientras tú te buscas a ti mismo, mientras tú estés haciendo cálculos para seguir tu voluntad, tú no eres feliz, comes de un pan que perece.
Habéis oído cuántas veces dice Cristo: "Yo lo resucitaré en el último día". Hay un último día en el que todos resucitaremos. Cristo nos ha marcado con su sello. ¿Cuál es el sello con el que Cristo nos ha marcado? El Bautismo. El bautismo sella la fe, imprime carácter para siempre, y por él resucitaremos: nosotros ya estamos vivos, la muerte ya no tiene poder sobre los cristianos. "El que come mi carne y bebe mi sangre, mi carne es verdadera comida, el que me come".
Entonces ¿cómo podemos hacer la voluntad del Padre? Así que comer a Cristo es comer la voluntad de Dios, la resurrección; beber a Cristo es beber la resurrección, es beber la vida. "El que me come tiene vida eterna", tiene ya vida eterna "porque yo lo resucitaré", porque yo ya resucité. Entonces el cristiano ya ha resucitado: ¡es fantástico, hermanos!
El cristiano entiende perfectamente, no utiliza la religión para que Dios le quite la cruz, como hace la gente con Cristo. "Sana a mi hijo, que es epiléptico", y Jesucristo dice: "Oh generación perversa y adúltera, ¿hasta cuándo tendré que aguantarte?".
¿Como? Dios te ha dado un hijo epiléptico y me llamas porque yo, como Dios, mi Padre, ha hecho muy mal las cosas, yo, que soy el Hijo de Dios, te lo arregle, ¿no? Pero ¿por qué no te preguntas por qué tienes un hijo enfermo? ¿Pero no te das cuenta? ¿Por qué Dios tiene que pasar por tu cabeza? ¿Por qué no piensas que Dios tiene un plan inmenso para ti? y que las cosas que te suceden... no te rebeles contra ellas. ¡Nada! No quiero saber nada. Lo único que quieren... ¿Qué les importan los signos, qué les importa que Cristo sea el Mesías? Lo único que le importa a ese hombre es que su hijo acaba de ser sanado. "Pero mira -dirá Jesucristo- mira, idiota, mira a ese otro familiar que tienes cerca de ti. El vecino no tiene un hijo epiléptico y ¿es feliz? ¿Es feliz? ¡No está nada feliz! Tiene otros problemas”.
Y aquel: “Y a mí que me importan los demás. Solo yo tengo este problema: no puedo soportar ver a mi hijo que cuando tiene un ataque se cae sobre el fuego. Sí, lo entiendo, soy un egoísta. ¡Hazlo por mí, hazlo por mí! No quiero saber nada más”.
¡Oh generación perversa y adúltera! Y de hecho hará poquísimos milagros, que no vino aquí para ser curandero, para hacer esas curaciones que no sirven de nada.
Pero hay gente tan perversa que piensa que lo único válido en el mundo es hacer estas curaciones, lo único válido. ¿Quién lo ha dicho? ¿Quién lo ha dicho?
¡Cuánta gente ha encontrado la felicidad y la vida a través de la enfermedad, cuánta gente!
¡Ay de nosotros el día en que no haya más hijos anormales! Ay de nosotros el día que no haya más vejez, más debilidad en el mundo, más pobreza: ay de nosotros.
Es muy fácil ver que vamos hacia la Tercera Guerra Mundial. ¡No es que Dios lo quiera, sin duda! Pero decimos: cuando el hombre es capaz de destruir a sus propios hijos y de matar a millones y millones de niños por amor al dinero, ¡figúrate si no va a tirar la bomba atómica al otro para defender su dinero! Si mata a sus propios hijos, ¿no va a matarte a ti? ¡Si se mata a sí mismo! Solo importa el dinero: cuando ve que le quitas el dinero, no pone una bomba, 5000 bombas atómicas y no le importa nadie, porque no le importan sus propios hijos, ¡imagínate! E incluso sus hijos no pueden soportarlo en casa; lo sabemos muy claramente!
Me decía uno que tiene un juicio: “No, yo no pongo un juicio contra la gente, lo pongo contra el ayuntamiento. Son comunistas, han robado cosas, etc.”. Sí, está bien, pero para nosotros el problema es que todo el mundo va detrás del dinero. Bueno, entonces sal del camino, vete a otro grupo de la Iglesia: nosotros decimos otra cosa. El Señor nos ha llamado para mostrar que hemos sido liberados de la angustia, la angustia del dinero, de la riqueza. Y que no nos faltará, ¡no! Porque Dios no quiere pobretones aquí; nosotros estamos liberados. No es una cuestión... Dice: “No os resistáis al mal. A quien te demande para que le des la túnica, déjale también el manto”. ¿Por qué? Porque estos son los signos de que hemos encontrado a alguien.
Bueno, hermanos, entonces esta es la Palabra. ¿Cómo podemos salvar a esta generación nuestra? Con la Palabra, con la fe. ¿Y cómo se da la fe? Por la predicación. La gente es esclava y se defiende. Entonces, ¿dependería de nosotros la guerra mundial? También depende de nosotros; estamos sanando el tejido social, resanando.
Como dijo el otro día el párroco de Delianuova, la mafia calabresa ya se siente vencida por el camino neocatecumenal, porque en la comunidad hay mafiosos convertidos, que han perdonado. Y decía el párroco de Delianuova que la mafia ya se siente derrotada, tiene más miedo de nosotros que de ninguna cosa, no le teme a nada más; nos tiene miedo a nosotros. Porque no sé qué poder tiene esto, que ha triunfado… En Pascua están todos juntos en comunidad, se perdonan, venden las tierras, ya no ponen las bombas que tenían que poner porque están en comunidad; ¡Se siente vencida! Aquí estamos sanando el tejido social, verdaderamente, en todos los sentidos.
Un barrio es igual a otro; donde hay hombres, hay esclavos, gente que no conoce a Cristo. Si amamos a la gente, el celo de Dios, el amor de Dios está en nuestro corazón, cómo no lo llevaremos, cómo no nos ocuparemos de orar por esos hermanos, de ofrecer todos nuestros actos al Señor para que nos ayude en la noche a ir y llevar esta palabra.
Veo que en España también lo están haciendo muy bien, cada año se hace con más atención, con más amor, ahora que el camino es cada vez más... el Señor nos está inspirando la importancia enorme, inmensa que tiene. Charles de Foucauld dijo que daría su vida entera para que un hombre, un hombre, fuera ayudado a encontrar a Jesucristo. Santa Teresa de Lisieux también dijo lo mismo, Teresa de Calcuta también lo dijo; nosotros decimos lo mismo. Es decir, no se mide en cantidad de personas convertidas, cuanto que el Señor, a través de ti, has traído a una persona de la muerte a la salvación. Entonces, oremos, en pie.
Oración espontánea.
Una cosa quiero deciros: la convivencia termina después del almuerzo, comeremos a las 3. Nos va bien, porque hay que decir concretamente cómo continuamos: esta Traditio, para los que ya han hecho el envío una vez, continúa con las visitas por las casas, yo hablaré con ellos. Quienes lo hagan por primera vez necesitan ser enviados, hablar con el Obispo, una serie de cosas que diremos, y también a ser escrutados, responder al cuestionario del ciego para ser ayudados a ir por las casas.
Invitación a la colecta
Quiero decir algo sobre esta colecta. Aquí hay muchos itinerantes que no tienen dinero, os invito a todos a la generosidad, también en el sentido de que para ir a predicar el Evangelio hay que ir sin bolsa, es decir, vamos sin el corazón apegado a la riqueza, sabiendo también que Dios nos da el ciento por uno.
Decía el otro día que muchos no han tenido ninguna ayuda porque no han dado nada, no han dado el uno, y por eso no han tenido la experiencia de ver que Dios verdaderamente ha transformado en ciento, aquel uno, lo poco que habían dado. Por esto os invito a todos, si queda algo lo usamos... para la evangelización. El dinero que se recauda en las comunidades se utiliza únicamente para la evangelización, para anunciar el Evangelio.
Pero 500 billetes de avión son muchos, mucho dinero, dinero que usamos en beneficio de la evangelización. No nos importa gastar 100 millones, o lo que cueste, para que se anuncie el Evangelio, para que 500 hombres lo anuncien de parroquia en parroquia, o quizás vayamos a los protestantes, anunciando "El Reino de Dios está cerca", sin nada. Ahora he recibido una carta de Rino de Centroamérica, si queréis os la puedo leer; dice que enviaron los primeros itinerantes a las islas, sin dinero, sin nada, y ¿cómo los recibieron? Esta experiencia que hacemos con los itinerantes es la misma experiencia, si queréis, que hacéis vosotros por las casas. Siempre hay tres condiciones para ser enviado a predicar, como ya dije; primero, ser enviados y todos somos enviados por el bautismo. Por eso, la piscina de Siloé significa "enviado": 'Lavados en la piscina bautismal' es un envío, uno de los nombres que tiene el bautismo, uno de los nombres que tiene la iluminación. El bautismo es una iluminación, es también un envío. Somos enviados: "Como el Padre me envió a mí, así yo os envío al mundo".
La Iglesia primitiva no se extendió por el mundo solo por los itinerantes, sino porque donde había un cristiano había una luz, había un enviado. En el trabajo, si un cristiano se encuentra trabajando en un hospital, sabe que antes que médico es un enviado; y hará su trabajo de médico con una actitud enteramente orientada a ser testigo, testigo de la Resurrección de Cristo. Allí será el último y será el primero: el último porque tomará el trabajo que nadie quiere, porque como sus compañeros no han vencido a la muerte, se espantan ante todo lo que significa muerte. Tomará lo que los demás no quieran, porque este médico cristiano tiene razón: los otros pobrecillos no pueden entrar en la muerte, no pueden perder la vida, deben defenderla porque es lo único que tienen. Pero un cristiano puede perderla porque ha encontrado la vida eterna, y se manifiesta así, incluso con alegría: "Yo hago la guardia en tu lugar, no te preocupes" ¿Pero cómo? "¡No te preocupes!". ¡Pero cómo, qué santo eres! "No, por favor, no soy santo, lo hago sin esfuerzo, con alegría, mira. Si tú supieras lo que he encontrado en mi vida, he encontrado un tesoro maravilloso".
Os leo esta carta antes de la colecta porque puede ayudaros. Hemos recibido dos cartas: una del equipo de Costa de Marfil. Son dos cartas complementarias: una está llena de sufrimiento, en África, persecuciones, uno estuvo a punto de morir de malaria, estuvo en coma en el hospital; y la otra cuenta la primera experiencia, en Centroamérica, de enviar itinerantes. El equipo de Rino y Emiliano ha evangelizado cuatro naciones.
Han abierto el camino en Panamá, Costa Rica, República Dominicana y Haití. Emiliano está terminando su camino neocatecumenal, está haciendo la última parte de la elección, por eso hemos enviado a otros dos hermanos que están reemplazando a Emiliano, un presbítero y una chica. Nos escriben esta primera carta.
Carta de Rino de Costa Rica.
Siempre lo hemos hecho así, porque el dinero siempre está a los pies de los cristianos, está a nuestro servicio: a mí nunca me ha faltado nada, nunca nos faltó nada.
El dinero siempre ha aparecido a nuestro servicio. Hay que despreciarlo, porque el dinero llega a quienes lo dominan. El que es esclavo del dinero nunca tendrá dinero, nunca lo tendrá, nunca. Y estos han actuado así: ¿Cómo podemos hacer la convivencia? ¡Se necesitan miles de dólares! Hay gente pobre. ¿Cómo salió todo? ¡Fueron y todo salió bien!
Enviamos a los itinerantes de dos en dos, por sorteo. Las chicas van juntas, chica con chica y hombre con hombre, un presbítero y un laico si hay presbíteros, si no dos laicos solos. Es fundamental para poder predicar, como sabéis, ir sin nada, es decir, ni una moneda en el bolsillo, sin nada.
Y siempre han vuelto muy, muy contentos. ¿Por qué? Hemos dicho: Si la gente no os recibe, no os da una cama para dormir, Cristo será vuestra cama. Incluso si estáis muertos de frío durmiendo en un portal envueltos en cartones, sentiréis una alegría grande en el corazón porque tenéis la cama más hermosa de la tierra: la proximidad de Jesús en nuestro corazón. También sentirás esto yendo por las casas, porque es la misma experiencia. No es una cuestión externa, porque si una persona hace esta itinerancia sin Cristo, lo único que ve es el frío, la incomodidad, Cristo no se hace nada, ni se hace lecho, ni se hace comida. Y de hecho lo que nosotros les dijimos, ¿lo experimentaron más tarde? Experimentaron que cuando les daban una cama en una casa, les faltaba ese gozo, porque no había necesidad de que Cristo fuera su cama, ya tenían una cama. ¿Entendéis? Esto se ha cumplido perfectamente.
Colecta.
Conclusión.
La nota de ese versículo (Jn 1, 21) habla del Profeta. Buscad todas las citas bíblicas y después de leer todas las lecturas preguntaos: “¿Qué me dice esta lectura? ¿Cómo respondo frente a ella?”. Después, hacéis la oración y os vais a casa.
Luego se hace un grupo, que designará el responsable poniéndose él a la cabeza, para preparar una celebración de la Palabra en comunidad (el miércoles siguiente) sobre el tema del Profeta: Cristo es el Profeta que debe venir al mundo. Este tema es importante porque vosotros participaréis de este ministerio profético.
Los catequistas os dirán qué día vendrán a visitar la comunidad para escuchar vuestras respuestas al cuestionario y ver quién puede ir por las casas y quién no.
Ahora vamos a almorzar y se acaba la convivencia. Recemos a la Virgen María que nos ha dado la Familia de Nazaret como imagen del Camino. Encomendamos nuestra misión a la Pequeña de Nazaret, a la Humilde, a la Virgen gloriosa, aquella que Dios nos ha dado como imagen de todo cristiano, como imagen de la Iglesia.