mercoledì 1 novembre 2023

Convivencia de Inicio de Curso 2023-24 - Extractos (I)

 



Monición a la Convivencia


Kiko: 

Carmen y yo, junto con D. Francesco Cuppini, fuimos a Lisboa después de la catequesis en Mártires Canadienses en Roma, en noviembre de 1968.

El párroco de Penha di França, D. Giao do Brito, que nos había conocido en Madrid, en el Instituto León XIII, donde nos habían invitado a hablar sobre el catecumenado, nos llamó para ir a su parroquia.

Yo, con Francesco Cuppini, nos fuimos a vivir a las barracas de Curraleira, y Carmen se fue a vivir con unas monjas. Todavía recuerdo el terremoto del 69 en Lisboa.


En Ávila conocì a don Dino Torreggiani, el cual  quedó tan impresionado con mi predicación que me dijo: “Tienes que venir a Roma”.

 Era muy bueno. Un día me dijo: “Le he pedido a Dios que todas las gracias que tenía destinadas para mí, te las dé a ti”.

Cuando llegamos a Roma nos llevó a Nápoles.


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Si venís aquí aburguesados, sin interés..., tenéis que dejar todo esto aquí, porque el Señor nos llama a la conversión. Nos espera un mundo que avanza hacia quién sabe dónde, y Dios nos encomienda una misión este año y para esta misión es muy importante prepararnos. En esta convivencia Dios nos dará dones como siempre ha hecho. No es una convivencia como las demás.

Nosotros somos un carisma en la Iglesia.

Un carisma es una gracia, dada gratis, un don que el Señor da a algunas personas para una misión que viene de Dios. Es en Él, Dios, es en el Padre, que existe este deseo de hacer algo y nos confía a nosotros esta misión. ¿Porque a nosotros? ¿A mí, a vosotros? Él nos la confía a nosotros. ¿Qué nos confía? Ayudar a la nueva evangelización en el mundo.

Dios nos encomienda una misión, por eso nos está preparando para poder evangelizar, porque tenemos la misión de llevar el Evangelio a todos los hombres. Id por todo el mundo, por todo el universo, y proclamad el Evangelio a toda criatura.

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Es importante que los cantos, las oraciones que hacemos, no queden pegados a las paredes sino que vayan más allá de ellas y sean llevados ante el Trono Santo.

El otro día leíamos un midrash de los jasidim: un rabino muy santo, un profeta, había sido elegido para presidir la oración en la sinagoga. Llega el día de su entronización, jornada de celebración en la sinagoga en la que por primera vez presidiría el culto; y él, parado ante la puerta, no entraba, ¡no entraba! Todos permanecían en silencio: pero ¿qué está pasando? Era como si hubiera un ángel parado allí, un peligro, y el rabino no quisiera entrar al templo. “¿Pero qué te pasa?”. No podían moverlo para que entrara – “¿Pero qué está pasando?” - y por fin habla y dice que ahí dentro no hay sitio.

¿Cómo que no hay sitio? Él veía la sinagoga llena, llena, llena de oraciones: la gente había ido allí a orar durante años y años, y todas las oraciones estaban pegadas a los muros; todo estaba lleno de oraciones, porque las oraciones nunca habían subido más allá del techo.

Para decir cómo la gente rezaba mal, el rabino dice que no hay ni siquiera espacio para una aguja para que él pudiera decir una oración. Se fue a su casa y no entró.

La gente hacía un culto rutinario, rezaba, rezaba, pero la oración nunca pasaba más allá del techo. Hay una oración que sube a Dios y hay otra oración que se queda pegada a las paredes.

Este es un midrash, un hecho contado como histórico para explicarle al pueblo cómo hacían una oración rutinaria: hacían Laudes, cantaban, bailaban, y dale con cantos y oraciones, pero no servían de nada.


«La figura de David es importantísima. David ve que Dios se vuelve contra él, que está enojadísimo porque le ha traicionado, ha pecado profundamente».


«Los exegetas de Israel dicen: “¿Qué diferencia hay entre David y nosotros? David dice sólo una vez 'he pecado' e inmediatamente el ángel de la misericordia se presenta ante él; mientras nosotros decimos muchas veces 'he pecado, he pecado' pero nuestra vida no cambia y seguimos cometiendo los mismos pecados. ¿Cuál es la diferencia?". ¿Sabes qué responde Israel? Que David, cuando Natán le presenta la parábola del hombre que tenía una oveja (sabéis que David tomó la mujer de otro y lo mató), inmediatamente dice: "He pecado, haz conmigo lo que quieras", reconoce en su corazón que Dios tiene derecho a hacer con él cualquier cosa porque verdaderamente es un miserable, un pecador».


«Muchas veces decimos: “Sí, sí, he pecado” porque queremos quitar en ese momento esa manchita, esa incomodidad que tenemos por haber pecado, buscando sólo nuestra tranquilidad, estar en paz. ¡Pero el resto no nos importa!»

«David entendió sólo una cosa: que la única salvación que tiene es humillarse, saciarse de humillaciones, porque sabe que en cuanto Dios ve a una persona humillada se conmueve, viendo -dice un Padre- a Su Hijo humillado, burlado. Cada persona humillada es su Hijo, incluso si esa persona no cree».



«Mientras que los demás no ven nada, David comprende ahora que cada humillación que le llega es una gracia para su salvación; porque cada humillación que sufre se cuenta a su favor contra su pecado, sirve para perdonar sus pecados, para cubrirlos, para que el perdón llegue pronto».


«David lo entendió todo, entendió el porqué de lo que le sucede, Todo lo que sucede en nuestra vida tiene un sentido, un motivo. Por eso Dios dirá de David: “He aquí un hombre conforme a mi corazón”. Porque aquí solo hace falta una cosa: humildad, ser humildes.. Porque los humildes aceptan sufrir, no murmuran contra Dios ¿Por qué no me ha de pasar esto a mí? ¿Quién me creo que soy? ¿Tiene que irte todo bien? Así piensan los orgullosos, no los humildes. Dios nos dé humildad. Es un don que nace también de la fe y del conocimiento porque el humilde es aquel que verdaderamente sabe; los necios, los orgullosos, no entienden nada».


«Cantamos el salmo 138 “Delante de los ángeles”. Dice [el salmo] que el Señor mira a los humildes, y termina diciendo: "El Señor completará su obra en mí". Somos su obra, un milagro, una maravilla que quiere mostrar al mundo. A veces nos escandaliza que nos haya elegido a nosotros que somos así, tan frágiles, tan débiles. Pero Dios muestra su santidad precisamente en nuestra maldad, en nuestros pecados, en nuestra fragilidad: muestra allí su santidad».


«Digo esto porque algunos de nosotros en nuestro orgullo no podemos tolerar nuestra debilidad, quisiéramos que Dios, al elegirnos, nos diera un temperamento diferente; nos humilla muchísimo -no obstante que somos anunciadores del Evangelio, la gente nos obedece, guardan nuestra palabra, incluso los sacerdotes nos escuchen, o los obispos, o el Papa- nos humilla muchísimo contemplar nuestra debilidad. Los soberbios no pueden soportarlo».


«"Maldito el hombre que confía en el hombre", dice la Escritura. Toda persona que confía en un hombre (la esposa confía en el marido, el marido confía en el amor de los hijos, uno confía en la amistad u otras cosas) siempre experimenta una maldición profundísima».


«Bueno, hermanos, que el Señor nos dé humildad para que siempre podamos vencer al demonio apoyándonos en el conocimiento profundo de quiénes somos».


«Muchos de vosotros hace mucho tiempo que dejasteis de saber lo que significa ser humillado, humillado, acosado, humillado, sentirse profundamente humillado, el último de todos los que estamos aquí. Ese es el sacrificio a Dios, el único sacrificio que se espera de nosotros: un corazón humillado, un corazón contrito».


«San Pablo dice que tener fe significa considerar a los demás superiores a ti, y no por educación, sino como algo que surge de lo más profundo de ti. ¡Considera a los demás superiores a ti! Sólo así podremos ser verdaderamente instrumentos del Señor. Que Dios nos salve de considerarnos alguien. "El Señor mira a los humildes"; Dios da su gracia a los humildes, a este corazón humillado (...) Dios mira a los humildes para darles su gracia, para visitarlos, para darles su Espiritu».


«Pensad que Dios lo único que quiere de nosotros es vivir en nosotros. Y no tiene cabida en nuestro corazón lleno de deseos, de ídolos. ¿Qué lugar puede encontrar Dios en tu corazón si ya lo tienes tan lleno? Lleno de sexualidad, o lleno de esa mujer, o de tu trabajo; lleno de ti mismo o de tu pereza, de tus ganas de descansar: no sé de qué está lleno tu corazón.

Dios tratará de alejarte de todo eso, del amor de tu familia o del amor de no sé quién para meterse Él en tu corazón, porque sólo cuando tu corazón sea invadido por Él y solo Él encontrará la tranquilidad, ¡la ¡paz! Y estarás contentísimo, ya sea que vayas a pasear por el bosque, que mañana salgas en coche, o pasado mañana tengas que ir a la oficina: tendrás tranquilidad, paz. Lo tendrás a Él. Lo habrás encontrado a Él: la perla preciosa, el tesoro escondido, has encontrado la Vida eterna».



«No lo sé, tal vez puedas hacer esto cuando seas viejo, en una residencia, abandonado por todos, solo: tal vez allí, ese día, el Señor podrá encontrar un espacio para decir " Aquí estoy" y ese día podrás pasar a la felicidad».


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Ascension:


«Proclamamos ahora la palabra que el Señor nos ha inspirado».


«Proclamaremos una palabra difícil pero muy importante de la carta a los hebreos, un capítulo entero (Hb 10). Habla del sacerdocio y del sacerdocio de Cristo, de los sacrificios antiguos y del sacerdocio de Cristo. Nos presenta a Cristo como quien hizo el sacrificio perfecto al entrar en la cruz».


«Este capítulo, un tanto teológico, termina hablando de los peligros de la apostasía e invitando a los hermanos a perseverar.

En este momento que vive el mundo, hemos visto que es providencial presentar esta palabra sobre el peligro de la apostasía. Hoy hay muchas cosas que parecen buenas, son leyes -cuando algo está sustentado en una ley parece bueno- y surgen muchos peligros para nosotros y para nuestros jóvenes para ser fieles a la llamada que el Señor ha hecho, a la vocación a la que el Señor nos llamó, invitándonos a vivir la fe al Camino Neocatecumenal. Siendo fieles a lo que dijo antes Kiko: el Señor nos invita a manifestar su santidad al mundo, a través de una comunidad, donde se puedan ver estos signos que son el amor entre hermanos más allá de la muerte y la unidad.

Debemos ser fieles a esta llamada que el Señor nos hizo a nosotros y a nuestros hermanos para que el Señor pueda cumplir en nosotros esta misión de ser luz para el mundo».


«Es importante para los catequistas y aquí muchos de vosotros sois catequistas. Muchas comunidades que terminan el camino son muy jóvenes y muchos jóvenes están sometidos a muchas tentaciones y necesitamos guiarlos, estar pendientes de estas comunidades que han terminado el camino. El Señor nos pedirá cuentas de lo que hemos hecho en la misión a la que nos llamó. El Señor no nos llamó a quién sabe cuántas cosas, nos llamó a mostrar este amor que verdaderamente atrae a los paganos, que llama su atención. Que se vea que nos amamos.

Es importante, en este día de oración, examinar si somos fieles a la voluntad de Dios, a lo que Él nos ha llamado a hacer: ser santos en una comunidad cristiana. Esto es lo más importante. Hacer un examen de conciencia a través de esta scrutatio de la Palabra y ver dónde está nuestra vida, ver si estamos en la voluntad de Dios, nosotros personalmente, nosotros como comunidad, si estamos haciendo la voluntad de Dios que es lo único importante».


Kiko:


«Cuando anunciamos el kerigma decimos que Dios ha mostrado en Cristo crucificado la mismísima sustancia divina, que Dios os ama hasta la muerte. Éste es Cristo crucificado: ¡Dios crucificado por vosotros, no sólo por la humanidad, por vosotros, hasta la muerte total!».


«Por eso los cristianos siempre tenemos un crucifijo en la cocina, un crucifijo en la oficina, un crucifijo en la escuela, un crucifijo en el dormitorio: ¡el crucifijo!».


«Digamos que si tú te niegas a que Cristo entre en ti, haces que Dios como que se frustre. ¡Piensa lo que implica esto! Dios es perfecto en Sí mismo, pero queda como frustrado, la obra que Dios ha hecho en Cristo está como perdida, destruida, porque envió a Su Hijo para que tú puedas ser uno perfectamente en Él. Siempre hemos dicho que el amor de Dios es unitivo, son tres personas diferentes en un solo Dios y son perfectamente uno, ¡perfectamente uno! Por eso la palabra "perfecto" debe combinarse con la unidad: son perfectamente uno. “Padre, yo en ellos y tú en mí, para que ellos sean perfectamente uno y el mundo crea. Yo dentro de ellos y tú dentro de mí porque sólo así son perfectamente uno y el mundo podrá tener acceso a la fe”».




«Ésta es la misión que Dios nos confía, es el Evangelio, es prácticamente el Evangelio: ser perfectamente uno. ¿Qué nos divide? ¿Qué nos separa? ¿Los juicios? ¿Qué te separa de tu esposa? ¿Qué no aceptas de tu esposa, qué no aceptas de tu marido? ¿Qué no aceptas de tu hija, cómo te gustaría que fuera? ¿Por qué no eres más humilde? ¿Por qué no te consideras indigno de juzgar, si tú no tienes derecho a estar aquí, deberías estar en prisión? Considérate el último y el peor de todos: no juzgues. No juzguéis, dice el Señor, no juzguéis, sed humildes, sed perfectos, sed humildes».


«¡Si no nos volvemos humildes es imposible, es imposible! Entonces Dios levantará su mano de nuestra cabeza y podría abandonarnos en nuestros pecados».


«Amémonos así, aceptando que los defectos del otro muchas veces os crucifican un poco. (…) Amor al enemigo que te detesta, te odia, te quiere suprimir. Lo normal y natural es la supervivencia, huir de quienes quieren matarte. ¿Cómo es posible que el Señor dijera: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, no los maldigáis, bendecidlos”? ¡El amor al enemigo! En el Camino decimos que muchas veces el enemigo es tu prójimo, muchas veces es tu marido o tu mujer o tus hijos, porque no son como quisieras y esto te destruye porque has proyectado sobre ellos una forma de ser y ves que no se comportan como te gustaría, y eso te hace sufrir».


«¿Por qué te hace sufrir? Por tu orgullo, porque no respetas que el otro pueda cometer errores. El error de un hijo te destruye: ¿por qué? ¿Tienes tanto orgullo que no permites que tu hijo cometa errores? Ya sabéis todas estas cosas mejor que yo».


«Amamos muy mal, no tenemos derecho a ensuciar a los demás con nuestra afectividad, la afectividad es una forma de amar que pasa del ágape al eros, decían los griegos. Es decir, en lugar de amar al otro queriendo el bien del otro y olvidándote de ti mismo (ágape), transformamos nuestro amor en un amor egoísta, utilizamos al otro para nuestro placer, para nuestro bien (eros): no tenemos derecho a ensuciar al otro con nuestra afectividad. Esto es muy profundo. Ya no respetamos la libertad del otro, con sus defectos, como hizo Dios, incluso con la posibilidad de construirse pecando, fracasando. Tenemos una dificultad grandísima para amar al otro respetándolo».


«Muchas veces, estando con el P. Mario las veinticuatro horas del día, me encuentro hablando con violencia y digo: “¿Pero por qué me irrito tanto? ¿Por qué soy tan violento con él, qué me ha hecho?”. He visto que empiezo a no aceptar su lentitud, no acepto como es: ¿por qué no lo acepto? ¿Por qué no lo acepto tal como es? Me gustaría que me aceptara más, quiero decir que ahora estoy cansado, quisiera más afecto y no lo encuentro y empiezo a juzgar, y así constantemente».


«Entonces, ¿cómo se cura esto? Se cura rezando: “Señor, tienes razón, soy un pecador: ¿por qué me irrito tanto? ¿Por qué soy tan violento? Señor, ten piedad de mí, ten piedad de mí”. Entonces voy y le pido perdón: “Discúlpame, Mario, esta mañana grité, soy un estúpido”. Nos pedimos perdón y todo vuelve a estar bien».


«También debemos aceptar nuestra imperfección, que todos somos pobres. ¡Pero qué difícil es amar al enemigo!».


«El Señor ha dicho: “si sois perfectamente uno, el mundo creerá”. Entonces, si nosotros mandamos una missio ad gentes, ¿creéis que esos pobres hermanos, llenos de defectos, serán perfectamente uno? Se critican, se juzgan: ¿hemos fracasado? ¿A qué juego estamos jugando? No, tal vez hagan una penitencial y se pidan perdón: "¡Dejemos de juzgarnos!"».


«Mirad a ese pobre hombre al que su esposa lo abandonó, era ingeniero y ahora vive en la calle con una manta, está destruido al ver que su esposa e hijos lo han abandonado. ¿Y por qué no te ha sucedido a ti? ¿Porque a ti no? ¿Te crees que eres mejor que ese? ¿Y has visto a ese otro, con el matrimonio destruido? Mira a ese otro, y a ese otro... mira, mira a tu alrededor. ¿Y tú no? ¿Crees que eres mejor que los demás? ¿Crees que eres mejor que alguien? No es verdad, todos somos pobrecillos».


«Bien, es dificilísimo amar al enemigo pero no tiramos la toalla, no nos rendimos, confiamos en que si el Señor ha llamado a las familias y las ha enviado a una missio ad gentes en un país, está bien».


«Hoy hay una campaña sobre el sexo, en todo el mundo, sobre estos niños y niñas: prostitución infantil, sexo, sexo. ¡Qué misericordioso ha sido el Señor con nosotros! Hermanos, os lo digo: Dios quiere que vayamos ahora a escrutar la Escritura».


«Orar con la Escritura significa que vas de paso en paso y de repente, cuando menos lo esperas, en un paso, en una palabra, Dios te habla porque está contentísimo de que te hayas detenido y dialogado con él a través de la Escritura».


«Nosotros decimos que el hombre tiene miedo a la muerte porque se ha separado de Dios y tiene la muerte dentro».


«Mira a nuestro hermano mayor: Dios quiere hacernos como Él, parecernos a Él. Por eso no podemos convertirnos, ni tú ni yo, si no miramos a Cristo crucificado».


«Subir a la Cruz no es cosa horrible, lo hemos dicho muchas veces, es horrible el egoísmo del dinero, del vicio, del alcoholismo, de la lujuria, de la mentira: esto es horrible, no el hecho de que Dios te llame en Cristo a donarte a ti mismo por la salvación de los hombres, hasta el punto de aceptar castrarte, por así decirlo, ser casto por amor a los hombres, por el Reino de Dios. ¡Esto sí es grande!».



«Esta mañana todos debemos mirar a Cristo crucificado y desear ser cristianos, cristianos. Empecemos a amar al enemigo, que es tu marido y pidamos perdón. Empecemos a amar al enemigo, que es tu esposa y pidámosle perdón. Empecemos a amar al hermano de la comunidad y a pedirle perdón».


«Y Dios hará el milagro de que nos persigan, nos crucifiquen y nos hagan parecernos a Su Hijo Crucificado para salvar a esta humanidad».


«Me conmueve la grandiosidad que Dios ha hecho, que el hombre pueda ser capaz de matar a Dios, somos tan libres, de cometer un pecado infame, aterrador, maldito, como matar al mismo Dios en Cristo».


«Matamos a Dios con el pecado original y cargamos con este pecado terrible, un pecado que habita en nuestra carne de soberbia, de orgullo: queremos que las cosas sean como yo quiero y no aceptamos humildemente que Dios dirija nuestra vida como Él quiera, con enfermedades, con la vejez, con falta de dinero...».


«esta forma de oración con la Escritura es algo muy importante y absolutamente necesario para un cristiano».


«Dios nos está confiando una misión que el Señor va revelando poco a poco».


«Orar con las Escrituras es algo estupendo ya que las Escrituras estuvieron cerradas casi hasta el Concilio Vaticano Segundo».


«No hay trabajo más excelente que escrutar las Escrituras. Dios se complace con el amor a la ley, con el amor a la Torá. En lugar de pasar nuestro tiempo libre con distracciones que no nos aportan nada, podemos dedicarlo a escrutar en las Escrituras y encontrar verdadero alimento, reposo en lo más profundo de nuestro corazón».


«Sabemos que debemos acercarnos a las Escrituras en un ambiente de oración, necesitamos un ambiente de humildad y oración. Por esto durante el tiempo en el que escrutemos la Escritura debes rezar cada veinte minutos. Se comienza rezando, en pie, erguidos, pidiéndole al Señor que te ayude interiormente y que te permita acercarte con un corazón puro porque Dios hablará contigo a través de las Escrituras. Luego, mientras escrutas la Palabra, de nuevo interrumpes -cada quince o veinte minutos- para que sea un flujo constante de palabra y diálogo con el Señor, al que respondes con una oración. Es así un ambiente religioso, muy sagrado, donde la nube de la Shekina de Dios desciende sobre este pueblo que está inmerso del todo en la Sagrada Escritura, en su Palabra».


«Si la Escritura no te dice nada te pones en pie y dices: “Señor, ¿por qué tienes que hablar conmigo si yo no pienso en ti para nada? Tienes razón, ¿por qué tienes que hablar conmigo que no siento nada, que no quiero estar aquí ni leer la Escritura ni nada?”. ¡Detente y humíllate! Como siempre os he dicho, este Libro tiene siete sellos y sólo un Cordero degollado puede abrirlos».


«Nosotros los cristianos somos corderos degollados, debemos ofrecer el cuello para ser degollados».



«Sólo el Cordero degollado vence a la Bestia que tiene garras de oso y boca de león, el Cordero degollado. ¿Tienes que aprender a poner el cuello para que tu marido te lo corte con su violencia, con su palabra? Sí, si quieres ser cristiano. ¿O consideras que el Cristianismo es un absurdo? A vosotros la verdad os ha sido revelada en Cristo crucificado: has renegado de ella, la has expulsado de ti. ¿No la queremos? Atención, tendremos que dar cuenta a Dios de las cosas que nos ha dado y nos ha dicho».



«Conviene que hoy tú dejes entrar a Cristo en tu casa. “Déjame entrar en ti, porque yo y tú juntos podemos salvar a la humanidad”. Un Padre decía: “Convertíos hoy y el mundo será redimido”, convertíos vosotros hoy y el mundo entero será redimido. De ti, de tu conversión, depende la redención del mundo».


*


 «la nueva época que el Papa Francisco anunció a los cardenales hace años: "Hemos entrado no en una época nueva, sino en una nueva época que va a cambiarlo todo"».


«Una nueva época en la que han aparecido muchos engaños del demonio, es decir, el demonio está como desatado para engañar a los hombres. Hablaremos de esta lucha, de esta batalla, a la luz del libro del Apocalipsis porque precisamente el libro del Apocalipsis fue escrito para apoyar a las comunidades cristianas en un mundo de persecución, que puede ser sangrienta, puede ser de muchos tipos».


«Esto también es para nosotros, porque el Señor dice de todos, especialmente de los grandes profetas, pero también de todos: "Antes de que nacieras te vi, te conocí".

Entonces Jesús dice: “¿Os sorprende que os haya dicho que os conocía? Veréis cosas mucho mayores, veréis a los ángeles del cielo descender y ascender”. Nosotros que hemos sido llamados al Camino ya hemos visto cosas aún mayores».


«Ver los cielos abiertos: lo que hizo el Señor al llamarnos al Camino, nos abrió los cielos».


«Nuestro verdadero enemigo es el demonio que luego se encarna en personas, en ideas, en cultura, en filosofía, en política, en economía, y nos mantiene a todos esclavos bajo su poder. Como decía muchas veces Carmen, nuestra vida está inmersa en un misterio que nos sobrepasa. Aquí vivimos más o menos tranquilos, pero estamos llamados a vivir una vida que nos lleve a la vida eterna, en la eternidad que ya comienza ahora. Y si nos hemos convertido en templo del Espíritu Santo, es claro que el demonio nos combate y nos persigue».


«Cualquier cosa puede suceder [en el año entrante]. En estos años no sé si os habéis dado cuenta de cuántos terremotos, cuántos volcanes, cuántas inundaciones ha habido, y gente que se queda sin nada, sin casa: “Lo he perdido todo”. Sobre la tormenta de granizo en Milán los periódicos escribieron: "El apocalipsis, ha llegado el apocalipsis" y podría llegar en cualquier momento».


«Todos tenemos que pasar ya sea por la vejez o por la enfermedad o por los problemas con el marido, con los hijos, con la esposa. Pero es importante que no los interpretemos como dice el acusador, el demonio, que nos hace murmurar, nos hace rebelarnos, sino que las veamos con los ojos de Dios, de la fe, es decir, que son gracias, ¡gracias!

El Señor nos dará martillazos, pero no tengamos miedo, porque esto es parte de la iniciación cristiana, incluso cuando el camino ha terminado, incluso después del matrimonio espiritual. Dice el Papa Benedicto XVI en el Año de la Fe: "La fe es un camino que termina con la muerte"».

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 «Celebramos la Eucaristía aquí en medio, hemos sido introducidos por Cristo en su santuario, estamos sentados a su mesa, a la mesa de las naciones. Todos los evangelios dicen: Yo mismo los haré sentar a mi mesa, yo mismo pasaré y les serviré. Algunos quieren poner una barrera delante del altar, pero el Concilio Vaticano II dijo no separarlo excesivamente como si la misa fuera cosa de los sacerdotes y el pueblo solo asistiera; “va a misa”, pero no participa».


«Es maravilloso ir a las naciones a ofrecer este nuevo culto espiritual [¿el kikismo?], presentándole hombres al Padre, arrancando a los hombres de la ceguera de su vida, arrancándolos de la esclavitud del demonio por el miedo que tienen a la muerte, porque han experimentado la muerte por dentro y son esclavos. Les aterroriza la muerte, no pueden sufrir, tienen que escapar durante toda su vida. Pero es imposible escapar de la muerte, tarde o temprano llegan las enfermedades y la vejez. Pero nosotros les damos esta victoria en Cristo crucificado y resucitado, le damos a la gente la victoria sobre la muerte. ¡No puede hacerse un regalo más grande!».


«Se vive en combate, siempre, porque la fe es combate. La fe debe defenderse, y el que no quiera defenderla sepa lo que dice San Pablo; Dios ya ha hablado una vez: Quien vende su primogenitura por un plato de lentejas, sepa que después no podrá recuperarla ni siquiera con lágrimas».


«Fuisteis llamados a ser primogénitos, a vosotros os ha sido dada la promesa: ten cuidado de no vender la promesa la primogenitura, el amor de Dios por un plato de lentejas, porque te ofrecen de comer».



«¡Cuántas veces me ha ayudado el Señor: convivencias, problemas, comunidades, angustias! Y el Señor siempre ha sido buenísimo, bueno con nosotros, Santo con nosotros. Él siempre nos ha protegido, nos ha ayudado, ha hecho de todo. Apenas sufríamos un poquito, inmediatamente viene como una madre amorosa a ayudarnos».


ASCENSION presenta la lectura (Ap 12, 1-17).



«Vemos cómo el mundo, con este transhumanismo que ya vivimos, está tocando profundamente a la civilización y al hombre, y está traspasando el límite, los límites de la dignidad humana: los científicos están haciendo cosas sin control y no sabemos a dónde pueda ir este transhumanismo».


«Lo ideal es que la tecnología, la ciencia sea para el bien del hombre, pero bajo esta premisa entra todo lo que estamos viviendo, que es pavoroso. Por ejemplo: el cambio de sexo de los menores; si uno es libre y puede hacer lo que considere mejor para su bien, entra en esta situación aterradora de la sociedad y sobre todo que tantos desastres está provocando en las familias, entre los adolescentes. Si uno puede utilizar todo para su “bien”, si Dios no existe y es él quien decide qué es lo mejor, nos encontramos con estas situaciones aterradoras».



«La mujer con esta manzana del poder, de la independencia, del deseo de ser independientes han cambiado el mejor trabajo que es tener un hijo, educar a un hijo, formar un hombre para la sociedad, por ir a trabajar, por tener poder social».


«Hoy nos encontramos con este desastre de familias que no aguantan más. Estos días escuché que hay un nuevo tipo de familia llamada DINK, acrónimo en inglés de “double income no kids”, que indica dos solteros sin hijos y con dos sueldos. Nueva tipología de familia: sin hijos y con dos sueldos. Tiene mucho éxito entre gente con estudios, diplomados, con buena situación económica y que se juntan sobre todo para viajar, para pasar la vida: el axioma es no tener hijos».


«La consecuencia de esto es el útero de alquiler, la explotación de la mujer y muchas cosas de la bioética, muchos hijos que los padres ricos quieren y no sabemos a dónde va esta ciencia sin ética».


«Todo esto para entender dónde estamos, qué estamos viviendo: el cambio de sexo -que conocemos todos-, pero nuestros jóvenes, que son débiles, caen en estas trampas, en este malestar en el que se encuentran los adolescentes es muy fácil pensar que la solución es cambiar de sexo, el porcentaje de chicos ha crecido exponencialmente de un modo increíble».


«Por eso es bueno todo lo que hacemos por los jóvenes».



«Este movimiento WOKE, que quiere cambiar la historia -en España es muy fuerte: España no descubrió América y no ha hecho nada-. Quieren que la historia de España comience en el siglo pasado. Un movimiento que viene de la ONU y llegará a todas las naciones, que quiere hacer desaparecer la fe, la Iglesia: en el fondo hay un ataque contra la Iglesia y la civilización cristiana».


«Todo lo que hacemos por los jóvenes es bueno porque están expuestos a muchos peligros. Especialmente aquellos que hacen el cambio de sexo, cuando lees el testimonio -puedes encontrar muchos en internet- muchos dicen que comenzaron con internet, viendo la propaganda de cambio de sexo».


«El peligro que acecha a un menor a través de un móvil es grandísimo, porque detrás del móvil hay muchos que están dispuestos a "matar" a adolescentes y niños. No sólo la pornografía sino que también existen estos peligros. Las estadísticas dicen que la pornografía ha aumentado y que ha bajado la edad de los niños que empiezan a verla. ¿Cómo podemos defendernos? ¿Qué podemos hacer? No le des un arma a alguien que se pueda matar. No le des un teléfono móvil a un niño o menor de edad. Esto es difícil, pero los padres deben conocer estos peligros, los padres que le den un teléfono a un niño o un adolescente deben poner filtros. Y siempre hay que controlarlo».


«Debemos decir a los padres -tantas cosas dependen de los padres- que hagan bien las laudes del domingo, que hablen a los hijos con la verdad. Algunos no las hacen y esto es un gran daño para los niños».


EZEQUIEL:



«Muchas veces repito que uno de los grandes dones que Dios ha dado a la Iglesia a través del Concilio Vaticano II ha sido devolverle la Palabra de Dios. Todo el Medievo, y el mismo Concilio de Trento, es bastante pobre en Palabra de Dios, ricos en teología, si se quiere, pero la vida espiritual de los cristianos no se alimentaba del Libro de la Escritura. (…) El Concilio Vaticano II volvió a poner la Escritura en el centro de la vida de los cristianos, puso este Libro en sus manos, en manos de la Iglesia, del pueblo de Dios».


«Nosotros debemos estar inmensamente agradecidos al Camino que durante todos estos años nos ha dado este don, el más grande: abrirnos de año en año, de etapa en etapa, la belleza y la riqueza de la Escritura».


 «hoy, en el cuestionario, tendremos la oportunidad de reflexionar sobre el otro gran don que el Señor nos da a través del Camino: el don de la comunidad cristiana». 

«A mí esta convivencia me parece un don enorme, este año en particular, precisamente porque abriéndonos para captar los anuncios que se nos harán, podremos ponernos en camino con una libertad, con una nueva generosidad nueva. Porque veo cómo nosotros, hermanos de las primeras comunidades -lo digo por mí, en primer lugar- tendemos un poco a acomodarnos, a pensar que nos merecemos un poco de descanso. ¡No es verdad! (…)¿Quién podrá llevar a cabo esta misión?»




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