domenica 10 marzo 2019

KIKO ARGUELLO: ANUNCIO DE CUARESMA 2019 (5)

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Dice Cristo: «El Padre y Yo somos uno, perfectamente uno. Felipe, quien me ve a mí ve al Padre». Esto es muy importante que lo sepáis, que sepáis cómo Dios ama: Dios ama haciéndose uno en nosotros. ¿Qué quiere decir que Dios se hace uno en mí? Pues que Dios no se reserva nada, Cristo no se reserva nada para Él, está todo en mí, está totalmente uno en mí, de forma que quien me ve a mí ve a Cristo.
Así ama Cristo, dándose totalmente. Y nos invita a nosotros a amar a los demás así, no a amar un poquito haciendo un servicio a uno o haciendo un favor a otro. No, no, nos invita a ser uno. Dice Cristo a una comunidad: «Si sois perfectamente uno el mundo creerá» (Jn 17,23). ¿Y cómo podemos hacer para que en nuestra comunidad se dé la unicidad de Dios, que seamos todos perfectamente uno en Cristo? Piénsalo, piensa un momento cómo en el fondo tú, en tu comunidad, no eres uno con nadie; aparte los juicios y otras cosas.
Pero somos llamados a ser perfectamente uno en Cristo. Por eso necesitamos rezar y pedir al Señor que nos haga uno para que el mundo crea: «Si sois perfectamente uno el mundo creerá». Porque el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo son tres personas, un único Dios, son uno. Esto, que se da en la Santa Trinidad, quiere Dios realizarlo en la Iglesia, en las comunidades.
«¡Mirad cómo se quieren, son uno, perfectamente uno! ¡Mirad cómo se aman!». Esto decía el mundo pagano viendo a los primitivos cristianos, se quedaban verdaderamente admirados de su amor, de cómo se querían, de que eran perfectamente uno en todo, también en el dinero.
Estamos haciendo Catequesis en las familias con paganos, con no bautizados.
Está todo el mundo lleno de paganos, de gente no bautizada que no conocen a Jesucristo; saben que existe la Religión católica, que hay iglesias, los curas y todas esas cosas, pero nada más. ¡Y no les interesa absolutamente! No quieren verse encasillados en una parroquia o en una iglesia. Detestan esto. Pero en las familias sí están dispuestos a escuchar. No les invites a la parroquia que no vienen, invítalas a tu casa y entonces sí están dispuestos a venir. Para llegar a lo que significa una estructura de parroquia se necesita mucho tiempo y el mundo pagano no está preparado para eso. Pero sí está preparado para encontrarse y hablar contigo porque le impresiona la música que empleas cuando hablas, en esa música él advierte alguna cosa nueva.
Hay una anécdota que conocéis de los aborígenes de Australia que nos contaron el equipo itinerante. Nos dijeron que estaban haciendo Catequesis con los aborígenes después de muchos años. Venían los aborígenes caminando descalzos de lugares lejanos. Y, al final, cuando estaban terminando las Catequesis, decidieron explicarles la Pascua enseñándoles los signos del Seder Pascual hebreo. Y llevaron el pan ácimo, las yerbas amargas, el huevo, un trozo de hueso del cordero… Los signos del Seder.
Y los indios comenzaron a levantarse y a tocar aquello todo asombrados. Y dice uno de los catequistas: «¿Qué pasa? ¿Qué sucede?». «Nada, quieren saber qué es esto». «¡Pero lo estamos explicando, estamos diciendo lo que es esto!». «Ya, pero es que aquí nadie entiende nada del lenguaje que utilizáis». «¡Ah! ¿No? ¿No entienden el inglés?». «No, no entienden nada». «Pero cómo: ¿llevamos aquí tres meses hablando y nadie entiende nada?». Y les responden: «No». «Y entonces ¿por qué vienen?». Y le dijeron: «¡Por la música!». «¿Cómo? ¿Qué música? ¡Si no estamos cantando nada!». «Al hablar usáis una música: este pueblo es un pueblo aborigen y tienen un concepto de la vida muy distinto de vosotros. Ellos ven una huella y saben si es su tío o su prima, saben todo». Y dice: «¿Pero qué música?». «¡La música que utilizáis al hablar, la música, la entonación!». «¿Y qué ven en la música?». «¡Que lo que decís es verdad, que es la verdad!». «¡Pero si no entendéis nada!». «¡No importa, estamos escuchando la verdad!». Esto que os cuento es histórico, los aborígenes australianos estaban allí solo por la entonación, la música les hacía ver que lo que decimos es la verdad. Después aprendieron el inglés y están allí muchos de ellos en comunidad, hemos hecho comunidades con los aborígenes; pero nos han enseñado muchas cosas.
Por eso es muy importante que seamos verdaderos, porque todo lo que tú eres lo expresas cuando hablas a través de la entonación. Hay curas que cuando dicen la Homilía usan un retintín que ya sabes que lo que está diciendo no te interesa, porque no suena verdadero. Y no es verdadero no porque lo que diga no sea verdad, porque está diciendo cosas de la Iglesia, sino porque no suena auténtico; hay que ser auténticos, vivir en la verdad de lo que dices con palabras. Está esperando el mundo que seamos auténticos; y no les podemos engañar. Le digo a un cura: «Mira, tú serán muy bueno, pero usas un retintín que no hay quien te soporte». «¿Qué es eso del retintín?». «Pues la música que empleas que muestra que no estás en la verdad, que estás en pecado; no te digo si has pecado gravemente cometiendo un pecado mortal, no, pero tu vida no funciona». Porque todo lo que tú eres se expresa en la música que empleas al hablar, lo que tú eres de verdad: lo que has sufrido, lo que estás viviendo.