domenica 30 maggio 2021

LA TRINITA' E LA MONNEZZA.

 COMMENTO AL VANGELO DI OGGI, 30 MAGGIO 2021, SOLENNITA' DELLA SANTISSIMA TRINITA', ANNO "B": MT. 28, 16-20.

IL RISCHIO DELLO GNOSTICISMO.
COMUNIONE E COMUNITA'.

sabato 29 maggio 2021

IL "MISTERO GRANDE" DELLA BELLEZZA

 LA MEMORIA LITURGICA DI SAN PAOLO VI, PAPA.

IL PAPA DELLA "HUMANAE VITAE": L'ATTUALITA' DI UN MESSAGGIO...
LA FAMIGLIA CRISTIANA E LA SUA MISSIONE:
- RIF. ALLA LECTIO DOTTORALIS "LA FAMIGLIA NELLA MISSIONE DELLA CHIESA", SVOLTA IN OCCASIONE DEL CONFERIMENTO DEL DOTTORATO HONORIS CAUSA A KIKO ARGUELLO, DAL PONTIFICIO ISTITUTO "GIOVANNI PAOLO II" PER STUDI SU MATRIMONIO E FAMIGLIA, CITTA' DEL VATICANO, 13 MAGGIO 2009;
- RIF. ALLA OMELIA TENUTA DA SAN GIOVANNI PAOLO II DURANTE LA MESSA PER LE FAMIGLIE NEO-CATECUMENALI
IN PARTENZA PER LE MISSIONI CELEBRATA AL Centro «Servo di Jahvè» di Porto San Giorgio (Ascoli Piceno), Venerdì, 30 dicembre 1988

KIKO ARGUELLO: CATEQUESIS SOBRE EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO (De la Convivencia de la "Traditio Symboli")

EN EL DIA EN EL QUE LA IGLESIA CELEBRA LA MEMORIA DE SAN PABLO VI, EL PAPA DE LA "HUMANAE VITAE", OS PROPONGO ESTA...

CATEQUESIS SOBRE EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 


Evangelio Mt 19, 1-12.


Kiko:

Ahora. hermanos. Me gustaría decir una palabra sobre este sacramento del matrimonio, que vamos descubriendo en el camino, está claro; pero pensamos que es muy importante aclarar algunas ideas y poder tratar este tema tan serio en la convivencia.


Solo voy a dar unas pinceladas, porque después del camino hay catequesis sobre el matrimonio, y al final del camino neocatecumenal hay un momento en el que también se revive este sacramento, que es tan grande.


Solo digo algunas cosas que muchos ya sabéis. También estoy contento con el Evangelio de este domingo, porque para entenderlo bien hay que entender qué es el santuario de Dios. De hecho, la convivencia del año pasado se basó en el santuario, en el templo. Cuando Jesucristo va a visitar el templo se encuentra con que, en lugar de ser una casa de oración, se ha convertido en una cueva de ladrones, es el único momento en el que Cristo se enrabieta -si podemos decirlo así- para que se vea que el celo por su casa lo devora.



Cuando ve que el templo de Dios, la verdadera religión, se transforma en un mercado, se altera, se pervierte hasta el punto de ponerse al servicio del demonio, de Mammón, para el pobre Jesucristo, lleno de celo, de amor por el Padre, debe haber sido tal sufrimiento que hace ese gesto de volcar las mesas. Pero sabemos que hay una lección referida a nosotros en este gesto, porque el verdadero templo de Dios somos nosotros.


De hecho, Cristo dirá: "Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré. Y se burlaban de él. Pero él hablaba del templo de su cuerpo, dice el Evangelio. Dios no quiere habitar en una casa humana, por eso la tienda del desierto ya es una profecía. ¿Qué casa se puede construir para Dios cuando la tierra es el estrado de sus pies y ni siquiera el universo entero puede contenerlo? Están descubriendo inmensas distancias de años luz en el universo. Dios quiere habitar en el corazón humano, este es el templo.


Entonces todo esto se refiere a Cristo que visita al hombre, el corazón del hombre y a veces no encuentra una casa de oración -en esta misión sacerdotal que tenemos para todos los pueblos-. Encuentra nuestro corazón lleno de preocupaciones económicas, una cueva de ladrones, gente que va y viene, no hay tranquilidad, no hay paz en nuestro espíritu, sólo una gran inquietud interior. Cristo se enoja y tiene que expulsar de nuestro corazón a los mercaderes, esta sumisión a Mammón, al César: "Dadle al César lo que es del César".



Vosotros habéis interpretado bien lo que quiere decir el Evangelio de ayer: cada cosa se da a quien pertenece. El dinero y el poder son del César, pero el hombre pertenece a Dios y no es bueno que el hombre se ponga al servicio del dinero porque la imagen que hay en el hombre no es la imagen del César, del dinero. Los billetes tienen imágenes, antes de que existiera la imagen del emperador, el hombre fue creado a imagen de Dios.


En este Evangelio hemos escuchado, hermanos, que Jesucristo no acepta el repudio y los fariseos no lo comprenden. Pero en el Antiguo Testamento ningún profeta aceptaba el repudio, y ya hay toda una terquedad, una no aceptación de la voluntad de Dios por la dureza de sus corazones.


Por ejemplo, el profeta Malaquías reprende al pueblo por las cosas malas que hace y dice: "Tú cubres el altar con lágrimas y suspiros... (Mal. 15, 16) no quieres actuar con perfidia".

Dios no quiere que perdáis el aliento de vida, es decir, que perdáis el esperma con otras mujeres. Este es el profeta Malaquías, el profeta que ya anuncia la venida de Jesucristo. Lo primero que quería decir es que ya en el Antiguo Testamento existía este deseo del Señor. Todos los pueblos, todas las religiones ya habían entendido que en el acto sexual, en el amor de un hombre por una mujer, hay un misterio, una cosa bellísima, un acto religioso.



Y de hecho, en todos los pueblos, las bodas son algo muy importante, independientemente de la religión católica; los gitanos tienen 7 días de celebración, también porque han entendido que consumar la boda es algo importante. "El amigo del novio se regocija con la voz del novio", es decir, se regocija cuando se consuma el acto sexual.


Las fiestas nupciales duraban 7 días porque quizás no se consumaba en la primera noche, esto era un terror en todos los pueblos, que él fuese impotente, que no pudiese, y toda la comunidad, toda la asamblea lo ayudaba.


Lo digo porque aún hoy hay un fenómeno muy grave entre los jóvenes: la impotencia.


Los sacerdotes lo saben.



Y también nosotros encontramos en las comunidades muchas parejas jóvenes que no pueden tener relaciones sexuales, porque todo está relacionado con la degeneración, con la pornografía.


Muy pronto los pueblos comprenden que hay algo religioso en este hecho, es decir, que el hombre representa el cielo, la mujer la tierra, y por eso los llevaron en procesión con regalos, fiestas, bailes, honrando este acto.


Hay fidelidad del hombre allí, en todas estas culturas, como el cielo debe ser fiel a la tierra para que pueda ser fecundada y darnos de comer. Detrás de eso estaba toda la prostitución sagrada, el acto sexual, la imagen del sentido biológico de la naturaleza, toda una serie de cosas.


También Israel ha descubierto que en la Revelación, en esta acción de Dios en la historia de su pueblo, Dios se presenta como un esposo que llama a Israel "esposa mía". Dice que la encontró manchada con su sangre en la calle, la lavó y la convirtió en su esposa, ¡reina! Uno de los libros más bellos de la Escritura es el Cantar de los Cantares; como se dice "Santo de los Santos", Sancta Sanctorum, lo más sagrado de todo el templo, así el Cantar de los Cantares significa el canto más hermoso de todos los cantos, que canta el amor del esposo por la esposa.


Israel ha visto que se puede aplicar a todas las parejas, porque en cada pareja está este misterio del amor de Dios por su pueblo. Esto lo habían intuido tanto que cuando un joven israelita es infiel, ven que algo no va bien allí. Es como si esta economía se destruyese un poco, y tienen que sufrir esta miseria de la poligamia, o de repudiar a una mujer. Aquí veis, por ejemplo, que Malaquías no puede soportar estas cosas. Y Dios, a través del profeta Oseas, presenta esta relación con su pueblo como la relación con una mujer infiel y malvada.

Hay una revelación sobre el matrimonio que se va ampliando hasta Jesucristo. Cuando llega Jesucristo la situación social ya estaba muy degenerada, y no se entiende cómo lo habrán escuchado.


Nosotros también caminamos a toda velocidad, separándonos del Cristianismo que recuerdas, ¿y cómo suena esto? Veámoslo. Jesucristo dice que Dios creó al hombre y la mujer, no dice "hombre y mujeres", no hizo al hombre y las mujeres (no sé cuántas mujeres has tocado tú), sino a un hombre y una mujer.


Por esto dejará a su padre y a su madre y se unirán -refiriéndose al acto sexual, al matrimonio- y serán una sola carne. En cuanto se unen un hombre y una mujer se hacen una sola carne. De hecho San Pablo cita este texto en I Cor. 15,16: "Vosotros usáis los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una prostituta".



El Libro de Tobías, por ejemplo, habla de la situación del matrimonio judío en tiempos del exilio. Habla de una chica judía que es bellísima, y ya Israel sabe que hay una maldición en la belleza, no es fácil tener una hija hermosa hermosa, hay algunos problemas ahí.


Esta chica judía es tan hermosa que un demonio está enamorado de ella, un demonio, y está celoso de los hombres que se acercan a ella y lastiman a esos hombres. Es muy interesante leer el libro de Tobías, porque habla del matrimonio. Cuando el novio trataba de hacer el amor con esta mujer, aparecía el demonio y lo mataba, de modo que ya habían matado a siete hombres.

Todos pensaron que había una maldición, un problema gravísimo en esta mujer, pero entonces aparece Tobías. Otra cosa quiero deciros sobre este texto, que es revelación, y es que esta mujer estaba destinada a un tal Tobías desde la creación del mundo, y no a los otros.


Y Dios se hizo cargo de esto en su Providencia -también es un libro sobre la Providencia- a través de los ángeles. El arcángel Rafael será enviado a este Tobías para conducirlo a su novia, Sara. Sabéis que Rafael manda a Tobías a pescar, precisamente para derrotar al demonio; este pez es la imagen de Cristo. Tobías debe conservar el corazón y el hígado de este pez, y cuando llega la noche de bodas filetea el corazón del pez en el brasero de los perfumes: solo cuando huele el olor del corazón del pez, el demonio se ve obligado a huir.


Cuando aparece el olor de Cristo, el demonio huye, el demonio no se puede acercar a los que están cerca de Cristo. Una cosa curiosa es que antes de hacer el amor, rezan. La primera noche no hacen nada más que rezar. En este texto hay una enseñanza: él bendice a Dios, agradeciéndole por esta mujer que le ha dado, diciendo que la toma sin malos deseos; y en la traducción de la Vulgata también la esposa hace una oración espontánea a Dios bendiciéndolo por este esposo.  Aquí hay algo bellísimo. El corazón del pez, que anuncia a Jesucristo, los defiende contra el demonio, que puede entrar con los celos. Es decir, aquí se entiende que el demonio, el mal, también puede introducirse en el acto sexual, incluso a través del sexo: es necesario que Jesucristo esté presente, que haya oración, porque es un acto sagrado, porque a través del acto sexual Dios instituyó la posibilidad de la vida.

Sabéis que si un matrimonio no se consuma no es válido, debe consumarse realmente para que el matrimonio se realice, de lo contrario no habría matrimonio. A través de la donación del esposo a la esposa, y de la esposa al esposo, en este hacer el amor, entregándose, desnudos en la cama, se donan, se ofrecen el uno a la otra, se realiza el matrimonio.


Por eso decimos que el lecho, el lecho nupcial, es importante para el cristiano. Nuestros padres tenían una sola cama; hoy quieren tener dos y en dos habitaciones separadas, si es posible, porque se quiere destruir el matrimonio. La Iglesia ya había hecho un solo lecho, el tálamo nupcial, que es un altar para los cristianos.


En esta reconstrucción de la vida católica, la vida cristiana, nosotros tenemos tres altares: el primer altar es la Eucaristía donde se nos ofrece a Cristo para que pasemos de la muerte a la vida. ¿Qué significa altar? ¡Un lugar donde se hace un sacrificio!

La palabra 'sacrificio' viene del latín 'sacrum facere', hacer sagrada una cosa; no solo significa hacer un sacrificio sangriento de un cordero. 'Sacrum facere' también es una bendición, hacer una oración, es algo sagrado rezar, lo más sagrado de todo es bendecir. Por eso el sacrificio eucarístico es un sacrificium laudis, un sacrificio de alabanza.


La mesa de la familia cristiana es también un altar, en el sentido de que allí se hace un 'sacrificium laudis' utilizando los medios de la naturaleza, la comida. Los cristianos tienen la obligación, y no pueden descuidarlo, de bendecir al Señor, de darle las gracias por el pan, por el vino, por la comida, porque es dado por el Señor, no es obra nuestra: es Dios quien hace crecer los tomates y el hombre no hace más que arruinarlos, es Dios quien inventó el pescado, es Dios quien hace esta naturaleza maravillosa para nosotros y en la comida muestra su misericordia, su amor por nosotros.

Esto implica que con el cristianismo aparece una cultura, recreamos una cultura, una civilización. El poscristianismo o las culturas de tipo ateo están creando un tipo de cultura con un tipo de familia o sin familia; y aparece un tipo de casa, un tipo de arquitectura, un tipo de sociedad, un tipo de ciudad. Está claro que la predicación del Evangelio implica otro tipo de sociedad, una civilización diferente, una cultura diferente, sin duda, porque el cristianismo tiene rápidamente implicaciones culturales y económicas.

En Sudamérica, Perú o Ecuador, donde la gente vive en la promiscuidad, nosotros llegamos y decimos: "No, la casa debe tener un lugar donde hacer el amor, una habitación. También debe tener una habitación donde se come, porque hay un altar en comer como hay altar para hacer el amor.


Esto ya implica que las casas no serán una choza donde todos duerman juntos, ¿verdad?


En muchas culturas solo hay una estancia, cuando llega la hora de dormir se acuestan en el suelo y duermen todos juntos. Esto también ocurre entre los gitanos, o en ciertos países semíticos: hay una cámara arriba, abajo está la cocina donde se vive, incluso con los animales, y arriba está el cuarto donde se recibe a los invitados y donde duermen, y se llama el aposento superior. Así es en muchos países árabes, por la noche extienden las jarapas y duermen. Este es un tipo de cultura, un tipo de civilización Cambiar esto tiene implicaciones económicas, porque también significa hacer un tipo de casa diferente.


Por ejemplo en Perú le están enseñando a la gente que no pueden vivir como viven, si quieren hacer el camino, ¡y es gente que no quiere trabajar!


Entonces: “¿quieres hacer el camino? En primer lugar, la casa que tienes no está bien: tienes que hacerte una casa cristiana”. Y construyeron una casa cristiana. “No puedes vivir con todos tus hijos en la promiscuidad, porque solo tienes un techo”. Entonces han construido casas donde hay una habitación para el padre y la madre, otra habitación donde duermen las niñas y otra habitación donde duermen los niños. Tienen que comprar una mesa grande y no comer en el suelo.


Pero estas cosas, sin el Espíritu Santo que les enseña quiénes son, quién soy yo, estas cosas no se podrían hacer. Después nos dimos cuenta de que teníamos que enseñarles a cocinar, porque no saben cocinar, comen tapioca, cosas así.


El hombre regresa cansado del trabajo, encuentra la casa llena de niños, y ¿qué hace? Después del trabajo -¡los que trabajan!- van a la 'chilería', al bar, donde comen cosas sabrosas y picantes, juegan a las cartas y beben cerveza, y llegan a casa borrachos todos los días. Esto es normal, pacífico, pero estamos enseñando que no se hace así. Entonces llega a casa y la mujer tiene que darle de comer no algo tan tirado, sino algo cocinado; por eso en nuestras comunidades quien sabe cocinar enseña a cocinar a todas las mujeres.


Estamos viendo que no hay familia; hay una mujer como un conejo que hace conejos. Él llega a casa para hacer el amor, quiera o no quiera, borracho.


No hay familia, hay otro tipo de cultura. Luego están las sucursales, es decir, él debe tener no solo una mujer sino varias mujeres. Aquí está su esposa, después está la sucursal, otra casa con otra mujer, y él siempre está enredado porque la mujer llega allí con el niño y dice que es su hijo y que él tiene que alimentarlo, él negocia con ella, ¡un follón! Allí hay una mezcla entre la situación cultural indígena y los conquistadores españoles que llegaron sin mujeres, hay una precariedad, ¡no hay familia! Os lo pueden decir nuestros itinerantes que están en Brasil, en Perú.


Y la catequesis que nosotros llevamos trae consigo una civilización, una cultura; ¡Quizás algunos no estén de acuerdo con esta civilización o con esta cultura y dirán que esta familia que vosotros tenéis en casa es monstruosa! Prefieren una civilización donde ya no exista este tipo de esposa con marido, como hay otras culturas donde no existe ese tipo de familia: el estado socialista ha intentado quitarles los hijos, por ejemplo. Vosotros tenéis un hijo y el Estado lo educa y os lo quita; en Escandinavia hoy existe el terror de los inspectores que van a comprobar si se educa a los niños, y si no se los educa bien, os los quitan. ¿Sabes de esa mujer italiana que no tenía suficiente dinero para criar a su hijo: fue a la escuela a recoger a su bebé y él ya no estaba, el estado se lo había llevado, y no hay retorno, nunca lo recupera.


Bueno, dejemos esto, que no es el tema que nos interesa en este momento. Lo importante es el cristianismo como fuente de civilización, está claro que aparece la familia. La sociedad postcristiana está destruyendo insidiosamente a la familia, este tipo de familia. La televisión ante todo es absolutamente disruptiva: ahora está el problema de las cadenas de televisión, de las televisiones privadas, porque el estado a través de la televisión mantiene a la gente bajo control y puede adoctrinarla constantemente. Me pareció un escándalo cuando fui a Moscú, viendo televisión por la noche y viendo cuatro películas de adoctrinamiento en cuatro días.


Digo: "¡Fastídiate! ¿Después de setenta años de revolución todavía echan una película política adoctrinadora a diario?".


 En cuatro días que estuve allí por casualidad vi "la conquista del palacio de invierno por las tropas bolcheviques"," Lenin", todos los días; después de setenta años ¿es necesario ver esto todos los días? ¡Mira un poquito! Luego estaba la poesía rusa de los poetas del Partido, después de un documental sobre la naturaleza, todas las noches así, y no hay más, ¡hay que ver eso! La televisión tiene un poder, hay algo disruptivo ahí. Tanto para la izquierda como para la derecha, conquistar los medios de comunicación significa tener al pueblo en la mano.


El tipo de familia que vosotros habéis conocido, tal vez algunos recuerden a los abuelos, cuando al padre de familia le gustaba comer con sus hijos al menos los domingos, ya no existe. Se hace de la casa un autoservicio, cada uno va a la cocina y come así.


La sociedad también es materialista, apuesta por el dinero, y te enseñan que para no perder el tiempo en el trabajo hay un comedor con autoservicio.


Esto nunca ha sucedido en la civilización católica, porque comer siempre ha sido sagrado, es un sacrificio, 'sacrum facere'.


Recuerdo cuando fui a Escandinavia y vi los autoservicios (en España todavía no los había), ¡para mí fue un shock! En mi familia éramos muchos en la mesa, mi padre tenía muchas ganas de que nos sentáramos a la mesa después de lavarnos las manos, nadie podía sentarse si no estaba vestido correctamente, no podías aparecer en pijama, absolutamente, ¡Porque allí está presente el Señor!


Bueno, uno llega a Suecia y resulta que hay cola para comer, cada uno con su bandeja, solos, sin hablar. Imaginaos, en España e Italia estamos acostumbrados a charlar mientras comemos. ¡Comer es convivir, es hablar! Me quedé aterrorizado: ¡pobres, comen solos! Comer se ha convertido en algo físico: somos un embudo, un tubo que hay que rellenar para trabajar más duro.

Pero pertenecemos a una cultura mediterránea completamente diferente. El cristianismo también enseñó mucho, porque el cristianismo es semítico y los semitas en este sentido son muy sociables.


Estamos acostumbrados a que comer implica una relación. Y aquí ya ha entrado el comedor de trabajo, donde se come de cualquier modo porque lo importante es producir; lo importante ya no es la convivencia, lo importante no es amar, lo importante es producir dinero, monedas, ¡César! Eso sí es importante.


Entonces comenzamos a tener una inversión de valores; todos vosotros ya pertenecéis a una cultura anticristiana, donde poco a poco los valores se han revertido. Es escandaloso para mí, que he convivido con los gitanos. Ellos aún mantienen los valores, no tienen valores invertidos. Para ellos es importante acoger.


La familia. La unión del clan, son cosas que valen mucho más que el dinero.

Os doy un ejemplo: uno de los gitanos tuvo que irse al servicio militar (si pueden huyen y no lo hacen), tuvo que hacerlo, ¡y no os voy a contar la tragedia! ¡Un hijo que debe irse durante dos años para unirse al ejército en África! Tuvieron cinco días de celebración, cantando y gritando, yo con mi guitarra con ellos: era como vivir con los indios, claro, entre los carros, pero yo era uno de ellos allí. Bueno, para ir a África tuvo que tomar el tren y el barco: vieron que si hacía esta ruta tardaría dos o tres días, y le hicieron una colecta entre todas las tribus para pagarle el viaje en avión, de modo que pudiera pasar tres días más con ellos, tres días de celebración que pasaron comiendo, bebiendo, bailando, antes de separarse de este hijo. ¡El dinero a quién le importa! ¿A quién le importa?


¡No tienen agua, viven pobremente! Pero había un valor ahí. ¿Entendéis lo que estoy diciendo? Inversión de valores. Los burgueses que llegan allí, las mujeres de Acción Católica que iban a servir a los pobres se escandalizaban con esta mentalidad: "¡Hay que enseñar a esta gente el valor del dinero, del ahorro! ¡La limpieza, el horario! ¡La cultura!". Pero no es cierto: es la cultura del dinero, la cultura del producir.


Es cierto que esos también son valores, pero son otros valores. ¡Entre los gitanos no hay divorcio, no hay adulterio, no hay aborto!


Pero cómo si tener hijos es algo grande, cuando una gitana no puede tener más hijos se acabó, es decir, lo siente mucho, la menopausia es grave en ese sentido: tienen valores completamente distintos. Allí, si un gitano te pide un favor, el otro, aunque sea un enemigo, da la vida por ti: hay una mentalidad completamente diferente, como antes en los países en los que había cristianismo.


Entonces, dando un vistazo, ¿adónde vamos? Vamos al cristianismo, que también es una cultura, que tiene repercusiones culturales y sociales muy serias. Debemos reconstruir la familia: ¿qué significa para ti? Reconstruir una familia que es una comunidad cristiana, una primera célula de la sociedad. Para aquellos que están interesados ​​en otro tipo de sociedad más manejable, está claro que no les interesa ​​en una familia fuerte y unida, sino en una familia rota y disgregada, como es el caso hoy en Escandinavia, donde la gente depende por completo del estado.


Así el estado dirige todo, a través de la Seguridad Social se ocupa de todo, da todo, y no hay otra solución que el estado. De hecho, la Iglesia Luterana tuvo que reunirse y decir que si el estado no la ayuda, ¡muere! El estado es la nueva religión. ¿Y qué quiere el estado sino eso? Debilitar la religión, para que sea todo, que la gente le obedezca, que pague con impuestos lo que quiere. ¡Las religiones siempre han sido una amenaza para el estado!

Bien, hermanos, ¡el sacramento del matrimonio es algo enorme!


La base de la familia es este misterio del que ya hemos hablado; ayer también escrutasteis este amor, el esposo representa a Cristo y la mujer representa a la Iglesia. Este es un gran misterio, que son dos en una sola carne. Una cosa que hemos visto, un aspecto del sacramento del matrimonio, es que muchas parejas no funcionan bien porque no hacen bien el acto matrimonial.


Esto es lo que quise decir cuando hablé de Tobías. Esta es fuente de muchísimas insatisfacciones: insatisfacción sexual, afectiva, insatisfacciones de todo tipo.


Hay un misterio en la naturaleza: todo lo que, en las Escrituras, causa la vida está rodeado de santidad, porque Dios es vida.

Por eso el acto sexual es sagrado, y la Iglesia ya decía que con la sexualidad no hay pecado venial, no hay broma, porque ahí hay un acto por el cual se da la vida, se hace un ser humano, está la santidad de Dios, eres el colaborador de Dios en dar la vida.


Por eso hoy lo más amenazado es esto: queremos destruir el sacramento como tal, porque así se destruye a la familia, porque lo que fundamentalmente la sostiene es el sacramento


Si se destruye el sacramento, la pareja inmediatamente no tiene fuerzas, porque ya no se apoyan en la gracia de Jesucristo para superar la dificultad del otro, porque el otro siempre es alguien que te destruye, alguien diferente a ti. 


Una cosa que amenaza enormemente al sacramento en sí es todo el concepto de la sexualidad. ¿Esto está siendo amenazado? La mujer, la pornografía, no me explico cómo un estado como este permite ver películas pornográficas en la televisión, o permite públicamente películas terribles aquí en Porto San Giorgio y en todos sitios; cómo es posible que el acto sexual se plantee de tal manera que también la mujer y el hombre se vean a sí mismos como un instrumento para obtener placer. Un instrumento de placer de modo que, como el hombre es un animal mimético, imita y por tanto le gustaría imitarlo.


Entonces, ¿cuál es uno de los problemas que nosotros vemos en la marcha de la pareja en nuestra praxis del camino neocatecumenal? Ayudar al matrimonio significa sobre todo ayudarles a celebrar el acto sexual, que la cama sea verdaderamente un altar y para ellos no sea solo una cosa...


Entiendo que es difícil, pero no es tan difícil: mucha gente, ella que era frígida, o él impotente, o que tenían problemas de este tipo, bastaba que se pusieran ante el Señor para comenzar a recibir a través de este sacramento no una frustración, sino ver verdaderamente una acción de Dios en ellos.


Porque ¿cómo es posible, hermanos míos, que Dios haya hecho posible que el Espíritu Santo sea dado a través de este placer sexual, en esta donación del uno al otro?


Es una cosa maravillosa, hay una especie de unión, al igual que en la comida. Hay placer en comer, uno tiene hambre y come; hay una acción humana y divina al mismo tiempo. Incluso en el amor. Dios ha dado el amor humano, es decir, la atracción que una mujer siente hacia un hombre o un hombre hacia una mujer es una cosa humana bellísima.


Que Dios haya querido elevar esto a una categoría de sacramento, que los esposos reciban una ayuda particular, una fuerza, una gracia que el Espíritu Santo se de allí, es algo enorme. Es un gran respeto que debe hacerse primero orando, ninguna pareja debe irse a la cama antes de haber orado poniendo eso ante el Señor. A través de este gesto, este signo, de este sí, de este donarse del hombre a la mujer y de la mujer al hombre, Cristo se entrega a su Iglesia y la Iglesia se entrega a Cristo. Son dos, pero una sola carne.


Allí aparece la unidad de Dios, la imagen de Dios, la comunión no solo a través de una imagen platónica y espiritual, sino a través de una unión física. En este sentido, muchas mujeres y muchos hombres se equivocan, piensan: "No, yo para entregarme necesito que mi marido me quiera, que sea buenísimo". Entonces ella usa el chantaje sexual porque su esposo no es atento con ella, no es lo suficientemente amable y entonces no quiere...


Al revertir las partes obligan al marido mediante el chantaje. Nosotros decimos lo contrario precisamente porque es difícil unirnos espiritualmente, afectivamente hay una necesidad, Dios ha dado este sacramento. Yo lo comparo un poco con la Eucaristía: como cristiano, si yo quiero ser cristiano no puedo vivir sin la Eucaristía, de ella saco la fuerza para vivir mi vida cristiana, así una pareja no puede vivir su matrimonio si no hace el sacramento, si no saca agua de este maravilloso sacramento, si no se entrega ahí.


Porque no han tenido el acto sexual durante muchos años, el sacramento como Dios nos ha dado que lo hagamos. Primero porque no quieren hijos, entonces el lenguaje corporal que dice que yo me entrego a ti, dice: “No es verdad. Yo no me entrego a ti por nada”. De hecho esta unión es acoger a los niños, ser colaboradores de Dios con la vida humana que Dios quiere dar.


Esto está implícito en el sacramento del matrimonio con el que te has comprometido ante la Iglesia. Si los esposos no aceptan esto, no se da el sacramento, así como no se me da la gracia de la Eucaristía si estoy en pecado, debo estar en la gracia de Dios.


Entonces, si los que se ponen un condón, rompen el acto en sí mismo, lo que significa como sacramento, y entonces el sacramento no se da. Son parejas que tienen cinco años, seis años en los que nunca han hecho el sacramento, no se da el sacramento que Dios les ha instituido. Por tanto, de este sacramento en lugar de obtener la gracia de Dios, el Espíritu Santo, el amor entre ellos, derivan odio entre ellos, frustración, desesperación. Es fuente de lo contrario, fuente de perversión, de egoísmo, quieren que el otro les dé placer. Es una situación tan difícil. Por eso es importante ver cómo Dios ha instituido las cosas de un modo maravilloso, para reconstruirlas porque el pecado ha causado estragos en nuestra sexualidad. Toda mujer es madre, toda mujer es virgen. Cada mujer es una imagen de la Virgen María. Toda mujer es virgen, esposa y madre, ¿por qué tú tienes que destruir la virginidad de tu hija?


Hay una conexión entre las mujeres. Hoy la serpiente persigue a la mujer, la Virgen María, imagen de la Iglesia. Por esta razón, hoy el diablo intenta sibilinamente extender ideas contrarias. Hoy la mujer no debe ser virgen, la virginidad es una estupidez hoy, ¿no? ¡No debe ser esposa, la encargada de la casa y de los hijos, esclavizada con labores domésticas! ¡No, no tiene por qué ser eso! Es decir, humilde, sumisa a su marido, obediente. 


No por favor, ¿estamos bromeando? Esto es aberrante. Tal vez tu madre sea la primera en decirte: "No hagas eso, mira que tu padre es violento, tú trabaja, debes tener un coche, debes ser como un hombre, ten los hombres que quieras, ¡ten dinero!". Y tú haces caso.


Somos animales miméticos. Mira qué lavavajillas usas, el que te dijo la televisión. Lo que dice la televisión tiene un gran impacto. También hay mucha influencia a través del cine. Un paréntesis: cómo es posible que se esté reproduciendo la vida en el cine y se haya hecho un pacto, directores, actores, todos para silenciar a Dios. Silencio total de Dios. Aparecen en las películas personas que trabajan, una familia que se mueve, pero no hay Dios. No hay nada, la palabra Dios nunca aparece. Algún idiota como Woody Allen, que el pobre es cristiano, cuando hay un problema habla de Dios porque es judío, los judíos son los únicos pobres que creen en Dios y prueban a hablar de Dios por medio de la comedia.


Esto es para predicar un poco. Pero hoy hay un pacto y no pueden ser actores y participar de las obras del diablo. Y en el teatro y en la televisión hay un pacto de silencio, no hay Dios. Absolutamente porque veo que en tu vida nunca has pasado a Dios, ¿verdad? Dios es una invención de los sacerdotes. Este es un paréntesis.


Hoy presentan una imagen de la mujer. "El futuro es mujer", no la he visto, pero basta con saber quién es Ferreri para saber que es una monstruosidad.


Hay una acción: aquí se está con Dios o con el demonio, con Cristo o contra Él, quien no acoge a Cristo está destruyendo la obra cristiana. Está destruyendo esta civilización que es lo que se pretende.


Avanzamos hacia una sociedad completamente diferente. Pero tú estás en esta sociedad, dejamos que se destruya o la construimos. Buscamos, a través de estas comunidades, reconstruir la sociedad, un nuevo tipo de civilización cristiana.


Preparando un futuro para tus hijos, algo inmenso. La mujer no tiene por qué ser madre, esposa. ¡No! Esposa para nada. Debe ser gerente de una empresa. Y todas las mujeres cuando Thatcher llegó al poder: "¡Bien hecho, viva!". Después fue un desengaño, la mujer de hierro, todos descontentos, ¡una matanza terrible! Destruyendo así el contenido esencial de que mujer y hombre forman una unidad, no son dos hombres, dos seres que se odian, son una unidad completa.

Claro que, sin duda, ha habido abusos. No tiene por qué ser virgen, esposa, el matrimonio es una aberración. En el norte de Europa ya no existe, está siendo destruido. Estadísticas, por ejemplo en Francia, en Bélgica la generación posterior al divorcio no quiere casarse porque han vivido traumáticamente, con terror. ¡Imaginaos un pobre hijo que ve que el padre se va de casa y odia a su madre!


Sabéis que el padre crea en el hijo el yo moral, el deber, y la madre el afecto y el amor.

Sin estas dos entidades unidas por dentro el niño sufre muchísimo porque ama a la madre y no quiere que la madre sufra. Pero ve a su madre llorando porque el marido se va con otra. Fíjate la violencia que debe sufrir un niño de diez años, llorando en la cama, aterrorizado. Todos los psicólogos saben cuántos casos de esquizofrenia tienen esto como causa.


Pero qué se puede hacer, las dificultades de la pareja son tantas que se puede ayudarlos dándoles el divorcio. Pero eso no ayuda. Al igual que la dificultad de Kiko para volverse casto, entonces se le pueden permitir escapadas.

Para ayudar con la dificultad no debemos admitir el pecado, no destruyendo la entidad, sino ayudando, que es diferente.

Pero ahí es inútil porque hay una acción laica que va contra la religión, hay una lucha en la historia, teológicamente, de la serpiente contra la mujer, así como hay una lucha de la bestia contra el Cordero. Esto está en todos los hechos de nuestra existencia, y la Iglesia, en el fondo, trata de defender al débil, al agraviado, al más débil, al niño y a la mujer. La Iglesia siempre ha defendido a la mujer y los niños.


Hoy la dificultad que normalmente hay en la sociedad es que los jóvenes no se quieren casar porque se identifican, dicen: "Me es imposible reproducirme, no quisiera hacer sufrir a mi hijo lo que yo he sufrido".


De hecho mi tío -lo digo aparte-, sus padres se habían separado y después tuvo un matrimonio difícil con una mujer terrible. Pero lo aguantó hasta el final y siempre decía: "¡Aunque mi vida sea un infierno, porque esta mujer está loca, no quiero que mi hijo nunca sufra lo que yo sufrí!".


¿Así que lo que pasa? Antes de casarse, las nuevas generaciones prueban el matrimonio, se juntan.


Después tres amigos que están bien juntos deciden tener un hijo. Figuraos estas cosas que inventan los jóvenes de hoy. Si va bien con el hijo, puede que se casen, pero de momento nadie quiere casarse para no tener que separarse.



Hoy en día hay un 70 % que se niega tanto al matrimonio civil como al eclesiástico, lo hacen de manera civil después de un tiempo de estar juntos.


Esto provoca un nuevo tipo de sociedad y la causa fundamental es el sufrimiento que han tenido en la familia al ver a sus padres se odiaban y se separaron.


Hoy hay una acción contra la esposa, madre. No madre, pero hoy se convierte en asesina. El aborto...


Nosotros en Sudamérica tenemos que convertir a los ginecólogos porque si no nuestras mujeres, las del Camino, cuando van al hospital les ligan las trompas sin saberlo, un abuso absoluto porque hay locura.


No se debe de tener hijos porque significan pobreza porque todo se basa en el dinero. Es una mentira radical. Ya sabéis lo que pasó en Rumanía, en los países socialistas, donde están bajo un régimen militar, por lo que la situación es gravísima porque todos han envejecido y no tienen hijos; el estado obliga por ley a toda pareja a tener tres hijos.


Pena de muerte por aborto. Cuando las mujeres tienen dolencias de ese tipo, los médicos ya no quieren intervenir porque, como se demuestre que hay un principio del aborto, es la pena de muerte.


Y el estado ahora no puede dar marcha atrás porque si no tienen hijos, el estado muere, todos han envejecido rapidísimamente, hay poquísima gente en las escuelas, pero ahora ya no pueden. Dicen: "¡Ten hijos tú!". Hay una mentalidad que ya se ha creado por completo que es tremenda, una maldición así como en China también pasan cosas gravísimas.


Hermanos, no estoy instrumentalizando las cosas. Digo cosas que suceden, podéis preguntar si son ciertas. También en Francia hay un premio de un millón de francos por tener el tercer hijo, un millón de francos antiguos, pero la gente prefiere no tener hijos.


Cruzar el umbral del segundo hijo no es fácil porque en el primero la paternidad se apodera de ti y te vuelves neurótico, creas lazos enormes, cordones umbilicales que te esclavizan. Si el niño tose, si no duerme no te deja vivir, se crean vínculos neuróticos, afectivos. El afecto es siempre una mala forma de amar, no tenemos derecho a enfangar a nadie con nuestro afecto.



Tener afecto por alguien significa tener un amor posesivo que nada tiene que ver con el amor que se llama agapé, un amor de benevolencia, un amor de querer el bien del otro, no poseer al otro. Una madre que tiene un amor posesivo por su hijo, que por el afecto es posesiva, el hijo debe obedecer, debe llegar pronto a casa. Si no es como la imagen que tiene de él, se siente traicionada, sufre muchísimo, es una esclavitud, una monstruosidad.


Ese amor no es cristiano, es una enfermedad de la carne. Desafortunadamente, si solo tienes un hijo, te pasa a ti: malcrías a ese niño.


Quienes sienten esta dificultad en la relación piensan: “Imaginaos si me pasa esto con uno, imaginaos con dos, ¡ni en sueños! ¡Si con uno solo no vivo...!". No se da cuenta que ha cometido un error, con el primero se comenten errores siempre. De hecho los hijos de los itinerantes, uno tiene dieciocho hijos y el otro catorce, ¿qué dijeron?: Cuando yo entré en el Camino tenía muchas mujeres, luego me llevé a todos mis hijos y una mujer y realmente se reconstruyó una familia, con total éxito.


Y muchos obispos, como la catequesis fue un fracaso, están pensando que quizás la poligamia... haciendo compromisos con el mundo, como con la píldora, etc.


Pero el problema no está en la estructura, ¡está en poder cambiar el corazón humano!

Bien, hermanos, en estos problemas, que son gravísimos y muy importantes, cantamos a la Virgen María para que nos ayude e inspire, antes de escuchar a Mario Pezzi que nos hablará un poco sobre estos problemas de la paternidad responsable.

(p. Mario)

Antes de nada quisiera decir, refiriéndome a la catequesis, que me acordé de una figura que presenta San Juan en el Evangelio, cuando van a ver el sepulcro, Juan corría delante y Pedro, fatigado, lo seguía; sin embargo, cuando Juan llega al sepulcro, espera a que llegue Pedro, que entra primero. Esta figura me vino precisamente porque es mi experiencia en el camino neocatecumenal dentro de la Iglesia. Verdaderamente el Señor, a través del carisma del neocatecumenado, precede a la institución, no solo en este campo de la paternidad responsable, de los hijos, sino también en el campo de la venta de bienes o en el campo de la itinerancia, durante quince días.


La primera vez que Kiko me habló en el 72 preguntándome qué pensaba, le respondí: “¡Me parece que estás loco, eso es una locura!”. Pero esto también me ha servido como presbítero, porque veía que esto estaba también en el Evangelio, aunque humanamente me parecía una locura, cómo probarse seriamente con el dinero. Pero vi que ese era el Evangelio, mi misión como presbítero.


Me quedo callado, y muchas veces nos acusan, dicen que los sacerdotes son superados por los laicos, no tienen valor, etc. Hablo poco, sobre todo en el equipo con Kiko y Carmen (me refiero hacia el exterior), pero realmente siento una misión de Dios como presbítero, de ser la confirmación de parte de la Iglesia, y eso lo sentí desde el principio como del Señor, aunque en silencio. Pero estoy dispuesto a ir al Santo Oficio, a cualquier lugar, a decir que más ortodoxos que nosotros..., porque veo que verdaderamente está en la ortodoxia, no solo eso, sino que el camino ayuda a vivir el Evangelio. Por eso hay una necesidad real del carisma y de la institución, y los sacerdotes también apoyamos esta renovación dentro de la Iglesia.


Siempre llevo conmigo, están gastados y marcados, la Humanae Vitae y la Familiaris Consortio, porque son el campo de batalla con varios sacerdotes, por eso siempre los llevo conmigo, y creo que todos los presbíteros ya los conocen en profundidad. Quería leer algunos pasajes de Humanae Vitae y Familiaris Consortio, y sabéis que últimamente el Papa ha retomado la Humanae Vitae en las audiencias de los miércoles, precisamente porque ha surgido una terrible confusión sobre el problema de la paternidad responsable.


Se piensa que la paternidad responsable significa que los padres son responsables de tener tantos hijos como quieran, y eso no es cierto.


El Papa Pablo VI, que tenía muy presentes los problemas de la época actual, examina los diversos problemas: crecimiento demográfico, condiciones y crisis económicas, etc., y dice: "Entonces, no sería posible... (pág. 4) ...la tarea de regular la natalidad".


Es decir, ante los problemas económicos, la dificultad de tener muchos hijos, surgió esta pregunta: ¿No conviene limitar el número de nacimientos para que crezcan mejor, de modo que la natalidad se vincule al conjunto de circunstancias de la vida conyugal y no a cada acto individual? No sé si lo entiendes.


Entonces dice: "Una visión global del hombre". Este tema se trata extensamente en la Humanae Vitae. Me lo salto, pero el Papa habla de ello largamente.


Paso a la Familiaris Consortio, que salió del Sínodo de los Obispos sobre la Familia y que después el mismo Papa quiso redactar. Habla del servicio a la vida, la transmisión de la vida (FC 28 y FC 30).


Los últimos discursos que ha retomado el Papa están recogidos en una revista llamada "La Traccia" (la recomiendo especialmente a los presbíteros), también los discursos que el Papa ha dado a nuestras comunidades. El número 7 de "La Traccia" de este año trae una hermosa introducción de Cafarra (ya lo ha contado Kiko), quien dice que el Papa ha retomado recientemente estos discursos para combatir esta mentalidad que está entrando en la propia Iglesia, y dice que lo que está en juego es Dios, la existencia de Dios y Dios como Padre. Luego, en una primera parte de sus últimos discursos sobre la HV, el Papa habla del problema de que no se puede separar el aspecto unitivo del aspecto procreativo del acto conyugal.


(Kiko) Sobre esto quiero decir una cosa: sois catequistas y tenéis la obligación -como yo- de leer las audiencias de los miércoles del Papa. No sé si sabéis lo que dijo el Papa el miércoles pasado. pero tienes la obligación de saberlo, entrar en vuestro ministerio de catequistas y de cristianos saber lo que dice el Papa para toda la Iglesia, y conocer todos los problemas candentes. Digo esto porque no es tan difícil leer lo que dice el Papa, es una obligación que tenemos.


Respecto a esta realidad de la que hablaba, que no se puede separar el aspecto unitivo del aspecto procreativo, las primeras audiencias son todas para atacar la mentalidad anticonceptiva. No me extiendo en esto (los que quieran profundizar tienen los discursos del Papa) porque supongo que en la comunidad, en el camino, no existe el problema de la píldora, al menos después de los 2º escrutinios. ¡Eso espero!


Solo menciono esto para extenderme más en el aspecto de la paternidad responsable, recurriendo a períodos infértiles. Sobre el aspecto de la mentalidad anticonceptiva solo leo un pasaje de un discurso del Papa a los sacerdotes que participaron en un seminario sobre procreación responsable, un discurso publicado por el Osservatore Romano el 18 de septiembre de 1983. Dice: "Razones más profundas -para no permitir esta escisión- de orden teológico. En el origen de toda persona humana hay un acto creador de Dios".

Me parece bastante claro, ¿no?


Esto se desarrolla mucho en otros discursos, pero por encontrar motivos muy graves -y el Papa lo repite muchas veces, porque aquí ha habido abusos de interpretación- se habla de la posibilidad de tener control sobre la natalidad recurriendo a periodos no fértiles, respetando la naturaleza intrínseca del acto conyugal, de ahí los dos aspectos unitivo y procreativo.



No sé si entiendes esto: apegarse solo al hecho puramente técnico de los ritmos biológicos, para evitar un nacimiento, distorsiona el pensamiento de la HV. En otro pasaje (que no sé si saldrá a la luz) dice que incluso atenerse a los ritmos biológicos con mentalidad anticonceptiva, es decir, evitar los partos si no es por motivos graves, no se diferencia de ningún método anticonceptivo.


Es un método anticonceptivo aunque respete la ley natural, porque se hace con mentalidad contraceptiva. Hay un último aspecto, antes de la conclusión: El 5 de septiembre de 1984 dice: «El recurso a los "períodos infecundos" en la convivencia conyugal puede ser fuente de abusos si los cónyuges tratan así de eludir sin razones justificadas la procreación».

Este es el pasaje que buscaba antes: «La verdad de la paternidad-maternidad responsable y su realización va unida a la madurez moral de la persona, y es aquí donde muy frecuentemente se manifiesta la divergencia entre aquello a que la Encíclica atribuye explícitamente el primado y aquello a lo que se da este primado en la mentalidad corriente». Es decir, si no hay madurez moral, una maduración de la fe, entonces está claro que también los sacerdotes están tentados a adaptarse a la mentalidad del mundo, porque el problema es la maduración de la fe.


 Bueno, aquí termino los discursos del Papa.

Kiko:

Mucha gente hoy piensa que deben limitarse los nacimientos. Los católicos los limitan con métodos naturales y los demás con la píldora. Entonces, si tú eres católico, limitas los nacimientos de esta manera; piensan que el punto es este. Pero el Papa dice aquí que no es así en absoluto, ¡todo lo contrario! En este sentido, no hay diferencia: limitar de una forma u otra es lo mismo, ¡usa el método que sea más eficaz!


Mario:

En la audiencia del 4 de octubre del 84, el Papa pronuncia un discurso que ya es mucho más espiritual, habla de la posibilidad de la vida matrimonial como un camino estrecho, pero que por la fuerza del Espíritu Santo infundido en nuestros corazones es posible que se dé esta unión y dar a luz hijos. Esto es lo dicho antes: habla de la Eucaristía de la que sacar esta fuerza, de la penitencia cuando se cae, y de la fuerza del sacramento del matrimonio.


El 11 de octubre habla de este tema: "La fuerza del amor de Dios depositado en nuestros corazones hace posible la unión y la procreación, unidas a la castidad conyugal".


Y dice en otro discurso que la vocación al matrimonio es una vocación al heroísmo, a la santidad, que es posible. En otro discurso (que no tengo aquí) que dio a los sacerdotes a principios de marzo, dijo: “¿De qué hombre estamos hablando? ¿Del hombre que está bajo el poder de la carne, del pecado, de las concupiscencias, o del hombre que ha sido liberado por Jesucristo?".


 Me gustaría terminar leyendo un resumen -lo siento si con poco tiempo se hace lo que se puede; estos son algunas indicaciones que los sacerdotes podrán profundizar más- de un teólogo en el encuentro del Instituto Juan Pablo II en la Universidad Lateranense, que resume el auténtico pensamiento del Papa, aclara todo esto. Dice cómo debe comportarse un teólogo, un presbítero, qué orientaciones debe proponer en la enseñanza de la moral sobre la procreación responsable.

Hemos hecho una fotocopia de este discurso bastante clara, para todos los presbíteros que lo deseen, porque presenta una síntesis del pensamiento auténtico del Magisterio de la Iglesia. Espero que el Espíritu Santo compense lo que falta.


Kiko:

Se entiende que la Iglesia no acepta la píldora en ninguna circunstancia, no se permite ningún método anticonceptivo artificial, es absolutamente pecado. Se admite solo terapéuticamente.

Ya en el Antiguo Testamento, hermanos, Dios no aceptaba el repudio; no le gustaba, pero tuvo que aceptarlo.


En este sentido hay un estupendo texto de Malaquías que dice: “Esta otra cosa hacéis también vosotros: cubrir de lágrimas el altar de Yahveh, de llantos y suspiros, porque él ya no se vuelve hacia la oblación, ni la acepta con gusto de vuestras manos. Y vosotros decís: ¿Por qué? Porque Yahveh es testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. ¿No ha hecho él un solo ser, que tiene carne y espíritu? Y este uno ¿qué busca? ¡Una posteridad dada por Dios! Guardad, pues, vuestro espíritu; no traiciones a la esposa de tu juventud. Pues yo odio el repudio, dice Yahveh, Dios de Israel, y al que encubre con su vestido la violencia, dice Yahveh Sebaot. Guardad, pues, vuestro espíritu y no cometáis tal traición” (Ml 2, 13-16).

No se trata de hacer aquí una catequesis contra el divorcio ni nada de eso: esa no es mi intención. Pero es cierto que toda la Escritura presenta la nueva creación: "No era así en el principio", dice Jesucristo. Cuando Dios hizo al hombre, "hombre y mujer los creó, a su imagen y semejanza". Entonces, por la dureza del corazón, por el pecado, el hombre no pudo alcanzar este amor de la imagen de Dios, en él está destruida la imagen de Dios.


Observad cómo en las bodas de Caná la Virgen María se da cuenta. Dice: "No tienen vino". Se dio cuenta de que en el matrimonio no hay vino, no hay fiesta.


El vino es la sangre de Cristo derramada por nuestros pecados, para que el hombre pueda pasar completamente a la mujer, para que pueda convertirse en una sola carne con ella.


Jesucristo entendió esto rápidamente: tan pronto como su madre le dice: "No tienen vino", él responde: "Mujer, mi tiempo aún no ha llegado", porque solo Él podrá dar vino a la humanidad -y esto significa purificarla, sacarla de la muerte, para establecerla de pie sobre la roca-, cuando muera en la cruz, es decir, cuando llegue su hora.

Con este juego de palabras: "¡Mujer!" presenta a María como la nueva Eva, la madre de todos los creyentes. Como sabéis, el nombre "mujer" se refiere sólo a Eva, "la mujer", y aparece de nuevo cuando Jesús grita desde la cruz: "Mujer, aquí está tu hijo". La primera Eva procede de un tipo de hombre, y la nueva Eva -esto lo dicen todos los Padres de la Iglesia- procede del costado de Cristo.


Por eso sabéis que hay un paralelismo entre el sueño de Adán (cuando Dios le quita la costilla) -"Hueso de mis huesos y carne de mi carne", dirá Adán cuando ve a la mujer: así es como Eva, la mujer, fue presentada- y el sueño de Jesús, la muerte, ya prefigurada en el sueño de Adán.

Cristo duerme en la cruz, muere en la cruz y de su costado derecho sale sangre y agua, sale la nueva Eva. Por eso también llamará a su madre "Mujer" como esposa, como virgen, como madre. La nueva Eva tiene estos tres atributos: es muy importante ver esto porque son tres condiciones que nuestra generación está atacando.


Siempre, en todas las generaciones, el dragón, la serpiente primordial (porque nosotros, para hablar de cosas tan profundas, debemos emplear símbolos; incluso en el sueño soñamos con símbolos, el lenguaje subconsciente, el lenguaje primordial, porque nos faltan las palabras para expresar contenidos tan profundos y tan reales), la serpiente primordial persigue a la mujer como la persigue nuestra generación. ¿Cómo la persigue? Destruyendo la imagen de la mujer, destruyendo a la mujer: NO DEBE SER VIRGEN, NO DEBE SER ESPOSA, NO DEBE SER MADRE. Estas tres condiciones -la virginidad, el matrimonio y la maternidad- están amenazadas hoy por la nueva generación.


Para nosotros, la familia cristiana es una revelación, algo que salvará a la sociedad.


Sin embargo, en esta sociedad se intenta destruir este tipo de familias y pasar a una sociedad libre en la que todo depende del Estado, un poco como ocurre en Escandinavia donde se han destruido los lazos familiares. Sabéis que hoy en Escandinavia no existe ese tipo de familia; cuando dejas a una mujer y decides irte a vivir con otra, solo tienes que avisar por teléfono.

Y en Francia, por ejemplo, hay toda una generación que ha sufrido las consecuencias del divorcio. Los muchachos no quieren casarse ni por la iglesia ni por lo civil, porque han sufrido un gran trauma en casa al ver a sus padres separados, al ver su sufrimiento.


Ya sabes que en la familia el hombre representa el yo moral, representa el deber, el temor al padre es necesario para que se cree en el hijo el yo moral, el sentido del deber. La madre crea en el niño el sentimiento de afecto, el amor, la ternura. Estos dos conceptos, el amor y el deber, deben estar unidos en el niño.

El niño ama enormemente a su madre, y a través de su madre teme a su padre, aprende a amar a su padre porque ve cómo la madre lo respeta. La primera reacción del niño sería quedarse con su madre y rechazar a su padre -digamos así- naturalmente. Pero la madre le enseña a amar a su padre (como la Virgen María enseña a amar a Dios, como la Iglesia os enseña lo mismo a vosotros) en esta competencia inconsciente que el niño tiene frente a su padre, etc. (Me refiero al inicio de la adolescencia, cuando el chico quiere ser el gallo de la casa).


Bien, entonces imagina lo que significa que el niño vea problemas en casa, el odio, el padre que cierra la puerta y no sabe si ha golpeado a su madre, ve a la madre irse con otro. ¡Es un drama! No sé si lo habéis vivido en vuestra casa: es algo muy grave. Quienes lo han vivido han sufrido tanto que están traumatizados y no pueden soportar la idea de que puedan causar este mismo sufrimiento en sus hijos. Recuerdo que un amigo mío tuvo un matrimonio bastante difícil, con una mujer que no se encontraba bien y así. Y a pesar de que algunos momentos de su vida fueron un terrible infierno, logró resistir hasta el final y no se separó de su esposa porque tenía en su carne un sufrimiento tal de pequeño que dijo que nunca les haría a sus hijos una cosa semejante.


Esto está sucediendo hoy y las consecuencias son graves, muy graves. ¿Qué sucede? Bueno, lo primero es que a los quince años los chicos se van a vivir con una chica, para experimentar lo que es el matrimonio; y en su inconsciencia creen que nunca harán lo que hicieron sus padres.


El chico cree que con sus propias fuerzas es capaz de soportar a la muchacha, y comienzan a vivir juntos y alquilan un ático, convencidos de que vencerán. Nunca hará lo que hicieron su padre y su madre. Si todo va bien, después de tres años deciden tener un bebé. Esto está sucediendo en Francia, por ejemplo; si a los tres años no se han matado o separado, deciden tener un bebé. Cuando han tenido un hijo y las cosas van bastante bien, se casan por lo civil y dan el primer paso creyendo que todo irá bien.


El muchacho que no ha llegado a los tres años de convivencia, al que le ha ido mal, cambia de muchacha; a la cuarta chica comienza a tener un complejo interno consigo mismo. Situación: el nivel de suicidios de chicos menores de veinticinco años aumenta de forma gravísima (esto lo ha experimentado Suecia desde hace quince años). Muchachos que por desafecto, por no creerse capaces de establecer una relación afectiva con una chica -o chicas con chicos- ven que el centro de su vida no tiene sentido y dicen: "No soy capaz, soy tan desgraciado como mi padre, entonces prefiero no vivir, prefiero suicidarme", y se matan. No saben lo que es el matrimonio cristiano, ni siquiera saben para qué sirve, no han recibido catequesis.


Estas son algunas pinceladas que puedo daros sobre la situación actual de la sociedad. Muchos aquí pueden tener hijos que no se han casado en la iglesia ni quieren casarse, rechazan la idea del matrimonio. "¿Por qué tengo que casarme con una chica? Estamos juntos, cuando nos cansemos nos separaremos", y así termina todo. "¿Hijos? ¿Por qué habría de tenerlos?". Y muchos padres católicos se han horrorizado al ver que sus hijos no están dispuestos a casarse y viven juntos; muchachos que hasta hace poco iban a la iglesia y estudiaban el catecismo en la parroquia, después les ocurren estas cosas.

Lo más amenazado en nuestra sociedad es la familia, porque como decía Juan Pablo II en la "Familiaris Consortio" el futuro de la humanidad pasa por la familia.


En Europa, la familia se está separando a toda velocidad, y en España la familia se separará rápidamente. Porque, además, la generación de los hijos de los divorciados es una generación muy traumatizada; el nivel de esquizofrénicos es altísimo, el nivel de personas que toman drogas, personas que tienen traumas horribles.


Las familias son mucho más pequeñas, solo hay uno o dos niños.


Pero si la familia representa el núcleo de la verdad revelada... porque ¡aquí está el punto!

Doy un ejemplo. Dios existe como Padre. Pero dime una cosa: ¿cómo podemos predicar en Escandinavia que Dios es padre si nadie es padre, si la figura paterna no existe? Este niño vive en casa con un señor que no es su padre, en primer lugar.

Además este señor que está en casa va y viene, cambia. El niño ve a un hombre con bigote y luego, cuando menos se lo espera, aparece otro señor que no tiene bigote. Luego aparece otro señor que se mete en la habitación de su madre, y es distinto a los que vinieron antes. El niño, desde muy pequeño, comienza a ver en su hogar este hecho que hoy se manifiesta en toda la sociedad. La idea del padre no existe (hay un estudio muy importante al respecto, realizado por sociólogos).


Otra cosa muy importante es la fraternidad, la idea de fraternidad, ser hermanos. No existe, porque no tienen hermanos, no saben lo que significa compartir una cosa con un hermano, ni siquiera tienen una idea. Están solo con la madre o con el padre y aprenden a competir, tienen que ser los mejores. "El otro" no existe, no hay hermanos.


Sin la imagen del padre, sin los hermanos, este tipo de familia ya está destruida.


No sé cómo se puede entender la Trinidad, ni el Padre ni el Hijo ni el Espíritu Santo. Se entienden muy pocas cosas.


El estado, esto es lo que se entiende como una totalidad que se preocupa por todos. La religión del estado, como se le llama, "hombre para el estado". El hombre no existe como persona, existe para el estado. Se crea una "conciencia de estado" donde el hombre, a través del estado, alcanza toda la realidad de la pobreza y entonces no hay desigualdades sociales. Son filosofías, conceptos, que crean otro tipo de sociedad, lo que se llama sociedad socialista, con otra ética. Una ética que no parte de ninguna revelación ni de la idea burguesa de Dios, porque según ellos la idea de Dios es burguesa. El concepto de perdón, de reconciliación, son todos conceptos burgueses que solo han jugado el juego de los ricos sobre las espaldas de los pobres. Por esto no se puede perdonar, no tiene sentido.


Este Señor que aquí está crucificado, esta es la aberración con la que engañaron a los pobres, una víctima más de los ricos, un ideal, una ideología que no tiene contenido real. ¡La justicia! Eso es lo que importa, perdonar sería una injusticia. “¿Tú hiciste esto? ¡Entonces paga! ¿En nombre de qué debería perdonarte? Si Dios no existe, ¡dime por qué es necesario perdonar a alguien! De hecho, explícame un poco qué es este perdón porque no entra en mi cabeza”. Si yo te perdono soy injusto, el concepto de perdón no tiene sentido. “¿Has cometido una injusticia? ¿has robado? Tienes que pagar por ello. ¿Por qué debería perdonarte?”.


El perdón es una revelación, es revelado por el cielo.


Por ejemplo (digo esto para que sepas cómo acaba la cosa con los socialistas), en Francia se dieron cuenta de que no hay libertad de enseñanza, lo primero que ponen bajo control es la enseñanza, porque la educación es muy importante, para inculcar todas estas ideas en los niños, para llegar a un nuevo tipo de sociedad estatal socialista donde no hay más injusticias, donde todo está controlado por el estado.


En este contexto la Iglesia está llamada a desaparecer, la Iglesia ya no tiene ningún sentido porque "nosotros lo hacemos todo". Entonces, si la Iglesia puede educar, ¡la educación debe ser quitada de la Iglesia! Y según sus ideas tienen razón. Si yo fuera socialista, la Iglesia y los sacerdotes no tendrían ningún sentido, porque “nosotros tenemos la verdadera ética, nosotros resolveremos los problemas del mundo, de la injusticia social, nosotros...”. Pero esto se debe hacer bien, para que no protesten los fascistas o gente así; hay que hacerlo poco a poco, paso a paso hasta el punto de inutilizar todo lo existente, haciendo que la parroquia sea una entidad del barrio donde no solo están los católicos sino también otros. Digo todo esto para que entiendas lo que está pasando, lo que está pasando.


Pero hablaba del Sacramento del matrimonio. Quiero decir que este concepto de familia no se comprende bien, y una sociedad que quiera programarlo lo programará de acuerdo con sus ideas. Por ejemplo, cuando yo estuve en Moscú (incluso en Leningrado hicieron barrios con casas que por fuera se ven grandes y muy bonitas) estábamos en una casa; el apartamento era muy pequeño y allí vivían dos familias juntas, lo cual es un infierno si no tienen buenas relaciones. Todo es muy pequeño; un pequeño recibidor, una cocina para las dos familias, luego un dormitorio con una cama grande y un baño común para los dos dormitorios. Eso era todo. ¿Cómo pueden tener más de un hijo? Es imposible. Todo está planificado, y es una programación estatal muy clara.


He dicho muchas veces que los cristianos tenemos tres altares.


El primer altar es la Eucaristía. El altar es un lugar donde uno se ofrece a Dios en oblación. La palabra sacrificio significa "sacrum facere", hacer lo sagrado. Muchas veces hemos creído que hacer lo sagrado es ofrecer víctimas, como se hacía en la antigüedad, pero lo sagrado no es solo esto. Una cosa sagrada también es el "sacrificium laudis", bendecir al Señor. Alabar al Señor es sagrado. Por eso la Eucaristía es un sacrificio de alabanza.


Bueno, entonces tenemos la Eucaristía donde Dios se presenta en alabanza; el amor que nos tiene en su Hijo Jesucristo se hace presente allí para nosotros, el misterio de la Redención, con su muerte y resurrección por nosotros.


Luego tenemos otro altar que es la mesa familiar.


 La mesa familiar es muy importante, porque los cristianos no pueden comer nada en esta mesa sin bendecir al Señor.


No se trata de bendecir las cosas como a veces hacemos, bendiciones que parecen mágicas: "Bendice, Señor, esta comida", y parece que estamos diciendo: "Bendícelo para que no sea venenoso, para que no nos siente mal". Ya el Concilio Vaticano II, renovando la liturgia, vio este concepto y colocó la liturgia de la bendición de las cosas en el lugar correcto; usamos las cosas para bendecir a Dios: "Bendito seas, Señor, por estos alimentos que nos das". Por eso la bendición de la copa y del pan en la Misa son bendiciones que no descienden sino que ascienden de las cosas. Entonces, esta mesa familiar se transforma en un altar, ya que las cosas que Dios pone sobre la mesa son cosas a través de las que bendecimos a Dios, porque Dios las creó para nosotros. Quien no bendice al Señor a través de las cosas es un pagano.


Dos generaciones antes que la nuestra eran bastante cristianos y todavía tenían respeto por la mesa familiar. Mi padre, que aprendió esto de su familia, no soportaba que ninguno de nosotros se sentara a la mesa sin lavarnos las manos y sin estar vestido correctamente. Nunca me senté a la mesa en pijama ni nada de eso. ¡No digo entonces en las fiestas de Navidad! Allí tenías que ir con traje. De hecho, existía un concepto de lo que es la familia. No sé si lo habéis vivido.

Cuando fui a Escandinavia hace veinte años, yo no sabía qué era el autoservicio, servirte a ti mismo. Pertenecemos a una cultura mucho más semítica, una cultura mediterránea, en la que comer es un lugar privilegiado de relación, de comunión.


Entonces sucede que entramos en una barra, cogemos una bandeja y seguimos adelante. Pero lo que más me impresionó fue que la gente estaba sentada en mesas pequeñas, cada uno comiendo solo. Ya las oficinas te ponen un comedor donde vas a comer solo, más rápido, porque lo importante es producir más.


Los valores comienzan a cambiar en función de una sociedad materialista. Daos cuenta de que estamos entrando en una sociedad que ha invertido todos los valores y en la que lo importante es la economía, es producir más.


Hay una tremenda obsesión por el dinero, ya por el materialismo que existe en Estados Unidos -producir, ser, triunfar-, ya en los países socialistas, donde existe tal obsesión por el dinero que los crímenes económicos se pagan con la muerte, donde el dinero lo es todo y hay que dividirlo porque hay que acabar con la pobreza: entonces el dinero se convierte en el eje de todas las realidades.


Hablaba del concepto de familia cristiana. Debéis comprar una mesa grande para comer todos juntos: el Señor os da hijos para su Reino, hay una comunidad familiar. Es muy importante, a través de las comidas, darles a tus hijos ese sentido de alabanza, de pueblo sacerdotal alrededor de la mesa, donde se reza, donde se hacen Laudes, donde el padre de la casa pasa la fe a sus hijos, donde hay respeto. No sé si en tu casa comes en la cocina, de cualquier manera, como en una especie de pensión donde todos comen a diferentes horas, y así. Bueno, ¡eso no debe suceder! Tienes una misión muy importante.


Esto también crea una cultura, una civilización. Hay muchas zonas de América donde no existe este tipo de familia, donde la gente vive en la promiscuidad, donde todos viven acurrucados bajo un techo entre cuatro paredes, donde no hay sentido de familia. Entonces, lo que hicieron las comunidades en estos lugares, por ejemplo en Perú, fue comenzar a reconstruir las familias. Además, en toda América hay 'sucursales'. Es decir, un hombre tiene una casa aquí, una señora con niños, y luego tiene otra, una 'sucursal', por lo que tiene que alimentar a tres o cuatro familias.


En el camino, mediante las etapas, lo primero que se les enseña es que la casa no puede ser así; deben tener un lugar apartado donde las niñas no puedan dormir junto con los niños. Pero hay un problema: como nadie los ha amado, el concepto de "persona" se ve disminuido. Hemos visto que el Evangelio, al revelarles que Dios los ama, hace que el hombre se ame a sí mismo, se respete a sí mismo. En el momento en que se ama a sí mismo, también comienza a tener un concepto diferente de sus hijos y su esposa, comienza a respetar a su esposa. Esto significa que nosotros llevamos una cultura, ¡sin duda alguna! El Cristianismo es una cultura, una civilización.


Hoy hay otra filosofía: se quiere acabar con esta cultura y trasplantar otra, una cultura de tipo socialista con otro tipo de familia, con otro tipo de sociedad, porque esta que habíamos construido era muy mala. Pero no creemos que sea así, por eso "hacemos política" en definitiva: hablando de Jesucristo, llevando a Jesucristo a la gente, estamos creando la familia cristiana. Si creamos la familia, creamos un nuevo tipo de sociedad porque si hay una familia fuerte el estado no la gobierna; si no existe la familia, todos deben depender del estado. Por supuesto, esto es algo muy importante. Por esto interesa mucho el divorcio, por esto interesa mucho una desintegración.


Vosotros estáis llamados a crear un hogar santo en vuestra casa. Una familia cristiana donde se transmite la fe a los hijos, donde se enseña el respeto por los abuelos y los ancianos. Debéis leer lo que dice la Escritura cuando dice que si enseñáis el respeto por el padre y la madre, eso que es la familia cristiana. ¡Debe ser reconstruido! Porque puede ser que una generación haya sido muy catequizada pero la generación siguiente, por las circunstancias que sean, no está catequizada y todo puede irse al fondo. Se hunde el concepto de familia y los ancianos son llevados a hospicios o donde quieras.



Por último, el tercer altar es el tálamo nupcial. Para nosotros, el lecho donde se realiza el acto matrimonial es un lugar donde realmente se realiza un sacramento.


En la Edad Media colocaban un dosel sobre la cama (como en muchas épocas había un dosel en el altar de la Eucaristía). Hoy en día, se están haciendo estudios sobre la Edad Media y el concepto cristiano del matrimonio en ese momento, y era algo realmente impresionante.


Me gustaría decir dos cosas sobre la sexualidad: hoy asistimos en esta sociedad al hecho de que la sexualidad está separada de la procreación. Ya ha dicho el Papa que el acto sexual tiene dos vertientes: la unitiva, es decir, la unión de los esposos, y la procreadora, es decir, dar vida a otros seres humanos. Estos dos conceptos no se pueden separar.


Dios ha elevado a la categoría de sacramento, ha hecho un sacramento del amor de un hombre por una mujer, de esta donación que el marido hace de sí mismo a la mujer, y ha querido rodearlo de su santidad.


En la Escritura, todo lo relacionado con la vida es santo. ¿Y cómo muestra Dios la santidad? Creando la impureza legal.


Por ejemplo, la muerte tiene relación con la vida; quien toca a un muerto queda impuro y no puede entrar al templo, debe lavarse por completo, sumergirse en una piscina de tipo bautismal (que tiene características específicas) y allí debe desaparecer la impureza legal, que es todo lo relacionado con la muerte, porque Dios es la vida y es el autor de la vida.

También en el sexo. Por ejemplo, la mujer tiene la menstruación: para Israel, la mujer permanece impura después de tener la menstruación, legalmente impura. No puede entrar al templo, lo mancharía. No puede presentarse ante Dios, debe volver a entrar en la mikwah (piscina).

¿Por qué es impura? Porque para Israel la sangre es vida; la vida del hombre está en la sangre. Habiendo menstruado sin haber tenido un hijo, es como si hubiera tenido un principio de aborto; dejó escapar la vida y por eso permanece impura.


¿Cuánto tiempo permanece impura la mujer? Mientras ella sea infértil, para que su marido no pueda acercarse a ella y ni siquiera tocarla, porque quedaría impuro y no podría participar en ninguna de las tareas de su misión sacerdotal como judío. En el judaísmo, prácticamente, el hombre puede hacer uso del matrimonio solo cuando la esposa es fecunda, porque cuando ella es infecunda está prohibido por Dios. Con esto podéis haceros una idea de lo que presupone la Revelación en este sentido.


También podemos ver un paralelo entre la santidad del templo y la santidad del matrimonio, porque el verdadero templo es el cuerpo humano, es el hombre. Cristo dice: "Destruid este templo y lo volveré a construir en tres días". Por eso, en el templo hay un "sancta sanctorum", el Santo de los Santos.

Hay un libro en la Escritura llamado Cantar de los Cantares. ¿Y qué canta este Cantar de los Cantares? Canta del amor de Dios por su pueblo, que es su esposa. La exégesis católica ha dicho que Dios es el Esposo y el alma es la esposa: esto será cantado por San Juan de la Cruz, esto será cantado por los místicos. Es decir, en relación al Santo de los Santos, este Cantar de los Cantares es lo más santo, el canto superior a todos los cánticos. En este templo que es obra de Dios, que es hombre, hay un Santo de los Santos, hay un lugar más santo que todos los demás, digámoslo así, y es el amor del esposo por la esposa. Y es el matrimonio, gran sacramento, "sacramentum magnum", el más grande. Como dice San Pablo: "Este es un gran misterio -refiriéndose al matrimonio- pero yo digo... refiriéndose a Cristo y su Iglesia”.


Por todo esto la Iglesia ya dijo que en materia del sexto mandamiento no hay pecado venial, y esto para mostrar la santidad del acto. ¡Porque la vida se da allí! Dios hace que los esposos participen en el acto de dar vida a otro.


Os doy otra pincelada sobre esto. Por ejemplo, si leéis el libro de Tobías, veréis que es un libro sobre el matrimonio. Os diré dos cosas. Uno: este libro de Tobit trata sobre una mujer judía muy bella (hay mujeres judías que son bellísimas).


Y primero dice que la belleza en una mujer puede ser una maldición. No es nada cómodo tener una hija hermosa, sobre todo si es muy bella: te creará muchos problemas, habrá peligros.


Tanto es así que el demonio, un espíritu maligno, se enamora de la belleza de esta mujer (porque los antiguos creían que los demonios deseaban hacer cosas horribles y repugnantes, pero como no tienen cuerpo se introducen en los hombres para satisfacer sus deseos irrefrenables e inconfesables). El libro dice que el demonio se enamora de la belleza de esta mujer y cuando ella se casa, en la noche de bodas, como el demonio está celoso y no permite que la toquen, mata a su marido. Un marido y otro, hasta el punto de que ha matado a siete maridos (es una especie de midrash judío).

Entonces aparece Tobías. En este libro aparece también una figura muy importante: la figura de un ángel, el arcángel San Rafael. Y aparece también otra cosa muy importante: un pez. Vosotros sabéis que la figura del pez es símbolo de Cristo y Cristo presentará el pez como su cuerpo; es como una catequesis sobre la Eucaristía, que es su carne.


Ya hemos visto que cuando aparece resucitado da de comer pan y pescado a los apóstoles, multiplica los panes y los peces (sabéis que el pez es el alimento que dará el Mesías).


Ya os hemos explicado el hecho de los dos pescados, porque cuando iban al desierto tenían que recoger el doble de ración. El número dos significa que el Mesías nos introducirá en el reposo, en el domingo. El pescado es el alimento mesiánico, porque el Mesías será el nuevo Moisés. Cuando protestaron que querían comer carne ("¡Danos carne!", Esto de la carne es muy importante), Dios sopló un viento del mar que trajo codornices.


Los antiguos decían: "El Mesías nos dará la comida que viene del mar", que es el pescado. Por eso los judíos tienen una cena llamada "cena pura", que siempre se basa en pescado. El pez también es un alimento sagrado para muchos otros pueblos. Todos los hasidim comen pescado el sábado. En Polonia hacen una carpa rellena. El pez significa que Jesucristo nos dará su carne para comer.

Volviendo al libro de Tobías, esta mujer se encuentra con una tragedia tremenda, porque un demonio se ha enamorado de ella y jamás se podrá desposar porque quien se acerque a ella morirá. Por otra parte, aparece un joven, y este joven viene conducido por un ángel (la Providencia de Dios: todos tenemos un ángel custodio). ¿Adónde lo guiará el ángel? A casarse con ella. Con esto Israel quiere decir que el matrimonio no es casualidad, sino que tu novia está predestinada por Dios y que un ángel de Dios, tu ángel de la guarda, te conducirá a través de muchas vicisitudes hasta que encuentres a la que Dios desde el cielo ha predestinado para ti.


Pero ese no es el único punto; también aparece otra cosa muy importante. El arcángel llamará a Tobías y le ordenará que pesque un pez. ¿Por qué este pez es imagen de Jesucristo? Porque este pez luchará contra el demonio. Cuando estos dos jóvenes se encuentran en su noche de bodas, lo primero que hacen no es hacer el amor, sino rezar. Con esto se les enseña a los judíos muchas cosas; que el acto sexual es santo, que antes de ofrecerse el uno al otro deben bendecir al Señor. Ambos se arrodillan y Tobías hace una bendición a Dios, bendiciéndolo porque lo ha traído hasta esta mujer. Pero el demonio no quiere permitir que Tobías se acerque a ella: entonces el arcángel le dijo que tomara el corazón del pescado y el hígado (dos cosas muy importantes) y los pusiera en el brasero de los perfumes. Cuando el demonio huela el corazón del pez, huirá y no volverá jamás. En la noche de bodas entre la esposa y el esposo debe estar el pez (Cristo, el corazón de Jesucristo). Solo el corazón de Cristo ahuyentará a todos los demonios que rodean la sexualidad. Los demonios se introducen en la sexualidad, por lo que es necesario el corazón de Cristo en la unión sexual. Hay muchas enseñanzas importantes en este libro de Tobit.


Tobías no muere. Todo el mundo está esperando que suceda... Los antiguos hacían siete días de celebración en Oriente. Esto también es importante, porque los antiguos habían comprendido que hay un problema en el matrimonio: el problema de que quizás el acto sexual no se consuma, el problema de la impotencia. Este es un problema muy grave incluso hoy en nuestra sociedad. No solo hay un problema de frigidez en las mujeres, sino problemas especialmente en los hombres. Entonces toda la sociedad les ayudaba. Por eso dice: "El amigo del novio se regocija al oír la voz del novio". Se refiere a cuando el esposo ha podido consumar el acto sexual, y esto no se hace en una noche, ni en dos ni en tres. Por eso hay siete días de fiesta, porque toda la sociedad los ayuda con canciones, con festejos; les están ayudando, porque si no puedes consumar el acto sexual, hay problemas gravísimos que marcan como una mancha.


La sociedad, antes del matrimonio cristiano ya había entendido que hay un misterio sagrado en el matrimonio, algo muy importante, y ya el hombre significaba el cielo y la mujer significaba la tierra. Y ya habían hecho una relación entre el acto sexual y la fecundidad.


Tenemos todos los ritos de las religiones primitivas, las religiones agrarias, donde hacer el amor es un rito de fecundidad. También está la prostitución sagrada, las sacerdotisas que eran prostitutas y hacían el acto sexual en relación con la cosmología: por ejemplo, para que llueva sobre la tierra (que es feecundar la tierra); si no llueve, ¿sabes qué pasa? La vida no nace, como si el hombre no fecunda a la mujer, la vida humana no nace. Es decir, los antiguos ya habían intuido los rudimentos, por eso le daban al matrimonio un énfasis muy importante, y toda la sociedad participaba con los esposos.


Regresando a la sexualidad, ¿dónde está el problema? En el matrimonio los cónyuges son ministros de este sacramento.


Ellos deciden donarse como Cristo se ha donado a su Iglesia; es así, totalmente. Este hecho, esta donación de sí mismo se realiza con un signo externo, un sacramento que es un signo. ¿Cuál es este signo? Es que se entregan el uno al otro en el lecho conyugal, en el tálamo nupcial. Ahora en el hecho de que el hombre hace el amor con la mujer aparece el Espíritu Santo, se hace presente allí el Espíritu de Dios en un altar. Es algo maravilloso, porque el contenido de este acto es el amor.


Os diré alguna cosa más. Primero: como cristiano, ¿yo podría vivir sin la Eucaristía? No. Podría vivir, sí, pero algo muy importante faltaría a mi fe, que es alimentar mi Bautismo, porque la Eucaristía me alimenta. Pues bien: Dios ha instituido un sacramento y Él mismo se ha comprometido a hacerse presente a través del sacramento (como este corazón de pez) para luchar contra los escollos que el matrimonio tiene en sí mismo. Pero pensad que nosotros nos hemos dado cuenta, en nuestra praxis con los matrimonios (es lo que se llama el "sensus fidei"), que hay muchísimos matrimonios que no practican este sacramento, quizás incluso desde hace años.


¿Por qué no lo practican? No porque se abstengan, no, sino porque lo hacen sacrílegamente; porque allí el sacramento no se da como signo.


Porque, como dice el Papa, hay un lenguaje del cuerpo, un lenguaje profético del cuerpo. Si esta pareja pone un impedimento al sacramento del matrimonio porque usan preservativos, por ejemplo -porque "Él se unirá a la mujer y serán una sola carne" (hay un lenguaje del cuerpo)- se une a la mujer, se hace un cuerpo con ella. Pero él dice: 'No quiero dar la vida'; lo que significa este signo como sacramento -que yo me entrego totalmente a ti y colaboro contigo en la procreación, es decir, dando vida a un hombre en la tierra- este gesto lo hago mal, obligo al cuerpo a hacer una mentira.


En el fondo está diciendo: 'Yo hago el signo pero sin el contenido que Dios le ha dado'. Es como si comulgaran sacrílegamente, es como si dijeras: 'Bueno, para tomar la comunión debo estar en gracia de Dios pero no quiero'.


El resultado de esto tiene consecuencias psicológicas y físicas muy graves. Este sacramento, que debe ser fuente de unión de los esposos, fuente de amor, se convierte en muchos casos en fuente de frustración. ¡El número de matrimonios en los que el acto sexual es fuente de frustración es altísimo!


¿Y por qué les frustra? Porque obligan al cuerpo a utilizar un lenguaje contrario al que Dios ha instituido como tal en la naturaleza, y esto crea una disociación.


Hay otro problema. Si Dios instituyó el sacramento es para ayudarte, porque estar en comunión espiritual o en comunión de mente es muy difícil; sin embargo es más fácil por medio de la atracción sexual dada por Dios, porque la atracción que el hombre tiene hacia la mujer es santa y buena. Pero las mujeres o los hombres invierten este hecho y utilizan el Sacramento como chantaje para que el marido sea más atento cuando el marido es un burro (normalmente los hombres somos desatentos, lo que hace sufrir mucho a las mujeres. La mujer tiene necesidad de una atención especial y el hombre suele ser mucho más desatento. Tardaría mucho en explicar psicológicamente por qué, pero el caso es que la mujer dice: "¡Esta noche no me toques!", es decir, utiliza el acto sexual como chantaje). Esto genera una violencia horrible en el hombre, porque lo priva de algo que es importante para él, y es fuente de muchísima violencia: gente que toma la puerta y se va con la secretaria o se va con prostitutas.


En esto, las mujeres están completamente equivocadas. Precisamente para que puedas estar en comunión con tu marido necesitas el sacramento del matrimonio. Por eso San Pablo dice que el cuerpo de la mujer no pertenece a la mujer sino a su marido, es decir, que no puede privar a su marido.


Nosotros hemos visto que muchísimas parejas que tenían tremendas frustraciones, en las que el hombre había llegado a la impotencia y la mujer a la frigidez...


¿Qué había pasado? Les bastaba con entrar en el camino y empezar a hablar con sus catequistas, y que estos les dijeran cómo debían hacer el acto sexual (cuánto tiempo hacía que no vivían el sacramento, es decir, no hacían de este acto un acto sagrado. Bendecir al Señor primero y ofrecerse el uno al otro como Cristo se ofrece a su Iglesia) para que de inmediato comenzasen a recuperar el placer sexual, para que el acto sexual comience a no ser fuente de frustración ni fuente de vicio o de perversión.

También hay muchos conflictos y problemas, gente con miedo, con todo el lío de no querer tener hijos y demás. Hay todo un mecanismo aquí que siempre es muy difícil.


Por eso, hermanos, no sé si os habéis dado cuenta de que nuestra intención como catequistas nunca es que tengáis más o menos hijos, sino que viváis en la gracia de Dios, porque aquí está el punto más importante. El punto más importante es que podáis recibir la gracia sacramental, es decir, que Jesucristo está presente en vuestro matrimonio. Pero si lo ahuyentamos, si el demonio se hace presente con toda la violencia, con todos los problemas, la convivencia humana es dificilísima. ¿Cómo es posible que un hombre deje que su 'yo' sea dividido, sea destruido por el 'tú' de la mujer, y puedan llegar a ser una sola carne sin el sacramento, sin que Cristo se entregue realmente allí, que los ayuda constantemente? ¿Como es posible?


Primero, no quieren. En segundo lugar, cuando realizan el acto sexual lo hacen mal, impidiendo la vida, impidiendo que vengan hijos, etc.


 Sin embargo, Dios ha querido la santidad de este "Santo de los Santos".


Recuerdo que en mi casa la habitación de mis padres era el lugar más sagrado de la casa. A nosotros, de niños, nos daba no sé qué sensación entrar en ese lugar donde estaba el lecho conyugal.


Hoy en día ya no hay una un solo lecho, muchos quieren tener camas separadas.

Entonces, volviendo a lo que decíamos antes de Perú y Bolivia, de los indios, es muy importante para nosotros tener casas donde, por ejemplo, haya una estancia para la pareja que no sea la de los niños, y que no haya promiscuidad. de chicos con chicas, que es el origen de una serie de conflictos (que luego salen a la luz a el segundo escrutinio).


La familia realmente no existe allí; hay incesto, problemas, disputas. Y así como es importante que se reconcilien con el padre (en el segundo escrutinio se les dice que deben ir a reconciliarse con el padre, con ese hombre que ni siquiera los ha reconocido como hijos, para que pueda reconstruirse en ellos su historia), también es muy importante reconstruir la familia cristiana creando una nueva civilización, familia por familia.


Y la gente, para continuar el camino, es capaz de construir su casa. Donde antes no querían trabajar, no querían nada, ahora construyen una casa. "Sí, señor, te ayudaremos, pero tienes que hacerte una habitación que sea el ‘santo de los santos’, la habitación donde se da la vida. Esto no es un colchón, es un tálamo nupcial donde aparece el Espíritu Santo y donde se origina la vida humana, donde se trae al mundo un hijo de Dios". ¿Es esto lo que dice la Iglesia? un hijo de Dios es dado al mundo; y no se puede construir una casa de mercado, no se puede construir una casa de prostitución, no se puede construir un lugar donde se mata a los niños, ¡no es posible! Donde el acto sexual queda solo como placer, cada vez se va disminuyendo este placer por lo que necesitas pervertirte para obtener más placer, con pornografía o lo que quieras, y esto es absurdo.


Dios os ha llamado a ser parejas cristianas, y no podemos dar el sacramento del matrimonio a personas que no han entendido lo que realmente es el sacramento del matrimonio, que no tienen una fe adulta; tienen que haber sido bautizadas y comprender el contenido esencial del matrimonio. Y si no, ¡vete!


Los cónyuges deben comprender profundamente la maravilla y la grandeza de este sacramento porque es la base de la sociedad. Si se destruye la familia, se destruye radicalmente toda la sociedad y hay implicaciones sociales gravísimas.

Es algo grandísimo que Dios os haya llamado a colaborar con El.


Yo, hermanos, nací porque mis padres quisieron tenerme como hijo. Nací en el 39, durante la guerra. Bendigo a mi padre, que estaba en el frente y no le dijo a mi madre: "¿Un hijo? ¡Ni hablar de eso! No sabemos dónde vamos a vivir, estamos en guerra... ¡Qué problemas! ¡Ni hablar! Cuando acabe la guerra, estaré vivo...". Ellos no lo pensaron: y les estoy agradecido, porque si no yo no hubiera nacido, no hubiera vivido, es decir, no despreciaron lo que significa el sacramento del matrimonio.


Bien, muchas personas hoy se casan y dicen: "¡Hasta dentro de tres años ni hablar de niños!"; se casan en la iglesia con esta condición: durante tres años estamos tranquilos. Primero nos divertimos, vamos con amigos a cenar o al fútbol, ​​o al cine el sábado por la noche; y sin niños alrededor llorando, haciendo caca: ¡qué horror! Tienes que matarlos a todos para ser libre. No quieren tener hijos. Pero esta pareja entra en crisis y rápidamente se divorcia.

Además, nuestra sociedad está diciendo algo monstruoso para destruir el matrimonio; hoy hay un fenómeno llamado "nominalismo", que también ha entrado en la Iglesia. "Nominalismo" significa nombrar las cosas dándoles un contenido diferente, y es algo gravísimo. Llaman amor a lo que no es amor.


Quieren mostrarte que es moral, que es legal que tú sientas amor, entendiendo por amor la atracción hacia una mujer; esto es lo legal.

Entonces te encuentras con tu esposa gorda y de más de cuarenta y a ti se te has pasado ese afecto que tenías cuando te comprometiste. Por eso es inmoral que te quedes con ella porque suda, porque es fea... ¡Esto es inmoral! ¿Qué es moral? ¿Te gusta la secretaria de 21 años, una chica guapa? ¿Sientes atracción por ella? ¡Esto es amor! Lo que es justo, legal, es estar con ella. Y hay tal deformación, porque tú tienes que estar con quien amas y ya no tienes que aguantar algo que no te gusta. Si ya no hay afecto, ¡sepárate! Y se está creando este concepto, que los padres deben separarse, incluso por los niños. ¡Imaginaos qué monstruosidad!

La gente se justifica, dice: "Si no amo a mi esposa, me parece inmoral seguir con ella. Ahora quiero a esta otra. Lo que es legal, lo que Dios bendice es el amor que siento por esta otra mujer". Confunde el amor con el sentimiento. Pero este sentimiento, esta cosa la puedes sentir en cada verano; con cualquier chica en bikini puedes tener relaciones como quieras. Si esto va y viene, no hay contenido. Dios ha puesto esta atracción en la naturaleza para que puedas establecer una relación. Pero observa lo que dice el Libro de Tobías, lo que atrajo a este hombre hacia esa mujer no fue solo un sentimiento, ¡fue un ángel! Fue Dios quien tomó a Tobías de la mano y lo condujo hasta su mujer.


¡Las chicas de nuestras comunidades lo saben! Una chica se enamora de un chico, no es cristiano y no se casa con él. No basta con sentir esta atracción; sabe que puede sentirlo de nuevo por otro, como lo sabéis perfectamente también todos vosotros que estáis casados. Basta que empieces a mirar a una chica, te gusta su físico, hablas con ella, le tomas la mano... '¿Por qué no nos vemos?'. ¿Estás casado y tienes hijos, verdad? Pero puedes decir esto cuando quieras, y siempre te rejuvenece, te sientes bien, te sientes otro, ¡un fenómeno! ¡Imagina qué monstruosidad confundir esto con amor, hermano!


La Iglesia siempre ha defendido a la parte más débil. Hoy están haciendo esta monstruosidad: allí dejan a la mujer a los 50 años porque está gorda o lo que sea, la dejan abandonada y se llevan una más joven. ¿Cómo no entender entonces que el índice de mujeres alcohólicas en Francia sea altísimo? Además tienen la conciencia tranquila, porque ella tiene su trabajo, tiene su coche... ¡y todo está hecho! Y si además tienes que pasarle una pensión, ¡se la das! Hoy la gente está siendo mentalizada en este sentido y el amor ya no existe.


Necesitais hacer de vuestras familias el lugar donde no hay dos camas, sino solo una cama que es un altar, donde Jesucristo está presente. ¡No juguéis con esto, hermanos, no juguéis! No jugad con el sexo, es santo. Y si queréis destruir el matrimonio, lo primero es recurrir a la pornografía, para presentar a la mujer como un objeto de placer: el cine, la curiosidad. La Iglesia ya lo sabía y ha tratado de defender el matrimonio, no de convertir a la mujer en un objeto sexual.


Yo no explico, por ejemplo, cómo en Italia se permite ofrecer películas pornográficas en las televisiones privadas. Imagina que un chico se levanta a las tres de la noche, pone un canal y ve pornografía total, cosas horribles, monstruosas y aberrantes.


El estado es el primero en promover todo esto, quiere que exista el "amor libre". Además se han invertido los términos. Decían que el día que hubiera total libertad sexual no habría más delitos sexuales. Bueno, las estadísticas demuestran todo lo contrario. Aberraciones sexuales, más delitos que nunca.

Fuimos engañados. Libertad sexual, ¡libres! El sexo es santo, ¿puedes hacer lo que quieras con quien quieras? todo está permitido. En Escandinavia se permite el matrimonio incestuoso, madre e hijo pueden casarse y tener hijos. El incesto ya está permitido, que siempre ha sido condenado por todas las culturas porque puede traer tremendas aberraciones. Nos escandalizamos cuando se permitió el matrimonio homosexual en Londres; en cambio, se aprobará rápidamente, en casi toda Europa ya está permitido.

La familia, la revelación que Dios ha hecho en Jesucristo, no interesa. Deben demostraros que los sacerdotes os han tarado, que con los tabúes sexuales te han vuelto una neurótica, que todos los problemas que tienes son estos. Freud, un falso profeta de esta época, con el pansexualismo logró sembrar un lío terrible, diciendo que la religión es un opio, una neurosis. Freud dijo que la religión es una neurosis; entonces el hombre religioso es un neurótico que necesita la imagen paterna, necesita ritos; es un primitivo, un neurótico. El hombre adulto no necesita la religión ni inventarse la imagen de un padre; hace la vida como quiere, etc.


Solo una palabra sobre los hijos. Nosotros no queremos que tengas hijos así, porque sí. Un niño es un hijo de Dios. Se está descubriendo que hay un comercio de fetos por la cosmética; en Italia fue un escándalo terrible. ¿Por qué tirar toda esta riqueza de hormonas a la basura? Resulta que vendían fetos para hacer cremas y para todo este comercio; ¡algo espantoso! Aparte de eso, no sé a dónde vamos, porque los abortos siguen creciendo, creciendo; es irracional, es una moda. También en este sentido la sociedad nos engaña.

Con el primer hijo se crean relaciones afectivas dificilísimas, lo habéis visto todos. Con el hijo único se crean cordones umbilicales (para usar un término psicológico), es decir, relaciones neuróticas. '¡Hijo mío! Si puedo, si no puedo' y así, porque solo tienes un hijo y si se muere... De modo que al final las relaciones que tú estableces con este niño resultan ser cadenas, esclavitud para ti mismo; estás nervioso, no vives, siempre estás pensando en el niño. Y se cometen muchos errores en su crianza, se lo mima mucho. La raíz de la palabra "mimado" significa "estropeado". Lo consentiste, no le enseñaste a sufrir, no le permitiste sufrir; entonces el niño se vuelve soberbio, no acepta el sufrimiento y cuando sufre rompe las cosas. ¡Es un soberbio! Mima a un niño y saldrá un delincuente, dice la Escritura, no lo corrijas, mímalo y te hará llorar.

Nosotros hemos visto, por ejemplo, que muchos chicos que están en prisión tienen una relación tremenda, terrible con su madre; la madre les dio todo; tal vez porque el padre era un borracho, violento, la madre se volcó sobre su hijo y lo destruyó.

Se cometen muchos errores con el primer hijo. Con el segundo también, pero un poco menos. Ya no puedes dedicar toda tu vida a este bebé. Primero que nada, porque el otro hijo también te exige que lo ames, y por eso odia el primero y todo este lío. Con el tercero... Bueno, cuando tienes dos hijos, pasar al tercero es un drama: “¡Si ya estoy histérica con estos dos, con tres me muero!”.


Muchas mujeres hacen este razonamiento que es falso: la experiencia demuestra precisamente lo contrario. ¿Por qué estás histérica? Porque no puedes establecer relaciones libres, te identificas con el sufrimiento y no hay nada peor que identificarse con el sufrimiento de un niño. Entonces se acabó todo.


El hecho de que tengas un tercer, un cuarto y un quinto hijo te obliga -infalible, matemática, científicamente, dilo como quieras- en la medida en que tengas que dedicarte a los demás, te obliga a cortar el cordón umbilical que tienes con el primero. Este cordón se va adelgazando y cada vez hay menos encadenamiento, menos esclavitud, y la relación con el primer hijo empieza a ser más normal y así también el niño empieza a ser más normal y menos loco. Es decir, tener cinco hijos tiene una repercusión enorme en el primero. Si solo hubieras tenido uno, esta enfermedad habría continuado y lo habrías destruido. Gracias a Dios, has tenido un tercer y cuarto hijo. Ya lo sabéis.


El primogénito debe aprender que "su" mamá no es suya; es del segundo y del tercero, le guste o no, si llora o patalea: esto es algo muy importante que todos hemos aprendido. Los hermanos te enseñan que los demás existen, que existe el prójimo y que el prójimo te lo dice claro. No puedes quitarle cosas, porque va y se lo dice a mamá, y mamá se lo dice a papá, y papá te regaña.


Es muy importante, hermanos, en primer lugar que la madre nunca le quite la autoridad al padre en la casa. Los hijos deben ver que la madre está unida al padre por enciman de todo. ¡Ay de ese matrimonio en el que la mujer se une a sus hijos para decir: 'Sí, ya sabes cómo es tu padre: es un hombre violento, un borracho!' Que la madre defienda siempre al padre: esto ayuda mucho al hijo, lo forma, porque lo que forma a los hijos es ver a sus padres unidos.


Mucha gente se escandaliza porque dejamos a los hijos abandonados con la niñera durante mucho tiempo. Pero nosotros decimos: lo más importante para los niños es ver que sus padres están juntos, donde sea: predicando el Evangelio o en el cine, pero juntos, se quieren. ¡Esto forma al niño! Es importante ver que los padres se aman, que el deber y el amor están unidos: esto crea dentro un "yo" profundísimo. Los niños son importantes, pero el amor de los padres es más importante porque esto es lo que le da vida al niño.

Cuando se invierten los términos, cuando el rey de la casa es el niño, ¡es el acabose! Todos los papás son esclavos del niño, y el niño de 5 años ya mira a su padre de arriba abajo, porque ha visto que él manda. Y cuando no le dan algo grita, patalea hasta que: "¡Hijo mío, no llores, toma!". ¡Eres una egoísta, señora! Para no sufrir, estás destruyendo al niño.


Quien ama a un niño lo corrige, y corregir siempre cuesta sufrimiento. Los que están enfermos no pueden corregir. El padre que ama a su hijo lo corrige, porque el niño es débil y tiene tendencia a hacer lo que quiere. Después amará a quienes lo ayudaron a ser hombre. Pero está claro, a veces corregimos mal, nuestra libido se va detrás de la corrección, perdemos la cabeza o lo que sea.


Me gustaría decirte que hay muchos engaños, muchas mentiras. E incluso si tener hijos cuesta, es una cosa inmensa dar ser humanos, ¡son hijos de Dios! ¡Aquí está el punto, esta es la importancia! Yo nací en el pensamiento de Dios desde toda la eternidad, como dice la Escritura. Hemos sido pensados en Cristo por el Padre desde siempre, y hemos venido a la vida gracias a la colaboración de mis padres. O no, ¿acaso nací por casualidad? O Dios existe o no existe: aquí está el punto fundamental.


Un teólogo llamado Cafarra, presidente de la Comisión del Pontificio Instituto de la Familia (que estuvo conmigo en el Sínodo), estuvo en Madrid y dio unas conferencias en la universidad sobre la procreación in vitro. Sabéis que el Papa ha hablado recientemente todos los miércoles de la Humanae Vitae, especialmente del problema de la procreación. Pero de esto es mejor que os hable el P. Mario. Os he dado algunas pinceladas sobre este hecho de los hijos, porque pensamos que estas cosas se deben decir a las comunidades que están comenzando, porque la verdad nos hace libres. No es posible dejar que la gente entre en el camino con la píldora, el condón, el DIU, con lo que quieran y les guste. Estas cosas hay que decirlas con claridad, porque es una fuente de salud para ellos, una fuente de felicidad. Si hacen las cosas mal, es para ellos fuente de infelicidad, de sufrimiento.

En cuanto al discurso de los hijos, recuerdo brevemente un midrash del libro "Moisés contado por los sabios". Los judíos cuentan que, viendo que el faraón había ordenado matar a todos los hijos varones, decidieron no tener hijos: ¿para qué tener hijos si en esta situación el faraón los mata? Entonces el sumo sacerdote con todos los ancianos de Israel deciden que en estas condiciones es mejor no tener hijos (esto también sucede con los animales; cuando los animales ven una situación de peligro ya no tienen hijos: por eso es difícil que tengan hijos en los zoológicos, y tienen que ayudarlos de muchas formas).


 Pero en esta situación se ve que Israel fue elegido. Dios suscita a la profetisa Miriam que va a hablar a la asamblea -Miriam, una mujer- y dice así: "Vosotros sois peores que el Faraón, porque el Faraón les quita la vida pero no el cielo; tú, al no dar acceso a la vida, cierras a los niños la puerta de la Vida Eterna". Y ante esta niña que predicaba esto, los sacerdotes reconocieron que Dios hablaba a través de ella, y desde ese día ordenaron a los matrimonios que durmieran juntos nuevamente, porque habían dado la orden de dormir separados; no debían tener el acto sexual porque no debían tener más hijos. Y así mataban a niños y niñas, porque al no querer que nacieran niños no les daban la oportunidad de nacer tampoco a las niñas. Esto es muy profundo.

Atención, lo que vamos a decir es importante, porque conectados con el problema del matrimonio están los hermanos que hemos enviado en misión por un tiempo fuera de la comunidad. Estos hermanos están aquí presentes, han sido invitados a esta convivencia, y quisiera decir algunas cosas porque también hay algunos cónyuges que participan de esta convivencia.


A veces parece que nosotros hablamos y vamos más allá de lo que dice la Iglesia: entiendo que muchos sacerdotes se encuentran en una situación pastoral difícil con tantísima gente.


Lo primero que me gustaría decir, incluso con respecto a las otras convivencias que se deben hacer con comunidades más jóvenes, es que no debemos tener miedo de la verdad. La verdad hay que decirla porque la verdad hace que los hombres vivan, los hace libres.

Está claro que tendremos comunidades jóvenes donde la gente usa la píldora, el condón, el coitus interruptus o no sé qué, pero partimos de un hecho: dada la santidad del sacramento del matrimonio, que Dios los llama a una vocación, a una misión tan grande, tan grande que soy célibe y virgen precisamente por la santidad y pureza del sacramento del matrimonio. Mi actitud confirma este sacramento enorme y maravilloso, este es un gran misterio, pero lo digo en referencia a Cristo y su Iglesia, que son dos en una sola carne.


¿Dónde está para nosotros el punto clave, dónde está el meollo del problema, sin el cual no podemos entender nada? Está en algo que dijo el Papa Juan Pablo cuando dijo a los sacerdotes: ¿Pero a qué clase de gente habláis? Porque si tenemos que hacer una ley que no conoce a Jesucristo, para personas que están bajo el poder de pecado, esclavos del pecado y la concupiscencia, es claro que entonces es mejor apagar la luz y volver a casa. Porque si son esclavos del pecado, del demonio, víctimas de la concupiscencia desordenada de la carne, es imposible hacer leyes, pero será necesario hacer leyes que consideren esta esclavitud, para que la Iglesia se ponga al servicio de la ley del pecado. 


¿O vosotros, sacerdotes, les habláis a esposos cristianos que han sido salvados por Jesucristo, que tienen la gracia del sacramento, que tienen la fuerza del Espíritu Santo? Aquí está el punto: de qué hombre estamos hablando.

Entonces, para nosotros que tenemos que trabajar pastoralmente con hermanos que tienen problemas gravísimos en el matrimonio, ¿cuál es el punto que resuelve todos los problemas? Solo uno es el punto; que esta pareja viva en la gracia de Dios, es decir, haga la voluntad de Dios, porque si viven en la voluntad divina tienen la fuerza y la ayuda del Espíritu Santo y todo es fácil. Pero si por casualidad esta pareja se sale del plan de Dios, ¿qué sucede? Se convierte en esclava del pecado, el pecado se apodera de ellos y ya están esclavizados, ya no tienen poder para vencer al pecado, y todo se vuelve difícil: tener un hijo es imposible, soportar a la esposa se convierte en algo espantoso.

Hay una nota en la Biblia de Jerusalén que habla del pecado, del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2:17) y dice: Este conocimiento del bien y del mal es un privilegio que Dios reserva para sí mismo y que el hombre quiere usurpar por el pecado. Este conocimiento del bien y del mal, entonces, no es la omnisciencia, el saber todas las cosas, ni el discernimiento moral, por el que si el hombre come, aprende qué es bueno y qué es malo. El hombre ya tenía este conocimiento moral del bien y del mal antes del pecado, el hombre inocente ya lo tenía porque Dios no se lo niega a ninguna criatura racional. Toda criatura racional sabe por ley natural qué es bueno y qué es malo. Este no es el árbol del bien y del mal. Entonces, ¿qué significa este árbol del que el hombre quiere tomar el fruto? No es el conocimiento moral, el discernimiento moral que ya poseía el hombre inocente y que Dios no niega a su criatura.

Es la facultad de decidir por sí mismo, sin la intervención de Dios, qué es bueno y qué es malo, y actuar en consecuencia, es decir, reclamar la autonomía moral, porque el hombre no se conforma con su condición de criatura. Así que el primer pecado fue un ataque a la soberanía de Dios, un pecado de orgullo, ORGULLO. Esta rebelión se expresó concretamente con la transgresión de un precepto impuesto por Dios y representado por la imagen del fruto prohibido. 


El primer pecado es un atentado a la soberanía de Dios, es decir, el hombre no acepta su condición de dependencia como criatura, no acepta que Dios tiene el poder -por ser el fundador de la Creación- para dictarle leyes morales y decir: "Esto no lo haréis, os guste o no; lo entendáis o no lo entendáis con vuestra razón, yo soy Dios y digo '¡esto no!'".


El pecado original consiste en que el hombre no lo acepta y dice: "No estoy de acuerdo con que tú me impongas leyes"; es decir, niega su condición de criatura dependiente del Creador y usurpa el lugar de Dios. Se hace dios a sí mismo, mata a Dios y dice: "Yo soy dios y como soy dios hago lo que quiero, soy yo quien decide el bien y el mal. ¡Yo lo decido! ¡No quiero tener hijos y no los tengo! Quiero usar condón y lo uso. ¡Yo me hago la religión, yo! ¿Qué es esto que Dios me dice: '¿Quieres tener un tercer hijo o un quinto?'. ¡Me parece una estupidez!”. ¿Entiendes lo que digo? Este es el punto: el pecado del orgullo, ¡el hombre se hace dios de sí mismo! Por eso no quiere obedecer a Dios y se obedece a sí mismo, es él quien dicta la ley y la cambia, cambia la moral, se hace su propia moral.

Nosotros vemos que el hombre se hace a sí mismo una ley moral: para algunos, la sexualidad no es pecado, todo está permitido, todo es lícito, ¡todo!

Pero se fabrica prohibiciones en otros campos: en el campo de la amistad, en el campo del dinero, de la economía. Se hace las leyes, se hace su propia religión.


Entonces, cuando nosotros -les hablo a los sacerdotes y a vosotros, los catequistas- encontramos un problema familiar en la comunidad, ¿cuál es siempre nuestra preocupación? No es decirle a ese hermano: "¡Tienes que tener hijos!". Nuestra misión es situar a este hombre, sacarlo del pecado y ponerlo en su condición de criatura dependiente de Dios para que reciba el Espíritu Santo. Porque si tú estás fuera de la gracia sacramental, de la gracia que dan los sacramentos, si estás fuera del Bautismo, de esta nueva creación, ¡todo es imposible! Pero nosotros sabemos que si podemos meter a este hermano en su situación de nueva creación incorporándolo a la vida divina, de modo que la vida de Dios pase a través de él, tendrá la fuerza para hacer la voluntad de Dios.

Aquí está el punto: si una pareja hace el acto sexual, en el matrimonio, con mala intencionalidad -es decir, están fuera del plano divino porque no quieren tener hijos aunque la voluntad de Dios sea que los tengan- están fuera de la gracia. Entonces el acto sexual se aparta del orden para el que Dios lo creó y no se da el sacramento: no se da el sacramento ni la gracia, y es fuente de maldición, fuente de frustración, fuente de perversiones sexuales.

Entonces, ¿qué queremos hacer cuando hablamos con vosotros? Queremos poneros en esa situación por la cual entras en la gracia de Dios porque así tienes una ayuda, porque quien está en gracia de Dios tiene el sostén del Espíritu Santo. La vida de Dios habita en él, la vida trinitaria habita en él y es sostenido por los dones del Espíritu Santo, por el don del consejo que te aconseja el bien, por el don de fortaleza que te sostiene en los momentos difíciles, por el don de piedad que te hace orar, el don del temor de Dios que te lleva a tener temor de Dios y a no pecar, el don de ciencia.

Pero si uno se convierte en dios de sí mismo, porque está aburrido, porque para él es absurdo tener otro hijo... Para nosotros el problema no es no tener otro hijo o no tener ninguno, para nosotros el punto es: "Pero tú, de verdad, ¿QUIERES HACER LA VOLUNTAD DE DIOS o no? Porque en la voluntad de Dios está tu salvación”.

No sé si entiendes esto. Es decir, es importante que nunca hagamos casuística, no hay ninguna casuística. Cuando alguien viene a decirnos: "Me estás poniendo una trampa: ¿qué quieres de mí, que tenga otro hijo?", respondemos: "¿Por qué hablas de una ley? Espera un momento: ¿estás en gracia de Dios? Porque si no estás en comunión con Dios, ¿de qué casuística, de qué ley quieres hablar? No eres capaz de hacer ninguna ley porque te has hecho dios de ti mismo”.

El padre Mario ha querido presentar esto un poquito leyendo estas cosas, quiso decir: En nuestro carisma nosotros queremos ayudarte primero a estar en gracia de Dios. Suponiendo que lo queréis porque habéis dejado el pecado con el sacramento de la penitencia y queréis hacer la voluntad de Dios, entonces la Iglesia te puede decir cual es la voluntad de Dios. Te puede decir: ¡mira, la voluntad de Dios es esta! Hoy os lo dice la Iglesia, que a través del Magisterio tiene la única interpretación correcta de la voluntad de Dios a la luz del Evangelio. Está claro que en este sentido hay un camino continuo en la Iglesia, hay carismas y nosotros también somos un carisma que la Iglesia debe escuchar.

Por eso, con motivo del Sínodo de la Familia, nosotros organizamos un encuentro de 2000 familias para ayudar a los obispos. Vinieron 60 Padres sinodales a escuchar las experiencias de las familias. Hoy la gente tiene poca catequesis, la fe se diluye y todos comienzan a transigir; luego se encuentran situaciones familiares a las que los sacerdotes en confesión ya no saben responder, situaciones que no se pueden resolver.

El punto no es: “¿Puedo usar la píldora o no? Mi casa es pequeña, mi marido se va con otra...". ¡Ese no es el punto! Siempre detrás de esto hay una trampa, la trampa de la estructura: ¡el problema está fuera de ti, fuera de ti, en la estructura! Ahí está la trampa: estás cambiando el problema.

Todo esto no se puede entender si no comenzamos a entrar en la voluntad de Dios, haciendo de vuestro matrimonio un matrimonio santo, comenzando a vivir poco a poco en la santidad. Y si os poneis de pie, rápidamente, a vivir el matrimonio en santidad, a hacer uso de vuestro matrimonio de manera santa y recta, conociendo la enorme santidad de este sacramento.

Dios mismo, en el Antiguo Testamento, había adornado el acto sexual con su santidad precisamente porque allí se da la vida. Cuando la mujer tiene la regla, es decir, pierde sangre, permanece impura por un tiempo precisamente porque para Israel la sangre significa vida; permanece impura porque es como una especie de aborto.


De esa manera no dio vida, es como impura. ¡Con esto quiso enseñar la santidad de la mujer, la santidad del acto conyugal que lleva la vida en sí! La vida está ahí. En el Antiguo Testamento, para los judíos ortodoxos, durante el tiempo de la impureza de la mujer, el esposo no puede unirse con su esposa (de lo contrario, él también se hace impuro); cada pareja ortodoxa tiene un tiempo de abstención y ese tiempo coincide con el tiempo infértil de la mujer, por lo que siempre que el hombre puede unirse con su esposa, ella es fecunda. Esto ya está en el Antiguo Testamento. Todas las prescripciones sobre la impureza se refieren a la santidad de Dios, existe un paralelismo entre las leyes de santidad del templo y la santidad de la pareja, la santidad del acto conyugal.

Y hoy esto se desfigura, la mujer se prostituye... cuando Dios hizo al hombre a su imagen para que pudiera trascender a sí mismo, pudiera encontrar el amor de verdad, alcanzar el amor, vivir en el otro, conocer la trascendencia.


Este amor no se cierra en sí mismo sino que es siempre un amor fecundo, que da la vida a los demás, para que el hombre pueda crear un hijo a su imagen.

El libro del Génesis dice que Adán hace su primer hijo a su imagen: así como el primer hombre fue creado a la imagen de Dios, así el hijo de Adán fue creado a imagen de Adán. En esto se preanuncia a Cristo, imagen de Dios; en el Génesis ya hay una imagen profética de Cristo, Hijo de Dios, así el hombre que se refleja en su hijo ve su propia imagen.

En el Camino tendremos catequesis sobre el matrimonio más profundas, para ayudaros, para que realmente hagáis de vuestra casa, de vuestro hogar, una familia santa: una familia abierta, evangelizadora, también tiene implicaciones culturales, crea una nueva civilización humana. Estamos contentísimos de ver cómo Dios ha inspirado a estas parejas a salir a evangelizar con cinco, seis hijos; estamos viendo con alegría cómo crecen estos niños: están en comunidad, realmente han recibido, han mamado la fe de sus padres y han crecido en un ambiente familiar maravilloso.

¡Ánimo! ¡Di la verdad! Si una persona usa un anticonceptivo, si usa la píldora, está fuera de la gracia divina, no está sostenida por la gracia y todo se vuelve dificilísimo.


Entonces, lo que él creía que era una ayuda se convierte en una tremenda dificultad. Pero si Dios existe, ¡ánimo! Fíate de Él, que nunca te da cosas malas. Tú fíate de Él, ten ánimo. "Entonces, ¿eso significa que he de tener todos los hijos que Dios quiera?" ¡Dios es el Padre de tus hijos! Habla con tu marido, reza al Señor... Si tienes dos hijos pequeños, si estás gravemente enferma, si hay una causa grave por la que no puedes tener un hijo, verás que Dios te ayuda, te hace comprender. Es Dios quien te lo dice, porque tenemos una racionalidad, no somos locos ni fanáticos. Si hay una causa grave, la Iglesia misma te dice que debes espaciar los nacimientos, y debes hacerlo -y Dios lo bendice- por amor a los hijos, por amor a la esposa, por amor al esposo. Y debes hacerlo en castidad, absteniéndote en los tiempos no fecundos, con tiempos más largos de castidad, haciendo el acto sexual con menor frecuencia.

La Humanae Vitae dice: "Todo acto sexual debe estar abierto a la vida". Ese acto sexual está abierto a la vida -aunque sea en un tiempo que sabéis que no es fecundo- porque en primer lugar no sabéis al cien por cien -gracias a Dios- si es seguro; y, en segundo lugar, porque no tenéis una mentalidad anticonceptiva sino que estáis abiertos a la vida hasta el punto de que por amor a la vida -a la vida de vuestros hijos- actuáis así en este momento porque Dios os lo indica. Si vuestra intención es recta y está respaldada por el Espíritu Santo, todo es diferente, ¡completamente diferente! Si tomáis el lugar de Dios y queréis vivir la vida como os plazca, entráis en la ceguera más absoluta, todo es difícil: el sufrimiento no tiene sentido, el sufrimiento matrimonial se vuelve una monstruosidad, surgen los celos... Si vivís en la carne estáis sujetos a los sufrimientos de la carne. ¿Cuáles son? Celos, peleas, riñas, envidia, violencia. Ya que habéis abandonado la vida del Espíritu y queréis vivir en la carne, está profetizado que tendréis riñas, celos, deseos de poseer al otro, disputas, envidias, contiendas, todas cosas horribles.


Los que viven en el Espíritu tienen paz, bondad, alegría interior. Tenéis que conservar esta vida del Espíritu, tenéis que luchar por ella porque el demonio os engaña para destruirla. Todos los días os ronda: sois una fortaleza donde está el Señor y el demonio da una vuelta a vuestro alrededor para ver si hay un agujero por donde dejar escapar el Espíritu Santo. En la primera vuelta no lo consiguió, permanecéis firmes. Otra ronda, todos los días: ahora un amigo, luego la televisión, ahora la pereza, ahora una palabrita para chismorrear sobre alguien... ¡El demonio os roda, os ronda como un león para devoraros! Y si no estamos vigilantes, nos roba el tesoro más precioso: la vida de Dios en nosotros. Entonces llegan los dolores, se sufre: os ha quitado lo más precioso que es la Vida Eterna; habéis sido expulsados del Paraíso y entrado en una tierra fría de violencia, de odio, de disputas, de sufrimiento.

Se supone que ya habéis aprendido todo esto en vuestra propia piel. ¡Ay del hombre que cae víctima del demonio y del pecado! Si tienes un amigo casado al que amas, no quieres que tenga una amante, querrías que Dios lo preservara. Madre mía, cómo sufrirá por las mentiras, por el terror de que su mujer se entere... ¡una cosa horrible! El pecado es terrible, el demonio nos odia en este sentido. 

¡Ánimo, hermanos! Decid la verdad: nosotros no predicamos un Evangelio diferente sino el de la Iglesia. El Santo Padre lo sabe perfectamente, está informado de todo: el Magisterio de la Iglesia necesita carismas a través de los cuales se exprese Dios. ¡Vamos, enséñame esto!

Lo estupendo es que el Papa no habla del método Ogino ni de otros métodos sino que habla de tiempos de castidad, manteniendo los ritmos naturales. Está claro que la Iglesia ha tenido el problema de casos gravísimos en los que otro embarazo significa la muerte, y siempre ha buscado la solución de un método natural. Ahora han encontrado el método Billings, o el sistema de temperatura, y dicen que es más seguro que Ogino.


Otro problema grave que tenemos es que cuando acudimos al ginecólogo en lugar de encontrar ayuda, encontramos al tentador. Encontramos en el médico -toda la mentalidad de los médicos está como infectada-, el que nos tienta.


Espero que Dios envíe ginecólogos al Camino, que se conviertan verdaderamente, porque de lo contrario corréis el riesgo de ir al médico y lo primero que te manda es la píldora "por motivos terapéuticos"; lo segundo que te dice es que te arriesgas absolutamente a la ceguera, a la locura...


Y así muchos hermanos de comunidad, pobrecillos, deben tener un hijo contra el parecer del médico, abandonándose a Dios, arriesgándose heroicamente. Es así, hermanos: debemos vivir en una sociedad hostil a Jesucristo, que quita a Dios de en medio. ¡Ánimo!


Hemos visto cómo el Señor durante el Camino os está haciendo descubrir no sólo la belleza del Bautismo que nos hace hijos de Dios, sino también del Sacramento del matrimonio, que es un sacramento tan grande, tan maravilloso. Por eso, en un momento determinado del Camino (en la traditio) nosotros decimos a los hermanos que queremos ayudar al matrimonio como tal, amando al cónyuge que no venía a la comunidad. Esto ha significado sufrimiento, mucho dolor, algunos no lo han entendido. Nosotros pensamos que sea un tiempo determinado en el que ver si es posible ayudar a este matrimonio, unirlo más. El Camino Neocatecumenal no puede provocar la separación de una pareja, porque el matrimonio es una cosa santa y enorme. Aquí están presentes los hermanos en "misión familiar". Demos un aplauso a estos hermanos. ¡Ánimo!


 Me gustaría tener una reunión con vosotros para que respondáis con sinceridad a esta pregunta: Después de estos dos años -o más- que estáis fuera, ¿pensáis que hemos ayudado a vuestro cónyuge que no venía a la comunidad, o no? En otras palabras, ¿veis que este tiempo ha sido positivo?


Necesitamos ser iluminados por vuestra experiencia y ver qué podemos hacer para ayudaros. Nosotros pensamos que este tiempo no dure para siempre, sino que después de un período de dos o tres años podéis reincorporaros a vuestra comunidad, realizando las etapas del Camino que no hayáis podido hacer (como hacen los itinerantes). Estamos en una fase de experimentación.


Aquí están presentes todas las comunidades que ya han hecho la traditio, pero para alguien más pequeño en el camino repito que en un momento determinado (después de haber hecho la Iniciación a la Oración, cuando la comunidad está haciendo la traditio) nosotros les decimos a esos hermanos que no tienen al cónyuge en la comunidad: "Sería importante para ti, ya que eres una sola carne y tu esposo  o tu esposa- se ha quedado fuera, no viene a la comunidad, es importante que vayas en misión por un tiempo para ayudarlo".

Al principio, se entiende mal, se piensa que es un chantaje, que debe dejar el camino para siempre: hay riesgos y dificultades. Pero la experiencia que tenemos es que con el tiempo el esposo (que estaba en la comunidad) está más en casa con la esposa y entiende (a través de esta cosa que normalmente es muy fuerte y hace sufrir) que su matrimonio es muy muy importante. Esto es lo que nos gustaría que entendierais.

El matrimonio es importante, importantísimo, y el Camino no puede ser -como lamentablemente vimos en Sudamérica- un refugio: muchísimas mujeres se refugian en la Iglesia, en los sacerdotes, y la Iglesia se convierte entonces en algo que separa a la pareja. Entonces las posiciones cristalizan y las cosas se ponen cada vez más difíciles. Con esto queríamos hacer un intento de ayudar a la pareja como tal, porque es difícil hacer el camino (con tantas convivencias que hay) completamente separado del marido o de la mujer. Al comenzar a hacer esto, descubrimos diferentes situaciones: por ejemplo, cuando la esposa venía a la comunidad, el esposo se iba a jugar a las cartas o a hacer otras cosas; cada uno hacía su propia vida. 


Al marido le conviene que su mujer se vaya de convivencia y esté fuera de casa, pues así él puede hacer lo suyo. Hay muchísimos casos. Pero no puede ser así: entonces o nos hemos equivocado o no debemos permitir que nadie entre sin cónyuge. Dado que esto no se puede hacer, veamos cómo enfrentar estas situaciones, realmente, ayudando a la esposa a estar más cerca de su esposo incluso a costa de molestarlo.

Para nosotros el problema no es que él (o ella) entre en la comunidad; es un intento de unir a la pareja y en muchos casos ha tenido éxito, ha servido. Si el cónyuge quiere venir a la comunidad no necesariamente tiene que iniciar el camino sino que puede incorporarse a la comunidad de la esposa (o del esposo) haciendo las etapas poco a poco.


 Decidirán juntos si prefieren no comenzar el camino -como les ha pasado a muchas parejas-, pero nosotros los aceptamos en cualquier caso. Este tiempo de misión es un tiempo de ayuda al matrimonio; es un tiempo de sufrimiento, pero no estáis fuera del camino, estáis en una misión sostenidos por las oraciones de toda la comunidad. Por ello os invitamos a estas convivencias y siempre estáis invitados a los pasos con la comunidad. Estamos en esta línea, buscando un medio. En la Iglesia, cuando se comienza algo, siempre hay un tiempo y un experimento para corregir las cosas que puedan salir mal. Para ello necesitamos vuestra aportación: vosotros nos diréis sin pasión, ante el Espíritu Santo, cómo van las cosas después de estos años.

Al principio, apenas comienza la misión, se crea sufrimiento en la familia -lo entiendo-, situaciones pesadas especialmente en lugares rurales donde todos se conocen y comienzan a decirle al otro cónyuge "¿Por qué no vienes a la comunidad?, ¿por qué no entras?".


Estas cosas son difíciles, lo entendemos, pero es el mal menor a afrontar por algo que sabemos que tenemos que hacer, sabiendo que no es fácil.


Algunos piensan: "Cómo que a estos hermanos, que son débiles, los dejas fuera sin la Palabra de Dios, sin nada: sufren como perros".


Es cierto por un lado, sin duda el camino es un apoyo, pero los invitamos a ir a misa todos los días, a rezar el rosario para que la Virgen los ayude, rezamos por ellos, sabemos que el Señor los ayudará.

Nosotros sabemos que si el Señor nos ha dicho: "¡Haced esto!" no es algo malo; nosotros lo hacemos con rectitud de intención, para ayudaros.

No tenemos ninguna intención de hacer mal, al contrario, estamos seguros de que Dios bendecirá esto aunque implique un sacrificio.


Si estoy casado y mi mujer se va por su cuenta o se va con otro hombre, tendré que sufrir muchísimo y tendré que hacer sacrificios para recuperar su amor. ¡Me importa un carajo lo que cueste! No puedo hace mi vida y dejar que ella haga la suya: ¡esto degeneraría el matrimonio, la misión de santificación del matrimonio!


En otros tiempos el marido estaba en Acción Católica y la mujer en las Hijas de María, o uno iba a misa y otro, no: ¡pero eran otros tiempos! Hoy hay tal crisis familiar, un desafío social tan grande que necesitamos parejas unidas. sabéis que una de las acusaciones que se nos hacen es que el Camino Neocatecumenal divide a las familias, dicen que el sacramento del matrimonio es lo primero y cuando uno entra en la comunidad deja de ver a los hijos, siempre está de convivencia, el cónyuge queda solo como un perro, y nos acusan de destruir matrimonios.


Si no es de Dios, vayamos todos a casa, ¿no? ¡Estamos destruyendo familias! Somos malvados, somos del demonio y esto es algo horrible. ¿Es cierto que del Camino ha destruido a vuestras familias? Los ha destruido a todos, ¿verdad?


Sabemos que todos somos débiles y pecadores: está claro que una mujer puede refugiarse en la comunidad porque su marido es insoportable, o un hombre puede preferir ir a la comunidad porque hay mujeres más jóvenes y la esposa es una mujer terrible... ¡Sin duda! Debe analizarse caso por caso. Después del almuerzo tendremos un encuentro con aquellos hermanos en misión conyugal.

En esta convivencia yo he hecho mi ministerio, hemos hecho un servicio como hemos podido: ¡somos siervos inútiles, hermanos! 


Rogad por nosotros que somos pecadores, tenemos tantísimas dificultades humanas, tantos ataques del demonio; pero confiamos en Dios, confiados en Jesucristo que siempre nos salva, nos defiende con su suave brisa y nos conduce hacia Él. A esta convivencia había llegado aterrorizado y no sé cómo ha estado, espero que el Señor haya pasado por todos vosotros.

Quería decir una cosa más sobre la adopción: quizás muchos aquí no han tenido hijos porque Dios no quiso dárselos, pero os llamó a la adopción, que es una cosa bellísima. Nosotros somos llamados hijos adoptivos de Dios, Dios nos ha adoptado como hijos. Muchos hermanos de las comunidades han solicitado la adopción de niños y rezan porque no es fácil que os den un niño: pero gracias a Dios, a casi todos dan no solo un niño, ¡sino dos, tres, cuatro niños!

***

Reunión de Kiko con los hermanos en

 “misión conyugal” (21 de octubre de 1984)

Os he convocado porque queremos vuestra colaboración en esta ruta que debemos abrir, sabiendo que para vosotros es un trabajo, un sufrimiento, pero por encima de vosotros quisiera pediros vuestra colaboración dado que estamos en una cosa sin precedentes, nueva, y se necesita vuestra experiencia. En base a vuestra experiencia esto se comienza en todo el mundo, es decir, vuestra vida sirve para abrir una senda. Cuando se abre una carretera, un túnel, siempre cuesta esfuerzo con la piqueta, las máquinas; pero una vez que está abierto y probado, ¡es fácil pasar! No tenemos tiempo ahora, pero espero que con los hermanos de mi comunidad podamos dialogar más concretamente. Os digo algunas cosas para que comencéis a meditar en ellas.


Ya habéis escuchado lo que os he dicho esta mañana: este no es un tiempo indeterminado, no es una cosa para siempre (estaréis contentos, ¿no?). Pero ya debemos delimitar, con vuestra ayuda, este tiempo. ¿Cuánto dura este tiempo? ¿Un año dos, tres, cinco? Nosotros nos inclinaríamos por un tiempo no demasiado largo.


Necesitamos vuestras sugerencias, es decir, para saber si lo estamos haciendo bien o no: qué solicitudes nos hacéis, qué consejos nos daríais. ¿Necesitáis que os cuiden más, tener más relación con la comunidad, menos relación? La relación con la comunidad durante el primer año tiene el peligro de hacer pensar al marido: "¡Entonces tú no has dejado nada!". Es decir, es una situación que estamos viendo.


Entonces queríamos empezar a hablar con vosotros, ahora que ya han pasado dos años, y pienso que los maridos o esposas de los hermanos de la comunidad nos podrían ayudar mucho porque lo habéis vivido en vuestra propia carne y podéis decir: "Creo que sería bueno hacerlo así en este caso". Entendéis que necesitamos vuestra ayuda, porque -ya entendisteis esta mañana que tratamos de salvaguardar sobre todo el matrimonio como tal-, no quisiéramos que el camino, dejándoos llevar por el entusiasmo, dañe a la pareja. Y hemos visto que a veces las parejas -como dije esta mañana- y especialmente las parejas de cierta edad, se acostumbran a una cierta vida: la esposa tiene su vida, el esposo tiene la suya, pero hay cosas que no nos parecen buenas. Quizás debamos ver si, en lugar de esperar hasta la traditio, deberíamos empezar a hablar un poco antes, en el 2º escrutinio; mandar al cónyuge ya en el 2º escrutinio e invitarlos a la iniciación a la oración, darles la posibilidad de ir a los pasos. Pensamos que es bueno, incluso si están en misión con el cónyuge, que vengan a la comunidad a los pasos.



Bien, son tres cosas: después de tres años fuera, en esta situación, después de sufrir, rezar, haber hecho todo lo posible, está claro que todo el mundo es libre y no se puede obligar al cónyuge.

Supongamos que un esposo o una esposa no quiere saber absolutamente nada del camino, especialmente si estuvo un tiempo en la comunidad y se fue por el motivo que sea: cuesta mucho, no quiere saber nada, cree que ya se lo sabe todo, aunque estén ahí, algunos han logrado reincorporarse. Entonces puede suceder esto: nosotros lo hemos intentado, incluso con sufrimiento -también de nuestra parte, que nos ha tocado sufrir-, por parte del hermano o hermana de la comunidad, pero el cónyuge no quiere saber nada en absoluto, al contrario, dice que ha recibido violencia y no acepta nada.


En este punto, después de tres años, la persona que está en comunidad decide si, en beneficio del cónyuge, es mejor para ella dejar el camino por completo y vivir en la Iglesia tradicional o en otro movimiento con su cónyuge: puede ser así, porque lo que nosotros queremos que entendáis es el amor al matrimonio como tal. ¿De qué sirve el camino neocatecumenal si resulta que no os lleva a amar a vuestra esposa o a vuestro marido? ¡Sería un fracaso, me parece que sería un absurdo!

Para nosotros sería un logro si alguna persona entendiera el amor al marido, si el camino la llevara al descubrimiento de su matrimonio hasta el punto de que se sacrifique en beneficio del marido, porque piense que si sigue en la comunidad, entonces el marido se busca la vida. O no, piensa: "Ayudo mucho más a mi marido si vuelvo a la comunidad, porque lo necesito para mi vida, necesito este alimento de la comunidad cristiana".



Es decir, pasado este tiempo, la persona decide qué le parece mejor, quedarse fuera o entrar. En el caso de que la comunidad haya hecho pasos que tú no has podido hacer, no hay problema: hacemos lo mismo con los itinerantes también, cuando otra comunidad hace ese paso va a seguirla allí y luego se reincorpora a su comunidad. En el caso de que la esposa de un hermano de la comunidad quiera hacer el camino, les corresponde a ellos decidir si prefieren comenzar las catequesis juntos y ambos inician el camino desde el principio -como les ha sucedido a muchas parejas en España y en Italia- o, dado que ese hermano ya ha recorrido un largo camino, la esposa prefiere ir a la comunidad del marido. Por ejemplo, a esta convivencia ha venido una pareja (ahora no están aquí) así: el marido había sido responsable de la comunidad, en un momento determinado fue una carga para él, estaba muy angustiado y dejó el camino; la esposa seguía en la comunidad, él lo dejó completamente y ahora, por este hecho, viendo que su esposa sufría, el marido accedió a regresar.


Pero vino a hablarnos diciendo que prefería regresar a su comunidad con su esposa, porque ya venía a las convivencias junto a su esposa, y lo hemos aceptado con amor. Él había hecho el primer escrutinio hace muchos años, y está dispuesto a hacer las etapas cuando sea posible, contento: conversaron con nosotros en esta convivencia, ambos lloraban contentísimos. Y así conocemos a muchas otras parejas.


En otros casos sabemos, en cambio -incluso en Mártires Canadienses-, que el esposo entró y la esposa, quizás porque el marido estaba celoso de la comunidad o por otras razones que pudieran tener, decidió comenzar de nuevo en una comunidad nueva. Esto es lo que queríamos deciros, esto es lo que el Señor, en la medida de nuestras pequeñas fuerzas, nos está inspirando. Si alguien quiere decir algo que pueda ayudarnos en lo que estamos haciendo, dígalo brevemente.


Existe el peligro de que la comunidad, pasado demasiado tiempo, te olvide un poco. ¡Me parece que yo os he invitado a esta convivencia todos los años! Tenemos que ver cómo ayudaros caso por caso, pero lo que necesitamos ahora es que nos ayudéis en este sentido: por ejemplo, ahora que esta convivencia te ha puesto en la gracia de Dios, en relación con el Señor, debes decirnos ante el Señor lo que debes hacer, en beneficio de tus hijos y de tu matrimonio. Este es el punto. Tú debes saberlo.

Podéis decir: "Hermanos míos, no sé decidirme, no sé verlo, iluminadme vosotros", pero queremos saber esto de vosotros porque no conocemos a vuestros maridos, no sabemos cómo están. Sabíamos que os ayudábamos diciéndoos: "Vete a casa con él", y de hecho estáis más unidos: te estabas separando de él, incluso ha venido a la catequesis, ha habido un avance.

Pero en este punto, ¿cómo podemos seguir ayudando a tu esposo? Es decir, tienes que decirme: "Kiko, si vuelvo a la comunidad ahora no ayudaré a mi marido". No sé si entiendes el punto de la situación: ¿has adquirido una conciencia del matrimonio, un amor por tu cónyuge hasta el punto de que estás dispuesto a continuar por esta senda? Y no solo pensar en si me gusta o no estar en la comunidad, sino en como puedo seguir haciendo el Camino con mi esposo.



 Puede ser que digas: "Kiko, es inútil: ya me quede en casa, ya vaya a la comunidad, creo que es lo mismo porque hoy... ante Dios creo que no lo ayudo por no ir a la comunidad, y de hecho me encuentro agobiada: creo que puedo ayudarlo más volviendo a la comunidad”. Deberías poder decirnos esto, dejando lo que dices a nuestro juicio porque está claro que nosotros como catequistas tenemos del Señor un discernimiento superior al vuestro.


¿Entendéis esto? Realmente nos gustaría que conocierais nuestra intención, porque el Señor nos da amor por vuestro cónyuge, de verdad, amor por la otra persona, queremos ayudarlo; no queremos llevarnos a uno de vosotros y dejar al otro ahí con su vida, con sus cosas, cuando podría vivir de otra manera. Y pensamos: "¿Existe una posibilidad, una opción para ayudar a esta persona o no?". Supongamos que solo hay una posibilidad entre un millón: vale la pena intentarlo, ¡vale la pena! ¿Pierdes algo? Sí, algo se pierde: ¡esta cosa nos hace sufrir, sin duda! ¡Figuraos si queremos que se salga del camino! ¿Por qué?, ¿qué ganamos? ¡Todo lo contrario!

Ya sabemos que hay que ver caso por caso, incluso con los hijos: en algunas situaciones los hijos aceptan venir a la comunidad solos, si en cambio los niños tienen problemas para ir a la Eucaristía, entonces la madre no puede quedarse en casa, debe ir a la comunidad acompañarlos.

Lo que dijo esa hermana, me parece que entendió el espíritu, porque no es fácil de entender. Hemos sido un poco drásticos, esto es cierto y os pedimos perdón, pero hemos entendido una cosa: siendo esto algo muy serio, te atreviste a entender que no era un juego, que o era en serio, ¡o no servía para nada! La gente podía creer que esto era un tiempo: "Ahora tengo que quedarme en casa, después regreso a la comunidad". En muchos matrimonios hay un desapego, en muchas parejas cada cónyuge vive por su cuenta, debemos decir la verdad. Entonces, aun sabiendo que sufristeis muchísimo, incluso aceptando que nos juzgasteis mal, que pudierais decir de todos los colores de nosotros, que nos odiabais, que pensabais mal, no teníamos otro remedio que poneros en la verdad, es decir, haceros evaluar la importancia que el matrimonio tiene para Dios.

Entonces dijimos una cosa: "Quédate en casa". El primer año, aconsejándote ir a Misa todos los días a ser posible, como ayuda, rezar el rosario pidiendo a la Virgen que os ayude, diciéndote que prestes más atención a tu marido o a tu mujer, para estar más unidos; el segundo año se hace algo diferente, ya se lo he dicho a mis comunidades. Durante el segundo año, si el esposo o la esposa quieren asistir a la Eucaristía en comunidad, pueden venir.


Es decir, esta hermana, por ejemplo, puede regresar a la comunidad al segundo año, siempre que su esposo la acompañe; si tu marido quiere venir contigo, tú vas la comunidad. Lo habíamos dicho, ¿no? Es decir, hay una gradualidad: en el segundo año se puede hacer así.


Pasamos al tercer año: ¿qué hacemos? ¿Seguimos, volvemos? Lo estamos preguntando porque no es fácil. Hemos sufrido mucho, algunos maridos se enojaron muchísimo, algunos cónyuges están en contra nuestra porque pensaron que queríamos hacer violencia, que eso es un chantaje para forzarlos a entrar en la comunidad.


Pero no, tal vez pueda parecer así sin duda alguna, puede parecerlo pero ese no era nuestro propósito. Nuestro propósito era hacer entender a los de la comunidad, hacer descubrir el amor al cónyuge: este era nuestro verdadero propósito. Si me dices que un plazo de dos años, o dos años y medio, es suficiente para que esto se entienda, que es positivo, me ayudas mucho, ¡estoy contento!


No hablo del cónyuge que no viene, hablo del hermano que está en la comunidad: le pregunto si este tiempo le ha servido para tener una luz diferente sobre su matrimonio, para entender muchas cosas que antes no entendía. Si me dices esto, ¡es suficiente para mí! Esto es importante. Si crees que en medio del sufrimiento ha sucedido esto, y si también hubo un beneficio para el otro cónyuge: puedes ayudarnos en esto. 


Sé que en muchos casos ha ido bien, aunque ha habido muchos problemas. Por ello debemos ver caso por caso, veremos las opciones, la posibilidad de regresar o no regresar. Os doy las gracias, espero que la convivencia os haya ayudado, ¡y no penséis que os hemos olvidado! Al contrario, sois algo muy querido en el camino, todas las comunidades también lo sienten. Estoy de acuerdo en que existe el peligro de olvidar, y esto debe remediarse. Os prometo que veremos los casos uno por uno, cada uno con sus propios catequistas. Veremos las soluciones poco a poco. En principio hemos comenzado a redescubrir el matrimonio, la catequesis de hoy os ayuda a nosotros.

Rogad por nosotros, hermanos. ¡Ánimo! Si queréis una bendición, arrodillémonos y recibámosla.