sabato 9 marzo 2019

KIKO ARGUELLO: ANUNCIO DE CUARESMA 2019 (4)

Immagine correlata

Por eso tenemos que estar todos muy agradecidos al Señor de que nos haya elegido para que le ayudemos a salvar la Iglesia, a salvar el mundo, a llevar el Evangelio a las naciones.
Y es maravilloso que podamos vivir nuestra fe en una comunidad cristiana, nuestra fe. Y cuando algunas familias parten, queda su comunidad que reza por ellos y que les sostienen y todo lo que estamos haciendo en estos momentos en todo el mundo que es verdaderamente impresionante.
Estamos verdaderamente sobrecogidos, sorprendidos y muy agradecido a que
el Señor cuenta con nosotros que somos todos pecadores y muy débiles.
Por eso, esta misión que nos encomienda, pasa por la Vigilia pascual.
El Señor, comprendiendo nuestra debilidad y nuestra pobreza, ha establecido sacramentos de salvación que alimentan nuestra fe. Pues de entre todos los sacramentos, el más importante es el Triduo Pascual, del cual celebramos, en cada Eucaristía, la Pascua; se le llama a la Misa del domingo la Pascua de la semana.
El Año Litúrgico tiene un centro que es el Triduo Pascual, la celebración de la Pascua, la noche en la cuál conmemoramos la victoria de Cristo sobre la muerte. Y se conmemora, se hace presente. En esa noche decimos: ¡De nuevo el Señor pasa, pasa ahogando al faraón que tenemos dentro todos, el faraón del egoísmo, y pasa resucitándonos con su Hijo Jesucristo! Por eso en esa noche bautizamos a nuestros hijos y tenemos una piscina en medio de nuestra asamblea. En esa piscina no solamente metemos a los niños, al hombre viejo de nuestros hijos de forma que bautizados reciben la gracia bautismal, reciben una gracia impresionante de amor, de la vida eterna, de la vida nueva de Dios habitando en ellos; antes habitaba el demonio, ahora habita Dios gracias al Bautismo. Pero eso no sucede solamente en nuestros hijos sino que eso queremos que se realice en cada uno de nosotros en la Noche Santa. Pero hay que prepararse para que en esa noche en la que pasa el Señor realmente se realice en ti este acontecimiento de que tu hombre viejo sea sepultado y que tú nazcas con la gracia de tu Bautismo a una vida nueva. El Señor te necesita santo, nos necesita santos. No podemos ser un grupito más de la Iglesia, un grupito religioso: los neocatecúmenos o esas cosas. ¿De qué hablamos? ¿Os interesa eso? ¡A mí no me interesa para nada un grupito en la parroquia! ¿Qué es eso? ¡Yo no doy la vida por eso, yo doy la vida por un pueblo nuevo, un pueblo cristiano donde todos están dispuestos a partir a la evangelización!
Bien hermanos, en preparación a esta Cuaresma, la Iglesia nos presenta las
Tentaciones de Cristo. Cristo se va al desierto y va a vivir cuarenta días y cuarenta noches ayunando. Él se enfrentará al Shemá: «Escucha Israel, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón». Jesucristo, antes de comenzar su misión, es sometido a un examen, el mismo examen al que somos sometidos nosotros en esta Cuaresma, que es el Shemá. Seremos sometidos todos a esto: «Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas». Esto tiene que ser verificado. ¿Y cómo sabemos que amamos a Dios con todo el corazón? Dios, para preparar a su pueblo, lo llevará al desierto. Porque, dice el Señor: «Te llevé al desierto para vieras lo que tenías en tu corazón y si estabas o no dispuesto a obedecerme y a amarme» (cf Dt
8,2). Ellos descubrieron que en su corazón no estaban dispuestos a obedecer a Dios, porque descubrieron que tenían un corazón lleno de murmuración contra Dios, de juicio contra Dios, se dieron cuenta de que eran un pueblo malvado. Pues esa fue la preparación que hizo Dios con su pueblo: llevarlos al desierto para que conocieran quiénes eran y qué es lo que tenían dentro de su corazón. Y después, cuando vieron su desobediencia, su orgullo, su soberbia, aceptaran que Dios comenzara con ellos una obra de educación a la fe, una obra de verdad, de amor, una obra importante.
Pues eso va a hacer con todos nosotros, Él quiere educarnos al amor. ¿Cómo hará el Señor para que se realice en nosotros el Shemá: amarás a Dios con todo tu corazón?
Pues lo lleva al desierto. Y cuando el pueblo descubre que su corazón está lleno de amor a sí mismos y que en lugar de amar a Dios, como no aceptan tener sufrimientos, pues ven que están llenos de murmuración contra Dios. Entonces, con este descubrimiento, conociéndose a sí mismos, se quedarán sobrecogidos. O sea, reconocerán: «¡Yo soy un murmurador! ¡Soy un soberbio! ¡Soy un burgués! Soy uno que está pensando nada más que en pasarlo bien: en las vacaciones, en tener dinero Y en cuanto no tengo esto murmuro contra Dios. ¿Cómo puedo ser cristiano? ¡No soy cristiano! ¡Soy el anti-cristiano! ¡Los cristianos están crucificados con Cristo!».
Pues mira: ¡ya has aprendido mucho, te has dado cuenta de que por tus puños es imposible para ti, que tú en el fondo detestas sufrir, detestas la cruz de Cristo! Entonces no tienes más remedio que mirar al cielo y pedirle al Señor misericordia. Porque si no eres cristiano ¿para qué estás aquí? ¡Es mejor que te vayas! ¿Qué hacemos aquí? ¿Perder el tiempo?